La estrambótica pelea ha quedado en el olvido, y el mundo del boxeo debe sentirse feliz. El hecho de que Conor McGregor haya resistido hasta el décimo asalto ante un boxeador de 40 años, retirado y sin la pegada necesaria para noquear a rivales de verdad no fue algo memorable, salvo para el responsable de manejar las cuentas de McGregor. No se puede negar que McGregor y Floyd Mayweather Jr. concitaron la atención con un espectáculo que básicamente se ciñó a lo que pronosticaron los expertos. Sirvió como un momento de puro entretenimiento. Pero ahora viene la pelea de verdad — y vaya pelea que será. Saúl “Canelo” Álvarez contra Gennady Golovkin es lo mejor que podría darse para un deporte en medio de una suerte de resurgimiento. Se miden el sábado en un combate del peso mediano que había sido objeto de la misma clase de expectativas para los puristas del boxeo que el reto de McGregor a Mayweather para los fanáticos de la UFC. Son dos boxeadores que se encuentran en las listas de los mejores libra por libra. Entre los dos acumulan sólo una derrota. Golovkin está invicto y expone sus tres cinturones de campeón mundial mediano. Y a diferencia de Mayweather, “Canelo” y “GGG” saben noquear. “No es una pelea”, dijo el kazajo Golovkin. “Es una guerra”. Como quiera llamarle, se vislumbra como la pelea más esperada del año. No es exagerar cuando se dice que podría ser el mejor duelo en los medianos desde que Marvin Hagler y Tommy Hearns protagonizaron un clásico de tres asaltos hace 30 años. Los estilos son lo que marcan las peleas, y estos dos rivales son explosivos. “Los dos vamos a dar una pelea en la que cualquiera puede ganar por nocaut”, dijo Álvarez. “Ambos tenemos la pegada para ganar por nocaut”. Que el combate se produzca apenas tres semanas después de que McGregor y Mayweather lograron generar 4 millones de compras de pago por ver no fue culpa de los boxeadores ni de sus promotores. La pelea se anunció en mayo, previo a que se pactara el pleito Mayweather-McGregor. Oscar De La Hoya, el promotor de Álvarez, no ocultó su desprecio por la Mayweather-McGregor, enviando un tuit con una palabra obscena previo a la pelea. Opinó que todo era una falta de respeto al boxeo. Pero pareció quedar conforme con el dinero que se gastó en Mayweather-McGregor, y los fanáticos del boxeo también abrirán sus carteras para este combate. No venderá como la más reciente, pero deberá generar cifras enormes en pago por ver. En Estados Unidos, el interés de la comunidad mexicana es inmenso por Álvarez. “Voy a tratar de hacer mi parte para que sea memorable y entrar a la historia como uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos”, dijo Álvarez. El “Canelo” es un ídolo en su natal México, un país apasionado por el boxeo. Sale en comerciales de cerveza junto a Sylvester Stallone y es taquillero. Su derrota de 2013 ante Mayweather fue la cuarta pelea con más compras de pago por ver en la historia. Ahora se dispone subir al ring como un mediano, luego de esperar dos años para aceptar el combate contra Golovkin, en las 154 libras. Tendrá que sacar a relucir la pegada con la que ha conseguido 34 nocauts, ante un kazajo que ahora reside Los Ángeles, ha vencido antes del límite a 33 oponentes y ha salido triunfante en sus 37 peleas como profesional. Se trata de algo inusual en el boxeo, dos estrellas en su apogeo en una pelea que seguramente marcará sus carreras. Ambos asumen enormes riesgos, pero con formidables recompensas, bolsas sobre los 10 millones de dólares. Golovkin hará su 19na defensa del título, a una del récord de 20 en la división mediana fijado por Bernard Hopkins. Ha peleado en todas partes menos en Las Vegas, la capital mundial del boxeo, donde debutará contra Álvarez en la nueva T-Mobile Arena. La pelea ofrece todo lo bueno que puede dar el boxeo, un deporte que recientemente ha estado en alza. Una pelea entre los mejores, una por la que clamaban los fanáticos. Y, pase lo que pase, nadie saldrá con excusas.
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