En lo que inviertes tu tiempo, inviertes tu vida. Si bien es cierto que en esta vida todo tiene solución y nada es imprescindible; el tiempo que pasó no regresa. Aunque tener una mentalidad abierta a soluciones y optimista me lleva a pensar que cada experiencia tiene un propósito si sabemos reconocer la lección aunque nos tome mucho tiempo.
Existe una teoría en la cual se establece que el tiempo lo creo el humano y que es una simple ilusión. Del mismo modo, me gusta vivir con sentido de urgencia. No es lo mismo que vivir a prisa. Vivir con sentido de urgencia significa querer aprovechar el tiempo al máximo y no querer desperdiciar ni un segundo del regalo de estar viva. Quiero hacer todo lo que pueda hacer, ver todo lo que pueda ver, vivirlo todo y sentirlo más. ¿Cómo reconocer la diferencia? Vivir con sentido de urgencia emociona, porque significa que estás abierta/o a oportunidades y a todo lo que esta vida tiene para ofrecer. Vivir a la prisa causa ansiedad, estrés y muchísima angustia porque nace de la necesidad.
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Al final del día estamos compuestos de energía y dice la ciencia que ni se crea, ni se destruye. Con esto quiero decir que siempre está en movimiento, entonces es normal de esperar que oscilamos entre los días buenos y los no tan buenos. Los describo así para que los puedan identificar, me gusta pensar que no existe esa polaridad y que nuestros días son simplemente llenos de propósito. Visualizar la vida desde este punto de vista ofrece paz, al menos para mí. De chiquita me enseñaron que todos los días son importantes porque siempre se aprende algo nuevo y es algo que llevo conmigo siempre.
Fin de la historia es que tu vida es tuya y es solo una. Ocúpala con energía de la buena, comienza todo desde tu centro y con que lente vas a experimentar tus días. Comienza y termina contigo, hasta que no te responsabilices totalmente de tu vida será muy difícil ver cambios verdaderos. Recuerda que todo tiene solución y siempre hay otra opción.
