Son simples, baratos, "chotos", como dirían en Argentina. No tienen muñecos en portada ni marcadores entre las páginas. Algunos llevan los colores de la bandera. Casi todos los argentinos los usaron en el colegio. Son los cuadernos Gloria.
Y en ocho de ellos, el chofer Oscar Centeno registró los detalles de una red de corrupción gubernamental que ya dejó 15 arrestos y sacudió este miércoles el ya movido mundo de la política argentina.
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Centeno -conductor de Roberto Baratta, secretario del exministro de Planificación Julio de Vido- registró durante casi 12 años los horarios, montos y hasta el peso de los bolsos que cargaban el dinero que presuntamente pagaban sus jefes del ministerio.
Como quien escribe un diario de su rutina laboral, el chofer relata sus recorridos por Buenos Aires llevando el dinero a domicilio.
El diario La Nación accedió a los cuadernos y, una vez los entregó a la justicia y se ordenaron los arrestos, publicó este miércoles parte de la información que hay en ellos.
Los reporteros estiman un monto de hasta US$56 millones, pero el juez Claudio Bonadio investiga una red de corrupción que llegó a mover hasta US$160 millones.
Según La Nación, entre los supuestos beneficiados no solo está Baratta -quien supuestamente coordinaba los pagos-, sino también De Vido y los propios expresidentes Néstor Kirchner y su esposa Cristina Fernández.
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También hay empresarios que supuestamente pagaron coimas a políticos para recibir contratos de obra pública, entre ellos de Iecsa, que fue propiedad de Ángelo Calcaterra, primo del actual presidente, Mauricio Macri.
La corrupción K
Desde que el presidente Mauricio Macri llegó al poder, en diciembre de 2015, decenas de funcionarios kirchneristas han sido imputados, procesados o arrestados por diferentes cargos de corrupción.
El kirchnerimo alega que las investigaciones son parte de una persecución política orquestada por el nuevo gobierno.
Quizá el caso más colorido de la llamada "corrupción K" es el de José López, exsecretario de Obra Pública que fue filmado escondiendo bolsas de dinero en un convento.
En un país donde la bancarización es precaria y se usa efectivo para comprar desde autos hasta casas, siempre se habló que el dinero de la corrupción K estaba en bolsas.
La expresidenta y ahora senadora está acusada por asociación ilícita y fraude, enriquecimiento ilícito y lavado de dinero en tres causas distintas que tienen que ver con asignación de contratos y negocios de su familia.
La corrupción en Argentina
Las peleas entre jueces y políticos en Argentina son comunes y los expertos coinciden en que la justicia se mueve por los tiempos políticos.
De hecho, las estadísticas muestran que cada vez que llega un nuevo gobierno aumenta significativamente la cantidad de investigaciones por corrupción; casi siempre a la administración anterior.
El mismo gobierno de Macri, que ganó con un discurso de transparencia y cambio, es ahora acusado de haber registrado cientos de aportantes falsos a la campaña electoral de las legislativas de 2017.
Las campañas en Argentina no están obligadas a usar bancos y gran parte de los aportes del oficialismo se recibió en efectivo.
Aunque la denuncia, destapada en los medios, no ha llegado a la justicia, la coalición gobernante, Cambiemos, dice estar dispuesta a colaborar con cualquier investigación o legislación que limpie la financiación de la política.
En medio de una complicada situación económica, muchos creen que desde el punto de vista político la nueva olla de corrupción K puede ser un respiro para el presidente.
Sin embargo, una de las novedades de lo que se publicó el miércoles es que haya empresarios salpicados por la red de corrupción y que uno de ellos trabajase para una constructora del primo de Macri.
Los cuadernos Gloria podrán ser simples, baratos y "chotos", pero lo que se escribe en ellos puede poner contra las cuerdas a toda la clase política.