En Estados Unidos un policía fue absuelto tras matar en un tiroteo a un sospechoso de robo. En cambio, fue encontrado culpable de asesinato un joven que no disparó un solo tiro. ¿Cómo es eso posible?
Lakeith Smith tenía 15 años cuando salió a perpetrar una serie de robos con unos amigos mayores que él.
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Un vecino llamó a la policía cuando el grupo entró en una casa en Millbrook, Alabama.
Los efectivos que acudieron al lugar sorprendieron a los adolescentes mientras salían por la puerta del frente.
El grupo volvió sobre sus pasos e intentó escapar por la puerta trasera y se produjo un tiroteo. Cuando todo concluyó, A’Donte Washington, de 16 años, estaba muerto y presentaba una herida de bala en el cuello.
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Nunca estuvo en discusión el hecho de que un oficial de Millbrook mató a Washington, ya que el hecho fue grabado por las cámaras que portaban los agentes.
Un jurado, sin embrago, revocó los cargos contra el policía, argumentando que su accionar estaba justificado.
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Pero Smith fue encontrado culpable por la muerte de su amigo. El joven fue condenado recientemente a 65 años de prisión.
Castigo a los cómplices
Bajo las leyes que penan la complicidad en Alabama, Smith fue considerado tan culpable en la muerte de Washington como si él hubiera apretado el gatillo.
"Es triste", dice Jennifer Holton, abogada defensora de Smith. "La causa de la muerte fue la acción del policía", explica.
La legislación de Alabama es un ejemplo de las leyes que castigan el denominado "asesinato no intencional" que son comunes en EE.UU.
Sólo siete de los 50 estados no tienen leyes que amplían el concepto de asesinato y lo hacen extensivo a las muertes no intencionales que se producen cuando se está cometiendo un delito.
Esas leyes castigan a los cómplices que hayan participado en el hecho delictivo que precedió a la muerte, aunque no hayan ejecutado ninguna acción directa que resultara en el deceso de una persona.
"Ficción estadounidense"
"El asesinato no intencional es una encantadora ficción estadounidense", opina Michael Heyman, profesor emérito de la Escuela de Derecho John Marshall de Chicago.
"Es una ficción donde se le atribuye un asesinato a una persona aunque no lo haya cometido por mano propia", dice.
Por ejemplo, si una víctima tiene un ataque al corazón mientras es asaltada y muere, el ladrón puede ser condenado por asesinato, incluso si no tenía la intención de matarla.
Si un cómplice del asaltante estaba esperando en un auto a una calle de distancia, también podría ser imputado por esa muerte.
Condenado por prestar un auto
Uno de los casos más notorios involucra a un hombre que fue condenado por asesinato por prestar su auto con el que unos amigos fueron a matar a una joven de 18 años.
Según los fiscales, no fue determinante que el hombre estuviera a 30 minutos del lugar el hecho.
Esas leyes hacen que casos como el de Smith sean sorprendentemente comunes, donde las personas son imputadas por la muerte de sus cómplices, que pueden ser amigos e incluso familiares.
Este tipo de incidentes a menudo ocurren en robos a casas, cuando los ladrones son confrontados por la policía o los propietarios armados. Casos similares se produjeron recientemente en Georgia, Florida y Oklahoma.
Una lógica similar se extendió al uso de drogas. En ese sentido, hubo un caso donde un hombre fue condenado por la muerte de su esposa por haberle provisto la heroína que la mató.
"Mecanismo de presión"
Lo que hace que el caso de Smith sea diferente es que el acusado fue a juicio en lugar de declararse culpable, precisó Scott Lemieux, docente del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Washington.
"Esa sentencia (a 65 años) es usada para presionar a la gente a que se declare culpable", dice. "El riesgo de ir a un juicio es muy alto".
Smith decidió correr ese riesgo, desistiendo de una sentencia a 25 años por autoincriminarse y fue hallado culpable por un jurado.
Los otros tres cómplices se declararon culpables y están esperando la sentencia. Randall Houston, el fiscal de distrito que acusó a Smith, consideró que los cargos y la pena fueron apropiados.
"Si uno porta un arma para cometer un crimen y alguien muere, eso es un asesinato no intencional y tiene consecuencias en Alabama", afirma.
El fiscal recordó que Smith sonreía cuando era sentenciado. Para la defensora, en tanto, eso muestra lo joven que es Smith.
Andre Washington, el padre de A’Donte, asistió al juicio pero no se ubicó en el sector de la acusación, se sentó junto a la madre de Smith.
"Fui a demostrarle mi apoyo a él y a su familia. Lo que hicieron los policías está mal", dice. "Creo que Smith no se merece esto. Para nada".
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