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Lecciones de un GPS

De repente ha llegado a mi vida el GPS y no solo se ha convertido en mi mejor amiga (la bauticé Sally, porque la mía es gringuita).

Recuerdo como en mis años de reportera de televisión la única forma de llegar a los lugares asignados para cubrir la noticia era preguntando.  Fueron muchas las perdidas que nos dimos los camarógrafos y yo. Y muchas las peleas para que paráramos a preguntar.  ¿Por qué será que a los hombres se les hace tan difícil preguntar cuando no saben?

Pero de repente ha llegado a mi vida el GPS y no solo se ha convertido en mi mejor amiga (la bauticé Sally, porque la mía es gringuita), sino que también, de alguna forma, en una maestra espiritual. Confieso que de primera intención la resistí.  Pero hoy puedo decir que Sally me está enseñando a fluir y a dejarme llevar, algo con lo cual he estado trabajando en los pasados dos años.

Desde hace unos meses he estado ofreciendo talleres a padres y maestros de escuela pública con una compañía que maneja fondos federales para esos propósitos.  Un día puedo estar en Trujillo Alto y el otro en Aibonito.  He llegado a lugares espectacularmente bellos, los cuales posiblemente jamás habría visitado si no fuera por mi trabajo.  Y tampoco habría llegado sin el GPS.

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Hace poco estuve una mañana en Guaynabo, en la colindancia con Caguas, y de ahí tenía que llegar a Naranjito.  Iba a tomar la ruta que yo conocía, por expresos y carreteras principales.  Pero decidí darle la oportunidad al GPS.  Me llevó por una carreterita larguísima y llena de curvas (yo no sabía que Guaynabo era tan grande y llevo viviendo aquí dieciséis años), y, de repente, me conecté con Bayamón.  En menos de veinte minutos estaba en la entrada de Naranjito.

En par de ocasiones durante el trayecto estuve a punto de virar.  Estaba segura de que el GPS se había equivocado, porque sí reconozco que a veces mete la pata y no te envía por la mejor ruta.  Pero en esa incertidumbre estriba su gran lección.  Mi querida Sally me está enseñando a sentirme cómoda al tomarme riesgos y transitar rutas no conocidas.  Te invito a que te dejes llevar tú también.

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