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Columna de Alex Delgado: Estadidad, Olimpismo y Miss Universe

Esta pasada semana, la candidata a comisionada residente por el Partido Nuevo Progresista, Jenniffer González, realizó unas expresiones sobre la estadidad y lo que es la representación de Puerto Rico en eventos internacionales, especialmente en los deportivos.

“Creo que mi equipo olímpico van a ser los puertorriqueños participando en el equipo de Estados Unidos, pero eso es una franquicia; esto es un negocio. Lo mismo podemos retener la franquicia de Miss Universe. Esto es un negocio. Así que la franquicia va a depender de la participación, y, cuando nosotros nos convirtamos en un estado, ese es uno de los asuntos que va a estar en el acta de admisión: cuáles son los términos y condiciones”, fueron parte de sus expresiones.

Puerto Rico obtuvo su soberanía deportiva en 1948. Luego de eso, nació el Estado Libre Asociado (1952). Durante todos esos años, la isla y el mundo vivió bajo el engaño de que nuestra soberanía residía en el pueblo, hasta hace unos siete meses, que dicha farsa fue admitida por el Gobierno estadounidense en cuatro instancias: la posición de la Casa Blanca en el caso de Pueblo vs. Sánchez Valle, la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos en ese caso, en el de la quiebra criolla y, finalmente, con la aprobación de PROMESA. La soberanía de Puerto Rico reside en el Congreso estadounidense.

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El Estado Libre Asociado (ELA) murió. Hay quien insiste en que es posible mantenerlo vivo cambiándole el nombre, reclamando una negociación en la que Estados Unidos nos dé más poderes autonómicos y más beneficios económicos. ¡Bendito sea Dios! Nos acaban de matar el pollo en la mano y, de verdad, ¿alguien cree que nos van a dar un ELA agrandado? El futuro de Puerto Rico, a mi juicio, va dirigido a la independencia o a la estadidad. Y, cuando hablo de independencia, me refiero desde la más pura hasta la disfrazada con el nombre de libre asociación, ELA soberano o cualquier guirnalda navideña que le quieran poner. Eso es independencia, punto.

Mucho se debate si las delegaciones olímpicas y los certámenes de belleza son negocios que no tienen que ver con los Gobiernos; en otras palabras, si Puerto Rico puede ser integrado a la nación y mantener el equipo olímpico y la franquicia de Miss Universe. La realidad es que en eso no existe. No hay estados poderosos como Texas,  California o Nueva York con una relación de ese tipo. ¿Y se la van a conceder al 100 x 35 por su suntan caribeño? Plantearle a un atleta la posibilidad de que no pueda representar a Puerto Rico en un evento deportivo es como plantearle a un estadista que la estadidad es imposible, a un  estadolibrista que el ELA no se puede mejorar o a un independentista que lo mejor es ser estado. Sencillo: NO lo van a aceptar, y se entiende.

Ahora, ese es el frosting de un serio problema. Vamos a lo medular bajo el contexto histórico en el que nos encontramos. Si se puede lograr o no representación olímpica en la estadidad, es una discusión banal en este momento. 

Miremos a Puerto Rico, veamos cómo se pierde la esperanza en el Gobierno local, cómo se sigue despilfarrando el dinero, cómo tenemos dos monopolios en quiebra, cómo sigue la politiquería en las agencias públicas y, sobre todo, cómo tenemos un éxodo masivo de boricuas eligiendo la estadidad como su futuro seguro. Lea: más de 83,000 se marcharon en el 2014 y más de 71,000 en solo los primeros seis meses de 2015. Analice los que se quedan allá y los que regresan. Allá se quedan, en su inmensa mayoría, los profesionales, y regresan, en su mayoría, los que no encontraron una oportunidad por alguna limitación. ¿De verdad que la soberanía deportiva o participar en Miss Universe debe tomar gran peso a la hora de elegir el futuro de la isla? Hay personas que dicen que eso es lo importante. Yo no. Y usted, ¿qué dice?

Hay mucha hipocresía, en especial de los Gobiernos populares que usan la representación olímpica como escudo contra la estadidad, pero no hacen un car…amba por los atletas que tienen que salir de sus trabajos de ocho horas para ir a entrenar, ya que las ayudas son menguadas. ¡Ah! Pero con los “amigos del alma” no se escatima a la hora de derrochar fondos públicos (Véase el caso de Anaudi Hernández).

Ahora se plantea que el olimpismo es la fuente de inspiración para mantener a los niños en buenos caminos. No lo creo así. Entiendo que el deporte, de por sí, debe ser esa inspiración. Sí, supongo que José Juan Barea y Carlos Arroyo, entre otros, soñaron con el olimpismo, pero también con la NBA, o, para los que gustan del baseball, un Carlos Beltrán, Delgado y Baerga soñaban con la selección nacional. ¿Y no con el Major League Baseball? Yo no tengo duda que debe ser un orgullo inmenso representar a Puerto Rico, pero la representación no se limita al comité olímpico o a Miss Universe, por lo menos para mí.

Es responsabilidad del pueblo, bajo la situación en que estamos, decidir qué considerar para el futuro de la isla y darle a la representación en eventos deportivos y concursos de belleza el peso que estime para salir del atolladero en el que nos hemos metido. La decisión es individual.

Dice Alejandro Filio, en una de sus canciones, “Porque el todo se aplaza  desde ayer para luego”. Hemos aplazado la solución del “todo” de ayer para luego mantenernos en trivialidades. Repito, hay cosas más importantes que considerar en este momento, y sin menospreciar, que el orden de prioridades. No estoy seguro de que el olimpismo o los Miss Universe estén en la mente de la mayoría del pueblo y sus necesidades.

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