Patriota, “persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien”. Patria, “tierra natal o adoptiva ordenada como nación, a la que se siente ligado el ser humano por vínculos jurídicos, históricos y afectivos”. Nación, “conjunto de los habitantes de un país regido por el mismo gobierno […] de un mismo origen y que generalmente hablan un mismo idioma y tienen una tradición común”. Definiciones de la Real Academia Española.
Luego de leer esto, concluyo que el cuestionar el patriotismo del pelotero Iván Rodríguez por decidir unirse a la causa de la descolonización de Puerto Rico, con la estadidad como vehículo, es una imbecilidad, tan imbécil como cuestionar que un independentista guste de tener dólares americanos, billetes yankees. Dos pensamientos imbéciles: uno de izquierda y uno de derecha.
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El pasado 18 de enero, nuestro orgullo Pudge, porque nunca dejará de serlo, logró entrar al Salón de la Fama del Béisbol norteamericano, y todo el pueblo, independentistas, estadistas, estalolibristas, agnósticos ideológicos y demás celebraron ese evento. No había una cuenta de red social de todos mis conocidos que no hablaran del orgullo que sentían por Rodríguez. ¡La madre el que hablara mal de él! Que si Iván era humilde, que si era un orgullo, que su amor por Puerto Rico, pa aquí y pa allá, que si era una ser humano honesto, etc.
Cuando el gobernador Ricardo Rosselló anunció que Rodríguez integraría la Comisión de la Igualdad, para cabildear a favor de la estadidad en Washington, muchos de los que elogiaban a Iván, fruncieron el ceño y ahora hasta lo acusan, sutilmente, de hacerlo a cambio de que lo ayuden con unos proyectos privados. Antes de anunciar ser estadista, Iván era humilde y honesto. Luego de expresar que es estadista, entonces puede ser un truquero, interesado y deshonesto. Iván Rodríguez es un pelotero multimillonario, por lo que dinero le sobra.
Hace unos meses tuve la oportunidad de compartir y dialogar con él, y me contaba de los distintos proyectos que trabajaba, deportivos y fuera del ámbito del deporte. Es una persona en edad productiva, y si usted cree que él tiene todo el derecho de seguir trabajando y de traer proyectos privados a la isla, ¿por qué ponerle ahora un signo de interrogación? ¿Solo porque apoyó abiertamente la estadidad? Claro, si hubiera sido la independencia o la soberanía, no habría ningún signo de interrogación. Eso es hipocresía en su máxima expresión.
Iván no ha hecho nada que lo lleve a dejar de ser un ejemplo para nuestros niños, nuestra juventud y para toda la sociedad. Si usted lo admiraba antes del anuncio de que cree en la estadidad, y ahora dice que lo sigue admirando “peeeero…” o si lo cuestiona, critica o se burla, pues usted es de las personas fanáticas más del montón, por más intelectual y maduro que intente proyectarse.
El cantante René Pérez aboga por la independencia. Sus defensores muelen vidrio con el pecho por su derecho a expresar y hacer lo que él entienda que deba, en favor de la separación de Puerto Rico de Estados Unidos. Nadie puede decir nada en contra de él sin que reciba una zafra de insultos, burlas y críticas. El pelotero Carlos Delgado, un orgullo como deportista, filántropo y ser humano, también cree en la independencia de Puerto Rico, y debemos respetar su derecho a expresarlo. José “Piculín” Ortiz aspiró a un puesto electivo por el Partido Popular Democrático y también debía respetarse. O sea, aquí solo debe respetarse la opinión de las figuras públicas, en terminos ideológicos, si se declaran antiestadistas. “Ohhhh, yo respeto que exprese su ideología, peeeero…”. Cuando usted tiene esa doble vara, su patriotismo es uno hipócrita.
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La entrada de Rodríguez al Salón de la Fama es gracias, principalmente y en esencia, por su paso por el Major League Baseball (MLB) en Estados Unidos. Su alegría, la de usted que me lee, como puertorriqueño, fue por ese logro en las Grandes Ligas y usted lo celebró porque, aunque fue por una liga estadounidense, entiende que él representó y representa nuestra bandera. Si la isla fuera un estado, Rodríguez también habría entrado e igual sentiríamos que nuestra insignia volvía a entrar a ese privilegiado lugar de Cooperstown.
Regresando al inicio de este escrito, yo no tengo duda que el estadista Iván Rodríguez, al igual que el independentista Carlos Delgado, siente amor por su tierra natal, por el conjunto de habitantes de este país que posee un mismo origen, que hablamos el mismo idioma, que tenemos una tradición común, y procura todo su bien. Por lo tanto, Iván Rodríguez, siendo estadista, sigue siendo un patriota boricua. El que piense que el patriotismo es una palabra ideológica exclusiva del independentismo o del sector soberanista tiene la misma capacidad intelectual que el que cuestiona que un izquierdista use dinero americano. Esos dos casos son una imbecilidad al cuadrado.