Michael Phelps no ha tenido ganas de volver a nadar. Al menos por ahora.
El deportista más condecorado en la historia de los Juegos Olímpicos disfruta de su matrimonio, su hijo y de la libertad para hablar sobre temas polémicos como el dopaje.
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Pero, en una declaración seductora que no descarta del todo otro regreso a la piscina, Phelps dijo a The Associated Press que podría ser difícil mantenerse alejado del agua, especialmente si acude al próximo campeonato mundial en Budapest.
“La verdadera prueba será si voy al mundial este verano, ¿me darán ganas de nuevo?”, dijo Phelps en una entrevista telefónica el martes.
El estadounidense ya contemplaba volver a nadar tras su primer retiro cuando acudió al mundial de 2013 en Barcelona, y no tenía duda alguna de que competiría en sus quintos Juegos Olímpicos cuando terminó esa competencia.
“Pensé, ‘esto es un chiste, ¿cómo puede ser que estos tipos naden tan lento?”’, recordó Phelps, quien se sintió especialmente motivado por el pobre desempeño del equipo de relevos de Estados Unidos. “Ya veremos si me dan esas ganas de nuevo”.
Por ahora, dijo que está contento con su vida en el retiro, que incluye un nuevo contrato de patrocinio con Colgate en el que aboga por la conservación del agua.
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Aunque Phelps viaja constantemente por compromisos de negocios, pasa mucho más tiempo con su esposa Nicole y su hijo Boomer, quien cumplirá su primer año en unas cuantas semanas.
“De vez en cuando, ya se pone de pie solo”, dijo Phelps. “Se está moviendo todo el tiempo, y le encanta. Es divertido verlo. Todos los días hace algo distinto, algo especial. Es un placer poder presenciarlo, es algo increíble. Nicole y yo estamos maravillados, a veces todavía nos miramos y decimos, ‘wow, tenemos un hijo, este es nuestro hijo”’.
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