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La ruta hacia el nuevo Puerto Rico

Pero no debe alarmarnos que la Junta y la administración Rosselló estén implementando su agenda, a eso vinieron, ese siempre fue su plan.

El gobernador Ricardo Rosselló Nevares ofreció su primer mensaje televisado al país esta semana y lo selló diciendo que, con la ruta que se estaba emprendiendo, construiríamos “el nuevo Puerto Rico”.

Su mensaje sirvió para confirmarnos que, contrario a lo que muchos pudieran pensar, al Gobernador no se le ha perdido su “plan planificado para planificar la ruta”, sino que lo está implementando al pie de la letra y sin vacilaciones.

La ley que permite vender activos del gobierno de manera acelerada sin ir a subasta pública, la reforma laboral, la suspensión de convenios colectivos, el proyecto del empleador único, la ley que permite al gobernador remover a miembros de las juntas de gobierno de las corporaciones públicas porque estos no gocen de su confianza y el virtual desmantelamiento de la Comisión que se supone audite la deuda pública, todo es parte del plan.

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La ruta a la que el gobernador aludió en su mensaje es la misma por la que hemos transitado hace años y nos han llevado a una mayor pobreza, emigración y encarecimiento de nuestra calidad de vida.

A la clase media, los pobres, pequeños comerciantes y más vulnerables nos exigen sacrificios mientras el presidente del Senado otorga jugosos contratos a políticos fracasados o seriamente cuestionados y los Anaudi de la vida, sin importar la administración que gobierne, se hacen partícipes del “banquete total”.

Mientras la Junta déspota impuesta por Estados Unidos se fotutea tres millones de dólares en seis meses y realiza sus reuniones en el lujoso Hotel El Conquistador, al país se le impone más austeridad, limitaciones y amargura.

Pero no debe alarmarnos que la Junta y la administración Rosselló estén implementando su agenda, a eso vinieron, ese siempre fue su plan.

Lo que debe ocuparnos es la respuesta que demos como sociedad a esa agenda. La protesta cibernética o desde la tribuna es buena, pero no suficiente. Es necesario organizarnos, movilizarnos, denunciar, fiscalizar, combatir en cuerpo y alma cada medida que atente contra nuestra capacidad de regenerarnos y prosperar en la patria que amamos. La verdad es que nadie vendrá a ayudarnos, somos todo lo que tenemos, somos la salvación que estábamos esperando y estará en nuestras manos la construcción del Puerto Rico de justicia social, equidad y prosperidad que anhelamos.

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