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Gobierno roto

Lea la opinión de la periodista Mariliana Torres

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Estamos de vuelta al verano en que, por indignación y coraje, se le enseñó al mundo que Puerto Rico se respeta. Nuevamente, trataron de tomarle el pelo a la gente. Es más que obvio la necesidad imperante en la zona sur, donde decenas de familias sufren la pérdida de sus hogares, escuelas y trabajos luego del terremoto y las réplicas constantes.

Ha sido muy duro observar a los tuyos en la agonía de la pérdida. Y de repente usted y yo nos enteramos de que el Gobierno sigue en las suyas, que no aprendió y sigue burlándose del dolor ajeno.

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Este Gobierno está roto y no entiende los objetivos para los cuales fue elegido. Aquí cada cual ha ofrecido a la prensa todo tipo de excusas para no verse implicado en el escándalo de guardar y esconder suministros.

Considero que todos los periodistas deben ser más astutos y no conformarse con respuestas donde la mentira es obvia. Gracias al periodismo ciudadano se pudo descubrir lo que se sospechaba para luego llevarlo a la red nacional. Todavía hay muchas preguntas sin hacer ni contestar.

¿Puede alguno de ustedes creerle a la alcaldesa de Ponce, María Meléndez, que desconocía que en su municipio había un almacén con suministros? Se nota que tanto ella como los demás que dicen llamarse líderes no están pasando necesidades. Y luego, para colmo, el Gobierno amenaza con radicar cargos a los que se llevaron los suministros. Dígale eso a una madre que ve a su hijo pequeño durmiendo encima de una toalla en un parque, picándole todo tipo de insecto y, cuando despierta, ignora el torbellino a su alrededor. En estos momentos cuando la noticia sigue creciendo, hay que ser más puntiagudos.

En ello, el periodismo regional se ha posicionado, pues, al trabajar todos los días la zona, tiene más fuentes de información en asuntos específicos. Se han dado a conocer documentos que autorizan la utilización de espacios como almacenes, con la firma de altos funcionarios gubernamentales que parecería que firmaron sin leer. Si se fijan, las fallas administrativas y los intereses personales han roto el Gobierno aplastando consistentemente al pobre y a la clase media. Todas esas personas que han perdido sus hogares son gente decente y trabajadora que todos los días sale a laborar para que su familia coma.

Un buen ejemplo son los pescadores que, desafiando el peligro de los sismos, se han sumergido a las bravas aguas. Lo tienen que hacer porque no tienen ayuda de nadie. El oeste y el sur de la isla son zonas olvidadas por los Gobiernos, excepto en época electoral. Lo que sucede es que el terremoto les adelantó y les recordó a los políticos lo malos que han sido.

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Hay que investigar que está sucediendo en cada municipio afectado, en términos administrativos. Verificar las minutas de las asambleas municipales y revisar qué fue lo que se aprobó y en favor de quién. Cuánto dinero se ha desembolsado en asuntos inútiles y por qué se está ocultando información pública. Los residentes de cada uno de esos pueblos tienen el poder para reclamar todo tipo de documento público y exigir que atiendan sus reclamos no como favores políticos.

A veces, me pregunto por qué hay que estar suplicando cuando los Gobiernos tienen el deber. A los políticos se les están acabando las excusas y las mentiras. Hay un pueblo que exige ser escuchado y atendido. Conformar comisiones de comisiones para investigar no resuelve la situación. ¿Hay algún administrador que pueda tomar decisiones inteligentes a favor del pueblo sin violar la ley?

A todos los periodistas ciudadanos que están haciendo un trabajo excelente: mantengan la cobertura en las redes sociales. Darla a conocer también es solidaridad.

En momentos en que el país está sumido en interrogantes, la prensa debe reforzar su cometido de convertirse en herramienta de denuncia social.

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