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Opinión de Denis Márquez: Oro boricua

Lee la columna de opinión del representante por el Partido Independentista Puertorriqueño, Denis Márquez.

Denis Márquez | Columnista

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La nacionalidad puertorriqueña se manifiesta de diversas formas y el deporte es una de sus vertientes principales. Siempre que una deportista, un equipo, una delegación nos representa, en todo Puerto Rico se crea una emoción colectiva en la que reafirmamos lo que somos ante el mundo.

Las olimpiadas son el encuentro multideportivo de las naciones del mundo y, a pesar de nuestra condición colonial, hemos concurrido desde el 1948 cuando obtuvimos nuestra primera medalla gracias a Juan Evangelista Venegas.

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Siempre estará presente en nuestra memoria colectiva el gran triunfo de nuestra selección nacional de baloncesto masculino en Atenas 2004 contra los Estados Unidos, una victoria trascendental vigente aún casi dos décadas después.

En varias olimpiadas hemos obtenido medallas de plata y bronce y, el anhelado “oro boricua” nos llegó en Río de Janeiro 2016, con el histórico triunfo de Mónica Puig en tenis de campo, una gesta que conmocionó al país entero y provocó una inmensa “explosión” de nuestra puertorriqueñidad.

Las Olimpiadas de Tokio 2020 han sido un derroche de emociones boricuas; los utuadeños Adriana Díaz y Brian Afanador portando nuestra bandera junto a nuestra delegación, presentes a pesar de la crisis de la pandemia y de los problemas económicos, pero sobre todo dignidad y orgullo por nuestro país; las “12 guerreras” de nuestra selección nacional de baloncesto, dando el todo por el todo en cada juego y luchando por la justicia y la equidad; los 37 atletas llevando a todo una nación consigo, como lo resumió Melissa Mojica, tres veces olímpica en judo: “Me llevo la bandera impregnada en el corazón por el resto de mi vida”.

Fue esa bandera la que ondeó más alta en Tokio con el maravilloso triunfo de Jasmine Camacho-Quinn en 100 metros con vallas, nuestra segunda medalla de oro. Una nación paralizada atestiguó cómo durante 12.37 segundos llevó consigo a una nación “de aquí y de allá”, a millones de boricuas alrededor del mundo, que presenciaron el triunfo de Puerto Rico, nuestra nación, nuestra Patria.

 

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