Atraídos por esos rincones que pasan un poco desapercibidos y que cuentan con historia y belleza, encontramos el Puerto Hermina y el Puente La Bellaca en Quebradillas, Puerto Rico. Llegamos justo antes de que salieran los primeros rayos de sol y nos encontramos con un amanecer perfecto, un mar dándonos la bienvenida, un viento que nos abrazó, y al final, el encuentro con la historia: las ruinas.
Al ver el puerto, rápido nos transportamos a toda su historia. Cuentan que se construyó en el siglo 18 y que sirvió como guarida al pirata puertorriqueño Roberto Cofresí. En estas ruinas se cree que guardaba su mercancía de contrabando que también dicen que repartía con las personas del área. Con los años, esta área de Puerto Rico se convirtió en el pueblo de Quebradillas.
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Puerto Hermina tiene una magia especial rodeado de naturaleza. Esa mañana todo fue tranquilo y placentero, por esa sensación que te provoca estar frente al mar, escuchar el ruido de sus olas y recibir los primeros rayos de sol llenos de vibra positiva. Al rato, llegaron varios surfers que, sin pena ni gloria se metieron en el agua fría para “coger” olas, mientras las ruinas y nosotros éramos sus espectadores.
El nombre Hermina corresponde a una familia española que tenía propiedades cerca del puerto. Vale la pena darse la vuelta y admirar las ruinas de lo que fue el fortín construido en piedras, y madera que ya no está. Para pasar el día, hay gazebos, zafacones para que deposites la basura y mantener nuestras playas limpias, y estacionamiento pequeño. Aquí admirarás la belleza del área y podrás tener un pasadía entre historia y ruinas presentes.
En cuanto al Puente La Bellaca que conecta por la parte de atrás de Puerto Hermina, queda a 8 minutos en carro desde las ruinas o viceversa. El puente te ofrece un escenario diferente desde las alturas. El azul del cielo contrasta con los colores de la vegetación y el azul turquesa del mar que se ve al fondo. ¡La vista es espectacular!
El puente, cuyo nombre significa ‘grandeza’, se lo pusieron los españoles por una gran quebrada que pasaba debajo del puente cuya altura es de 125 pies. La quebrada ya tristemente no existe. Al imaginarla desde el medio del puente, da ese cosquilleo que provocan las alturas.
Para llegar tienes que estacionar en un área residencial y caminar por un camino tipo maleza que te llevará directo al puente y a su espectacular vista al mar. El viento se hace sentir. Aquí lo miramos todo mientras recordábamos que es una estructura construida hace 111 años. ¡Atrévete a recorrerlo de lado a lado!
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Y para terminar nuestro recorrido, seguimos explorando el área, sus carreteras y sus barrios, y llegamos al Puente Blanco también en Quebradillas. Por este puente pasó el tren que recorría la isla, luego se dejó de utilizar y se le hicieron modificaciones para que pasaran carros. En el 2008 fue cerrado debido a su gran deterioro. No se puede transitar y está prácticamente abandonado. Curiosos al fin, porque nos encantan los puentes, nos asomamos por una esquina para apreciar su diseño y descubrimos un viejo patrón de arcos y columnas de hormigón. Definitivamente nos remontamos en la historia.
Puerto Hermina, Puente La Bellaca y el Puente Blanco son tres buenas razones para explorar más la parte norte de nuestra isla. ¿Ya fuiste?