Su misión es explorar la frontera del Sistema Solar.
Y más de una década después de su lanzamiento detectó una extraña luz que podría explicar un misterioso fenómeno observado hace más de tres décadas.
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La sonda espacial New Horizons de la NASA detectó un resplandor ultravioleta que parece emanar de cerca del borde del Sistema Solar.
El brillo podría provenir de un muro de hidrógeno que representa el límite donde la influencia del Sol comienza a desvanecerse, según un estudio publicado en la revista Geophysical Research Letters.
"Estamos viendo el umbral entre estar en el vecindario solar y estar fuera de él, en la galaxia", señaló la investigadora Leslie Young del Southwest Research Institue, en Colorado, y miembro del equipo de New Horizons.
Cinturón de Kuiper
Las dos naves Voyager, las sondas lanzadas en la década del 70 y que más lejos han llegado en el espacio, detectaron señales del brillo extraño hace unos 30 años.
Pero New Horizons es la primera sonda de la NASA que puede verificar ese fenómeno y ayudar a explicarlo.
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New Horizons fue lanzada en 2006 con la misión, según la NASA, "de ayudarnos a comprender los márgenes de nuestro Sistema Solar, hacer un primer reconocimiento del planeta enano Plutón y aventurarnos en el misterioso y distante Cinturón de Kuiper, una reliquia de la formación del Sistema Solar".
La sonda hizo su mayor acercamiento a Plutón en julio de 2015, antes de ingresar en el Cinturón de Kuiper, una zona más allá de Neptuno compuesta en su mayoría de cuerpos de hielo, que se cree son restos de la formación temprana del Sistema Solar.
La zona lleva el nombre del científico que predijo su existencia en 1951, el astrónomo estadounidense Gerard Kuiper.
Muro de hidrógeno
Incluso antes de volar más allá de Plutón, la nave New Horizons venía escaneando el cielo intentando detectar la largamente buscada pared de hidrógeno.
El Sol produce una corriente de partículas cargadas llamadas viento solar, que generan una burbuja magnética alrededor del Sistema Solar cuyo límite se conoce como heliopausa.
La heliósfera, a su vez, es la región del espacio bajo la influencia del viento solar.
Más allá del borde de la burbuja, unas 100 veces más lejos del Sol que la Tierra, los átomos de hidrógeno no cargados en el espacio interestelar disminuyen su velocidad al chocar con las partículas del viento solar.
Esa acumulación o pared de hidrógeno es la que dispersa la luz ultravioleta de una manera particular causando el extraño resplandor.
Si la luz disminuye…
New Horizons escaneó el cielo ultravioleta siete veces entre 2007 y 2017 con uno de sus instrumentos, el espectrógrafo Alice.
La sonda permitió constatar que la luz ultravioleta cambiaba de una manera acorde a las observaciones de las naves Voyager hace tres décadas y a la existencia de un muro de hidrógeno.
Sin embargo, los investigadores advirtieron que la luz también podría provenir de una fuente desconocida más distante.
Luego de que New Horizons sobrepase un objeto en el Cinturón de Kuiper llamado Ultima Thule en 2019, la sonda seguirá intentando detectar al menos dos veces al año el muro de hidrógeno hasta el final de la misión, en un período de 10 a 15 años.
Wayne Pryor, otro de los autores del estudio, señaló que si la luz ultravioleta disminuye o desaparece en algún momento, esto significa que la nave puede haber dejado atrás el muro de hidrógeno.
Si la luz no se desvanece, en cambio, su fuente podría estar aún más adelante, en las profundidades del espacio.
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