Desde el pasado 3 de noviembre, los resultados electorales, aún con dudas en muchas contiendas, nos han presentado un nuevo cuadro político. Esa nueva realidad surge de la diversa composición política que al parecer tendremos con un gobierno estatal del PNP, un Senado con pluralidad popular, una Cámara con mayoría popular y 4 delegaciones de minoría, y alcaldías prácticamente divididas a la mitad entre el PPD y el PNP. Ese cuadro nos presenta lo que ya es obvio: la nueva era política puertorriqueña llegó, y va a requerir dialogo y respeto en la divergencia para llegar a acuerdos.
Ante ese panorama, me parece un grave error del gobernador electo Pedro Pierluisi su respaldo a que el PNP apruebe legislación sobre estatus durante las últimas horas que les queda de poder, a la carrera, como quien quiere hacer su última trampita, usurpando así la función de la próxima asamblea legislativa. Me parece equivocado que Pierluisi se preste para esta acción, máxime cuando, para adelantar cualquier cosa durante los próximos 4 años, necesitará de la disposición de esa nueva composición legislativa a la que le quieren jugar la trampita.
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Las medidas que ahora pretenden aprobar a la carrera buscan darle facultades a Pierluisi hasta para establecer fechas y detalles de un supuesto plebiscito o para asignar presupuesto a una comisión de legisladores “federales” decorativos, todo a través de órdenes ejecutivas y sin pasar por la evaluación legislativa. Esta acción del PNP, más que evidenciar que no han entendido el mensaje del País, coloca a Pierluisi desde ya actuando de mala fe a solo un mes de que comience un nuevo cuatrienio en el que más que nunca necesitaremos todos avenidas de consenso pavimentadas por el respeto mutuo.
El gobernador electo aún está a tiempo para recapacitar y demostrar que respeta a quienes al igual que él hemos sido electos para trabajar en un nuevo gobierno a partir del 2 de enero de 2021. Pierluisi resultó ser el lanzador de turno en este nuevo juego, no recapacitar e insistir en esta artimaña equivale a que su primer lanzamiento va directo a la cabeza del bateador y no a la zona de strike, lo que sin duda provocará que se vacíe el “dogout”.
