Por el momento, dos realidades reinan en la campaña presidencial demócrata.
Realidad #1: El senador Bernie Sanders de Vermont ganó el voto popular tanto en Iowa como en New Hampshire, lo cual le da a su campaña el “momentum” que todo candidato busca en los primeros comicios.
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Realidad #2: Según el informe de Gallup de hace dos meses: “Seis de cada 10 demócratas e independientes con tendencia demócrata preferirían ver al partido nominar al candidato con la mejor oportunidad de vencer al presidente Donald Trump, aun si esa persona no comparte sus puntos de vista sobre los asuntos que consideran importantes en términos de política pública. En ese sentido, la mayoría busca identificar el candidato más elegible.
Si se puede resumir, entonces, el “estado de ánimo” demócrata es básicamente el siguiente: “Nos gusta Bernie. Él es un guerrero. Pero tememos que, si lo nominamos, él perderá en el otoño. Necesitamos a alguien que verdaderamente pueda hacer el trabajo de derrotar a Trump”.
En esta coyuntura, el “momentum” de Bernie parece estar generando una ola de pánico a través del ecosistema demócrata, ya que nos lleva de vuelta a la pesadilla del 2016. Lo que ayuda a explicar por qué los demócratas de toda la nación de momento comienzan a identificar las virtudes de Mike Bloomberg, exalcalde republicano de Nueva York. Mike no es exactamente lo que los demócratas tenían en mente, pero para el Super Tuesday se habrá convertido en Brad Pitt.
Muchos asumen que Bloomberg no puede ganar la nominación de este electorado del Partido Demócrata, el que casi nominó a Sanders sobre Hillary Clinton. En cambio, opino que alguien que unifique a los votantes demócratas más moderados y pragmáticos ganará prácticamente todos los grandes estados a partir del Super Tuesday. Y es ahí cuando comienza de lleno la campaña de Mike.
No es difícil ver a Bloomberg como quien ganará nominación al final del camino. Los demócratas creen que con Sanders o Elizabeth Warren perderán ante Trump. Muchos tienen reservas sobre Biden y saben que Buttigieg no va a ganar el premio de jugador más valioso siendo un novato.
Sí, Bloomberg puede proyectar algo sobrio; no es exactamente carismático. Pero todas las cosas que lo habrían hecho aburrido en campañas electorales presidenciales anteriores lo hacen atractivo ahora, y sobre todo, lo hacen elegible sobre Trump y es ahí que está el factor determinante.
