Imagina que no puedes dormir y a tu lado hay un reloj que marca con un sonido cada segundo que pasa.
Ese paso implacable del tiempo suena amplificado en la economía internacional cuando cada 24 horas el déficit del sistema de pensiones en ocho de las mayores economías del mundo crece en US$28.000.
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Una verdadera bomba de tiempo que estallará el año 2050 cuando el dinero disponible para las jubilaciones tenga un déficit de US$400 billones, según el estudio "Viviremos hasta los 100, ¿cómo podemos solventarlo?, elaborado por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés).
La cifra es tan gigantesca que, para dimensionarla, habría que decir que es equivalente a 5 veces el tamaño de la economía mundial.
El análisis, que incluyó a Estados Unidos, Reino Unido, Japón, Canadá, Australia, China, India y Holanda, señala que no hay que esperar tres décadas para ver cómo podría desmoronarse el financiamiento de las jubilaciones.
Han Yik, jefe de la división de Inversionistas Institucionales del WEF, le dice a BBC Mundo que los efectos de esta crisis latente están a la vista en la actualidad y que el país más afectado es EE.UU.
"En Estados Unidos el nivel de personas en bancarrota a partir de los 65 años está aumentando a niveles sin precedentes".
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Entre 1991 y 2006, el problema se ha triplicado, afectando a 3,6 personas por cada 1.000 habitantes, dice el experto.
La amenaza del "triángulo inverso"
Mientras que en Reino Unido la situación tampoco es alentadora, Japón ha intentado impulsar estrategias para adaptarse económicamente a esta realidad, por ejemplo, a través de la expansión del mercado que ofrece servicios para la vejez, robots que dan asistencia a los mayores y gimnasios dirigidos específicamente a ese segmento de la población.
Sin embargo, dice Yik, si no se toman medidas a tiempo, "el peor escenario sería un triángulo inverso, donde un gran número de personas mayores vive en la bancarrota o la pobreza y son mantenidas por una población joven cada vez más pequeña".
Frente a esas condiciones, podría ocurrir un fenómeno preocupante: jóvenes que migran a otras partes para evitar el deterioro económico.
De acuerdo a la investigación, los países más afectados en orden decreciente son Estados Unidos, China e India, y en menor medida, Reino Unido y Japón.
¿Y de dónde sale el dinero?
Los investigadores destacan que los gobiernos tienen que reformar los sistemas de pensiones para que los países se adapten a sociedades donde cada vez es más común que las personas vivan hasta los 100 años.
Efectivamente mucho se habla de reformar los sistemas, pero la pregunta es siempre la misma: ¿quién es responsable de aumentar el ahorro para la vejez?
Y la respuesta suele ser que el dinero debe provenir de tres partes: el trabajador, el empleador y el Estado. ¿Pero cuánto debe poner cada uno?, ahí es donde el debate se torna, en ocasiones, irreconciliable.
El estudio propone algunas medidas que podrían funcionar en las grandes economías del mundo, centradas principalmente en el ahorro individual de cada persona.
Una de ellas, aumentar la edad de jubilación de acuerdo a las expectativas de vida. Por ejemplo, en países como EE.UU., Reino Unido, Canadá y Japón, el retiro laboral en las próximas décadas debería ser al menos a los 70 años.
Otras propuestas se refieren a automatizar el ahorro individual para que una parte del salario sea depositada automáticamente en una cuenta de ahorro individual. En Reino Unido el 8% del salario será descontado bajo este mecanismo a partir de 2019.
Sin embargo, otros investigadores sostienen que a pesar de la escasez de recursos por el envejecimiento de la población, se requieren mecanismos de ahorro solidario para apoyar a las familias vulnerables que no tienen la posibilidad de ahorrar y requieren asistencia social.
Esta postura se enfrenta a la idea de que el camino más viable para el sistema de pensiones es que los individuos trabajen más años y ahorren más dinero, algo que solo puede dar resultados en los países con los más altos niveles de ingresos.
En América Latina, en cambio, hay vastos sectores de la población que tienen trabajos informales o independientes que no les permiten prepararse individualmente para el futuro.
Qué pasa en América Latina
"Chile ha liderado el camino en América Latina en términos de enfrentar la situación de las pensiones a través de varias reformas", dice Han Yik.
"Ahora están viendo cómo implementar más reformas este año, enfocadas en aumentar las contribuciones", agrega.
El tema ha estado en la discusión reciente del país sudamericano, incluyendo masivas protestas en las calles porque las personas reclaman pensiones "más dignas".
Bajo el sistema chileno los trabajadores ahorran en cuentas individuales que son administradas por firmas privadas. Estas empresas invierten esos ahorros en los mercados internacionales para tratar de conseguir la mayor rentabilidad de los fondos.
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El aporte de cada empleado es obligatorio y gira en torno al 10% de su sueldo. En los últimos años los gobiernos han hecho propuestas para aumentar ese nivel de cotización, sumando el aporte de los empleadores y el Estado, según sea el caso.
En ese contexto, existe en Chile un "Pilar Solidario", que es un fondo público que complementa las pensiones mínimas, para asistir a las familias más pobres.
Pero para el grueso de la población, el sistema básicamente está construido en torno al aporte individual. Hasta ahora se desconoce hasta cuánto y cómo se elevará la cotización en el futuro, cómo cambiará el pilar solidario y cuál será la nueva edad de jubilación.
Mientras que países como Chile, El Salvador, Bolivia y República Dominicana, están buscando cómo encarar el déficit, dice Yik, hay otros que enfrentan una crisis más profunda.
Es el caso de Brasil, Argentina o Venezuela, países que tienen "problemas endémicos de sustentabilidad", agrega el investigador.
Otros estudios, señalan que más de la mitad de los adultos mayores en América Latina no recibe una pensión y los trabajadores se ven obligados a permanecer activos en el mercado laboral, según datos de la Cepal y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Siguiendo la tendencia actual, es cada vez más probable que muchos de los bebés que nacen este año vivan hasta el 2118. Suena lejos, pero las opciones que ahora están sobre la mesa, van a determinar, probablemente, cómo será su vejez.
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