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Columna de Julio Rivera Saniel: Lorenzo, el Manco y mil historias

Durante los pasados seis años el país exigió justicia en el caso de la muerte del niño Lorenzo González Cacho. “¿Cuándo radicarán?”, se preguntaban todos, como no dando crédito a la falta de celeridad en resolver el caso que a todas luces se presentaba como un asesinato.
Seis años y tres secretarios de Justicia después, finalmente explotó la bomba. A punto de cumplirse un nuevo aniversario de la muerte del niño, Justicia anunció que tenía al responsable identificado. El problema es que, luego de seis años de especulaciones, chismes, teorías conspiratorias basadas en rumores y el señalamiento público de posibles responsables, un gran sector del país no está dispuesto a creer que el Manco es el responsable de la muerte.
Todos tienen sus teorías. Que si fue Ana Cacho. Que si no fue ella, pero sabe. Que si Ana Cacho protege a su hija que mató al niño, dicen otros. Que fue un amigo de Ana Cacho. Que fue el Manco. Que no fue el Manco. Que fue este, aquel o el otro.
Ese, señores, es precisamente el problema. Todos tienen su teoría. Se aferran a ella y no están dispuestos a dejarse probar lo contrario, en gran medida por desconfianza en la oficialidad. Porque en más de una ocasión la Justicia ha mostrado señales de parcialidad, clasismo e ineficiencia. Por ello, en esta coyuntura, me parece preciso esperar. Exigir pruebas, pero con la apertura necesaria para evaluar los hechos de manera objetiva.
Ante esto sugiero los siguiente:

1.   Lo único claro en medio de toda esta confusión es que el caso ha sido mal manejado desde el día uno. Comenzando con el manejo de la escena, todo en el caso de Lorenzo huele a mal manejo.

2.   Ni usted ni yo estábamos allí en el momento de la muerte. Por lo tanto, mis teorías y las suyas son solo especulaciones. NO son prueba ni hechos.

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3.   Que usted odie o ame al Manco no es prueba de delito. Que usted odie o ame a la familia Cacho, a Ahmed Alí o a los abogados del caso, tampoco.

4.  Hacerle justicia a Lorenzo NO es igual a que “acusen al que yo creo culpable”. Justicia para Lorenzo será acusar AL CULPABLE.

5.  Alguien miente. Justicia, bajo Guillermo Somoza, descartó al Manco. Justicia, bajo Miranda, el FBI y Fiscalía federal, señalan al Manco. No pueden haber dos verdades sobre un mismo hecho. Solo la prueba en corte contestará esa interrogante.

6.  Hay que esperar a ver la prueba, si la tienen. Ni usted ni yo la vimos. Así que lo que “creemos” que pasó no deja de ser nuestra película personal.

7.  Si no hay prueba directa contra el Manco, el caso se va a caer.

8.  Más vale que Justicia tenga esa prueba. No tenerla y radicar un caso a sabiendas de que no se tiene es irresponsable.

9.  Una cosa es que el Manco no sea procesable y otra muy distinta que sea inocente. Después de todo, el individuo “loco o cuerdo” tiene expediente criminal y fue señalado por la muerte de un deambulante.

10. Si Ana Cacho fue negligente y existe prueba que lo confirma, debe ser procesada.

Que brille la verdad, aun cuando, al hacerlo, no satisfaga los intereses, las teorías y los deseos de todos.
 

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