Hace dos semanas emprendí un largo viaje para llegar hasta Madrid y estudiar sobre los diccionarios y el origen de las palabras. Entonces conocí la impresionante historia del término “azafata”, una palabra que desapareció en el siglo XVIII, pero que resucitó en el XX. Hoy te cuento la peculiar procedencia de este vocablo, que sin duda alguna te sorprenderá.
En la actualidad, “azafata” denota a la “persona encargada de atender a los pasajeros a bordo de un avión, de un tren, de un autocar, etc.”. Sin embargo, hace cuatro siglos, esta palabra tenía un significado muy distinto.
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El vocablo “azafata” se deriva del árabe hispánico “assafáṭ”, que significa en esa lengua “canastillo”. En 1600, esta palabra se usaba para referirse a la criada de la reina que llevaba un canastillo con su ropa y la ayudaba a vestirse.
No obstante, en 1800, esta profesión dejó de existir y la palabra desapareció durante casi doscientos años.
Pero, en el siglo XX, la invención del avión como medio de transporte motivó la creación de nuevas profesiones, como piloto, copiloto y las ayudantes de los pasajeros, a las que decidieron llamar “azafatas”, resucitando así este antiguo nombre.
De esta forma nos llegó la palabra “azafata”, que ahora admite la construcción masculina “azafato”. En el pasado se refería a las sirvientas de la reina, mientras que hoy denota a los asistentes de los vuelos.
Este drástico cambio de significado deja en claro una cosa: que los hablantes hacen la lengua y que la lengua responde a las necesidades de sus hablantes.