Desde la campaña, el equipo de Ricky Rosselló ha insistido en la disciplina y planificación estratégica que traería el mandatario al ejercicio de gobernar. Ricky venía con el Plan para Puerto Rico, el Plan Tennessee, la Ruta del Progreso, el Modelo para la Transformación Socioeconómica, y un sinnúmero de otros eslóganes eleccionarios haciendo las veces de un programa de gobierno.
Ya en el poder, sus publicistas nos han vendido que Ricky se despierta a las 3:30 a.m. y solo duerme 15 minutos – parado y encorbatado. No bebe, no fuma, no compra billetes de la lotería ni boletos para una rifa del Club de Leones. Su mirada es penetrante y le permite saber lo que esconde el corazón de la persona que tenga de frente. Su control sobre el aparato gubernamental es férreo pero flexible. Es un modelo de disciplina. Como buen ajedrecista, ve en su mente cómo forzará el jaque mate antes de que su oponente siquiera se haya sentado a jugar – y sí, le ha ganado a Garri Kaspárov.
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Su manejo de la situación fiscal, sin embargo, contradice el dogma de este culto a su personalidad que lo rodea y que tiene como adeptos incluso a algunos miembros de los medios de comunicación de nuestro país. La realidad es que no pueden ocultar tanta improvisación detrás de la propaganda caudillista del nuevo régimen. Peor aún, los platos rotos los pagaremos los contribuyentes. La Junta de Supervisión Fiscal espera ver – según el plan fiscal aprobado – $3,689 millones en ingresos adicionales del Estado durante los próximos 36 meses. Cualquier fallo en los estimados acabará saliendo de nuestros bolsillos. Veamos el historial del infalible Ricky.
¿Tenía un plan fiscal o no? El 28 de agosto de 2016, en el periódico El Nuevo Día, el entonces candidato decía, en una columna de su autoría, que “nos hemos preparado con un plan fiscal sólido que contempla la reducción estructural del gobierno”. El 21 de febrero de 2017, Metro publicaba su primera entrevista con Ricky desde La Fortaleza. En ella, el gobernador nos aclaró, según leía el abstracto del artículo, que cuando “aseguraba que tenía un plan y que estaba listo para gobernar, se refería a un plan de política pública y no a un plan fiscal”. Ahora nuevamente dice que tiene un plan fiscal, y todos, aun los miembros de la Junta, dicen que es de él. Veremos si pronto reniega su paternidad.
¡A fumar se ha dicho! A pesar de que él evita todo vicio y tentación humana, Ricky y su gobierno pretendían generar más de $150 millones adicionales aumentando el arbitrio al cigarillo, según reportó El Nuevo Día el 30 de marzo de 2017. Esta proyección habría representado un incremento inmenso considerando que en el año fiscal 2016, según datos de Hacienda, el gravamen sobre productos de tabaco solo ingresó $100.3 millones. El 21 de abril de 2017, El Nuevo Día reportaba que el gobierno reconocía “las grietas en el plan fiscal” y admitía que el impuesto al cigarillo solo dejaría $52 millones.
¡A jugar también! Se espera que en la próxima sesión extraordinaria de la Legislatura el gobierno incluirá la medida para aumentar el marbete de las máquinas de entretenimiento de adultos a $3,000. Con esta medida esperan que un total de 23,000 máquinas estimadas alleguen $69 millones al erario público, según reportó Caribbean Business el 11 de julio de 2017. ¿El problema? En el año fiscal 2016, según datos de Hacienda, estas máquinas solo generaron $131,000. Quiere decir que en el mejor de los casos, el gobierno tiene constancia de solo 1,310 unidades. Pretender encontrar otras 21,690 máquinas y sus dueños, y lograr que paguen un nuevo marbete de $3,000, parece casi imposible.
¡Pa’l verano a bajar el IVU! El 9 de febrero de 2017, El Vocero reportaba en portada, “Para verano la reducción del IVU”, según expresiones del Secretario de Hacienda. En el mismo rotativo, el 17 de julio de 2017, la subsecretaria del Departamento admitió que, ya llegado el verano, no estarían incluyendo la reducción del IVU en el proyecto legislativo a presentarse en agosto.
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¡A desvestir todos los santos! Según el plan fiscal, a los municipios pretenden quitarles los subsidios estatales y duplicar la tasa efectiva del CRIM, esencialmente pasándoles la papa caliente a los ayuntamientos y sus ciudadanos. El BGF además ya adelantó que confiscará la mayor parte de los depósitos de los municipios, contagiándolos de la crisis fiscal estatal. A la Universidad de Puerto Rico le quitarán $450 millones, luego de que en campaña Ricky prometiera una inyección de esa misma cuantía a la institución, según un artículo publicado el 19 de septiembre de 2016 en Metro. Y en el más burdo de los casos, El Vocero reportó, el 17 de julio de 2017, que para financiar la reducción de $200 millones en las contribuciones de los asalariados, aumentarían en igual cantidad los impuestos a las personas que trabajan por cuenta propia. Al próximo día, Thomas Rivera Schatz adelantaba que tal aumento no sería aprobado en el Senado.
Un equipo, improvisando y disfrazando.