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Jornada parcial, engaño total

Lea la opinión de Armando Valdés

marcha Milla de Oro/ 30/agosto/17

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La trayectoria retórica del Gobierno, sus entuertos y enredos, con el asunto de la jornada parcial, llegó a su punto culminante. El resultado es un engaño total y absoluto, un colapso de la credibilidad de esta administración con pocos precedentes en la historia política moderna de Puerto Rico. No quiero decir por esto que Ricardo Rosselló se lleve desde hoy el título del gobernador más embustero de nuestra historia, aunque ciertamente, es un fuerte contendiente para el título. Ahora bien, su uso de un lenguaje tan absoluto, sin espacio para interpretaciones o cualificaciones, lo dejó al desnudo.

Me refiero por supuesto a su ya famosa aseveración sobre su voluntad implacable de resistir la “imposición” de la jornada parcial. “Si me meten preso, que así sea, yo no voy a implementar una reducción de jornada laboral”, dijo el gobernador según reseñó este rotativo el 7 de agosto. Esta semana, en cambio, se amilanó. Primera Hora reseñó ayer en portada que el gobernador “echa para atrás” al no descartar la reducción de jornada. Rosselló dijo, a preguntas de periodistas sobre su disposición de implantar la reducción de jornada: “Como gobernador, yo no me voy a limitar a ninguna medida si lo tengo que hacer por el mejoramiento del pueblo de Puerto Rico”.

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Lo que ha dejado a muchos boquiabiertos es cómo el gobernador fue sometido a la obediencia sin que se disparase ni el primer tiro en la contienda legal entre la Junta y su gobierno. El visual que él mismo colocó en las mentes de tantos puertorriqueños —la de todo un gobernador vestido con un mameluco anaranjado y tras las rejas de la cárcel federal en Guaynabo, defendiendo las habichuelas de miles de servidores públicos— quedó opacada por la cobardía y la pusilanimidad que exhibió esta semana. El contraste entre una cita y la otra levantó indignación y, según lo veo, marcaron al gobernador como ningún otro desliz de su joven administración.

Las falsedades no se quedaron ahí. Esta semana, mi compañero en esta página, el secretario de la Gobernación, William Villafañe, dijo que la jornada parcial había sido incluida por la Junta sin consultarlo con el Gobierno, a última hora, y dio a entender que hasta de forma ilegal y unilateral. “En este caso no se cumplió con los requisitos de ley para incluir e insertar este tipo de enmienda que, a final de cuentas, fue incluida de manera unilateral sin consultarlo con el Gobierno,” expresó el funcionario a Radio Isla el 29 de agosto.

Esta expresión, parte de un ejercicio para confundir y generar lo que en EE. UU. llamarían fake news o alternative facts. Se rebate fácilmente ante las múltiples instancias en las que el gobernador celebró el plan fiscal como suyo y adelantó que cumplirían con las contingencias fiscales para evitar la reducción de jornada incluida en el propio plan. “Hoy, con mucha satisfacción, le comunico al pueblo de Puerto Rico que la Junta de Supervisión Fiscal validó nuestro plan,” dijo el gobernador el 13 de marzo en el evento que televisaron desde el jardín hundido de La Fortaleza. “Me aseguraré de que tengamos el dinero líquido para no afectar el salario de los empleados públicos,” continuó, admitiendo que la jornada parcial, y las contingencias para evitarla, estaban incluidas en el plan.

Para colmo, ayer el propio José Carrión III, presidente de la Junta, en una prolongada gira por los medios de comunicación del país, refutaba al gobernador, advirtiéndole incluso que en el tribunal se sabría la verdad sobre cómo el Gobierno y la Junta colaboraron para incluir en el plan fiscal la reducción de jornada. “Yo le puedo decir… que la limitación a la jornada laboral está porque se acordó con el Gobierno de Puerto Rico. Ahora el Gobierno alega que eso no es así,” decretó Carrión ayer en NotiUno.

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Todo esto se suma a una larga lista de incongruencias, falsedades, medias verdades y embustes totales que durante los pasados ocho meses he ido detallando sistemáticamente en este diario. Mintió cuando le dijo a Pudge que se pagarían los gastos de la comisión de cabilderos anexionistas de fondos privados. Mintió cuando dijo que no viviría en Fortaleza. Mintió cuando dijo que había una APP para construir el Disney del Caribe en Ceiba. Mintió cuando dijo que ampliaría Mi Salud a 50,000 beneficiarios adicionales, para luego quitarle el plan médico a cerca de 41 mil puertorriqueños. Mintió cuando dijo que le asignaría más fondos a la Universidad de Puerto Rico. Mintió también cuando dijo que para este verano habría bajado el IVU.

O engañan a sabiendas, o improvisan con negligencia. Cual de las dos peor para un gobernador que prometió establecer control y transparencia sobre el Gobierno de Puerto Rico con un plan que decía haber delineado durante toda su larga candidatura para que su primer empleo fuera el de primer mandatario. Cual de las dos peor para un pueblo que hoy, más que nunca, necesita un gobierno con credibilidad, y que al final del día será el que acabe encarcelado por las mentiras y los desmanes de Rosselló y su equipo.

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