No podemos inspirar con solo palabras, inspiramos cambios con acción.
Sucede que a veces sentimos que podemos ayudar a otros con las cosas que desde otra perspectiva podemos identificar… pero no es tu trabajo, ni el mío. Podemos tener toda la mejor intención y las ganas de sumar… pero no es tu proceso, ni el mío. Esto a veces puede resultar complicado de entender… ven y te explico.
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Cada cuál avanza a su tiempo y a su manera, es un viaje individual donde todos tenemos algo que aprender. Tenemos que aprender a no querer controlar el proceso de otros, podemos aconsejar una persona mil veces y verla cometer el mismo error mil y una más. No es hasta que uno mismo decide ser un agente de cambio en su vida que sucede. Creo que a veces las personas se enfocan muchísimo en controlar el proceso de los demás porque tienen miedo en atender el suyo y resulta más fácil enfocarse en el del prójimo. Piensan que el problema siempre está en el otro que “no cambia”, pero el verdadero cambio sucede cuando dejamos de apuntar a otros y miramos hacia adentro. ¿Qué puedes modificar tú hoy, en ti? Como siempre digo… todo comienza y termina contigo. Dicen que para atraer las cosas que queremos a nuestra vida primero tenemos que hacerlas realidad dentro de nosotros mismos. Dicho esto, solamente hay una cosa que puedes controlar y eso eres tú.
¿Será posible que una persona puede cambiar radicalmente? Yo digo que sí, pero tiene que nacer de un deseo genuino por esa persona y no porque se le imponga. Los hábitos son difíciles de corromper, dicen que toma 21 días para crear o romper uno. ¿Crees tú que es posible?
