El otro día me detenía a pensar sobre varios de nuestros problemas más recientes. Controversias que van desde el grupo de empleados de Recursos Naturales que no podían salir de Isla de Mona hasta asuntos mucho más complejos como la ola de violencia o el descontrol de los turistas indisciplinados o la crisis permanente con el transporte marítimo a Vieques y Culebra Todos tienen un problema común: la falta de dinero.
Vamos con calma. Recordemos aquella situación con el grupo de empleados de Recursos Naturales y contratistas de esa agencia que estuvieron una semana sin poder regresar a la isla grande porque no se encontraba forma de sacarlos de Isla de Mona. Entonces, la discusión se centró en que había que “rescatarlos” y en cómo sacarlos del lugar. Nos indignamos con la “inacción” de sus supervisores. Pero una mirada más allá de la superficie desvelaba que el problema en realidad era que esa agencia, como tantas otras, se ha convertido en una fachada. El cascarón de lo que antes fue. De las tres lanchas disponibles en Cabo Rojo, las tres tenían desperfectos. Las motoras acuáticas yacían en una esquina, llenas de moho y en total mal estado. La flota terrestre también estaba en precario, lo mismo que el recursos humano. La agencia apenas cuenta con vigilantes porque su última academia fue hace 10 años. Y esa escasez se convierte en falta de eficiencia. ¿Cómo se supone que una agencia encargada de velar por nuestros recursos naturales lo haga si no tiene empleados?
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Tome ahora el caso de la Autoridad de Transporte Marítimo y el problema con Vieques y Culebra. La furia del país se centró sobre la figura de Mara Pérez. La funcionaria terminó renunciando pero, como en otros casos, su salida es una distracción del problema central. Mara Pérez se fue pero allí dejó un déficit de más de $20 millones en la operación de la agencia. Pérez, como sus antecesores, solicitó sin éxito un aumento presupuestario para salvar esa deficiencia y poder adquirir una flota de embarcaciones en condiciones. El Gobierno se lo negó hace un año y se lo volvió a negar ahora. Entonces, sin el dinero necesario para operar de manera eficiente, ¿cree usted que el nuevo Director Ejecutivo podrá resolver los problemas de transporte? La respuesta parece evidente.
Ese mismo problema de escasez de recursos comienza a provocar una verdadera crisis en la policía. Queremos que los agentes arresten a turistas indisciplinados, den el tránsito, hagan redadas, atiendan querellas por violencia de género y -en fin- protejan vida y propiedad. Sin embargo, todos sabemos -incluyendo al Gobierno- que el número de agentes es escaso y que por lo mismo resulta evidente que es insuficiente para todas las tareas que hemos querido asignarles. ¿La respuesta de la oficialidad? Hoy, como siempre, convocamos a “reuniones de emergencia” para “cambiar estrategias”y “reasignar recursos”. El problema es que los “recursos “que reasignan son los mismos porque el dinero también es igual de poco. Para atender adecuadamente la escasez de agentes resulta ineludible graduar más policías. Pero, para lograrlo, habría que hacer ese oficio más atractivo garantizando a los futuros policías mejores salarios y sistema de retiro. Pero aun sabiendo del problema los gobiernos y la Junta de Control Fiscal no han identificado los fondos para alcanzar alguna de estas metas. como consecuencia: apenas se gradúan agentes mientras grupos policiacos adelantan que durante el 2021 podrían abandonar la fuerza otros mil policías.
La escasez de recursos ha sido y es causante de los problemas que enfrentan agencias como el Departamento de Salud, el Departamento del Trabajo y, por si fuera poco, el marcado y creciente deterioro de nuestros edificios históricos y patrimonio. De una vuelta por los edificios custodiados por el Instituto de Cultura, incluyendo el Archivo General, para que compruebe cómo se deterioran a pasos agigantados. Pero para esas estructuras y custodiar lo que representan, no se asigna dinero suficiente.
¿Es acaso que el Gobierno no ha pedido el dinero suficiente en sus partidas presupuestarias? ¿O será que la Junta de Control Fiscal se ha negado a la asignación de recursos? Sea cual sea la respuesta, el problema sigue siendo exactamente el mismo. ¿Quién lo resuelve?