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Cómo lograr que tu cuerpo termine convertido en un fósil (porque no es nada fácil)

La probabilidad de que un ser vivo se fosilice es remota. La mayoría de los cuerpos termina descompuesto sin dejar rastro. Pero hay formas de aumentar las opciones de convertirse en fósil y “sobrevivir” millones de años. Te contamos cómo.

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Cada fósil es un pequeño milagro. Como señala el autor Bill Bryson en su libro "Una breve historia casi todo", se estima que sólo uno de cada 1.000 millones de huesos se fosiliza.

Según ese cálculo, el legado fósil que dejarán las 320 millones de personas que viven hoy en los Estados Unidos equivaldrá a aproximadamente 60 huesos, o poco más de la cuarta parte de un esqueleto humano.

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Y esa es sólo la posibilidad de acabar siendo un fósil, ya que no está garantizado.

Este puñado de huesos puede terminar enterrado en cualquier parte de los 9,8 millones de kilómetros cuadrados que componen el país norteamericano.

Las probabilidades de que alguien los encuentre en el futuro son casi inexistentes.

La fosilización es tan poco probable que los científicos estiman que menos de una décima parte del 1% de todas las especies animales que alguna vez existieron llegaron a volverse fósiles.

Y que aún menos fueron halladas.

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Al ser humanos, tenemos un par de cosas a nuestro favor: esqueletos duros y relativamente grandes.

Así que tenemos más posibilidades que una medusa o un gusano.

Aunque incrementar las probabilidades de éxito puede estar en nuestras manos.

Para responder a la pregunta de cómo convertirse en un fósil, la BBC habló con algunos de los principales tafonomistas del mundo.

La tafonomía es el estudio del entierro, la descomposición y la preservación.

Es decir, el proceso que va desde la muerte hasta el fósil.

1. Que te entierren. Y rápido.

"Es realmente una cuestión de mantener el cuerpo en buen estado después de la muerte. Al menos, el tiempo suficiente para que quede bajo los sedimentos y luego sea alterado física y químicamente a gran profundidad hasta ser convertido en un fósil", explica Sue Beardmore, tafonomista y asistente de colecciones en el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford.

"Para ser preservado durante millones de años, debes sobrevivir las primeras horas, días, estaciones, décadas, siglos y miles de años", añade Susan Kidwell, profesora de la Universidad de Chicago.

"Es decir, debes sobrevivir a la transición inicial desde la ’zona tafónicamente activa’ … a una zona de entierro permanente, donde es poco probable que se exhuman tus restos".

Hay casi un número infinito de formas en que la fosilización puede fallar.

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Muchas ocurren a 20 ó 50 centímetros bajo la superficie del suelo o del lecho marino.

Por ejemplo, seguro que no quieres que tus restos sean devorados y esparcidos por animales carroñeros ni que queden expuestos.

Si necesitas un entierro rápido, a veces los desastres naturales pueden ayudar, como las inundaciones que arrojan grandes cantidades de sedimentos o las erupciones volcánicas que lo cubren todo con lodo y ceniza.

"Una de las hipótesis en el caso de los grandes yacimientos de huesos de dinosaurios es que, en primer lugar, hubo condiciones de sequía que mataron a estos animales. A estas les siguieron inundaciones que movieron los sedimentos y enterraron los restos", dice Beardmore.

Por supuesto, el hecho de que los cuerpos humanos normalmente estén enterrados a tres metros de profundidad (a menos que sean cremados) supone otra ventaja.

Pero eso no es suficiente por sí mismo.

2. Asegúrate un poco de agua

Obviamente, el primer paso es morir, pero no puedes hacerlo en cualquier parte.

Escoger el ambiente perfecto es la clave y el agua es un factor a tener en cuenta.

Si mueres en un ambiente seco, una vez que hayas sido presa de los carroñeros, tus huesos se desgastarán en la superficie.

La mayoría de los expertos coinciden en que se necesita lo contrario: hundirse rápidamente en arena, barro y sedimentos.

Los mejores lugares para eso son los lagos, los terrenos inundables, los ríos o el fondo del mar.

"Los paleoambientes de donde a menudo vemos salir los mejores fósiles son los sistemas de ríos y lagos", dice Caitlin Syme, una tafonomista de la Universidad de Queensland en Brisbane, Australia.

Lo importante es la velocidad a la que los sedimentos frescos entierran los cuerpos.

Ella recomienda los ríos que fluyen de las montañas, ya que causan la erosión y, por lo tanto, llevan mucho sedimentos.

Otra opción es un delta costero o un terreno inundable, donde los sedimentos del río se vierten rápidamente a medida que el agua se dirige al mar.

Lo ideal es que también sea un entorno "anóxico": con muy poco oxígeno, donde los animales y los microorganismos que digieren y alteran tus restos no puedan sobrevivir.

Kidwell recomienda evitar los primeros 50 centímetros por debajo del lecho marino, "la máxima profundidad de excavación de camarones, cangrejos y gusanos que podrían irrigar los sedimentos con agua oxigenada", lo que impulsaría la descomposición del cadáver.

"Después de morir, habría que terminar rápidamente en un lugar de elevación relativamente baja, de modo que sea un sumidero de sedimentos, preferiblemente con agua estancada, un estanque, un lago, un estuario o un océano, para que se desarrollen condiciones anóxicas".

Hay casos raros en los que fósiles creados en este tipo de condiciones anóxicas conservan aún sus tejidos blandos, como la piel, las plumas y los órganos internos.

Los ejemplos incluyen dinosaurios con plumas en China o las canteras bávaras que produjeron los fósiles del ave más antigua, el arqueopteryx.

Una vez que el fósil se encuentra por debajo de la capa biológicamente activa de la superficie, ya es estable y su profundidad crecerá a medida que se acumulen más sedimentos, explica Kidwell.

"El riesgo de destrucción se desplaza a una fase geológica completamente diferente, concretamente, a la tectónica".

La pregunta, entonces, es cuánto tiempo pasará hasta que los sedimentos que recubren el cadáver se conviertan en una piedra más permanente y sean elevados por la actividad geológica a una altura donde la erosión pueda exponer los restos.

3. Nada de ataúdes

Ahora toca la espinosa tarea de definir qué es un fósil y en qué tipo de fósil quieres que tu cuerpo se convierta.

Normalmente, cualquier cosa de hasta 50.000 años de antigüedad se conoce como subfósil.

Estos suelen tener todavía los tejidos originales del organismo, como la extinta megafauna del Pleistoceno hallada en cuevas: los perezosos gigantes en América del Sur, los osos de las cavernas en Europa y los leones marsupiales en Australia.

Sin embargo, si quieres que tus restos se conviertan en fósiles que duren millones de años, necesitarás que los minerales se filtren a través de tus huesos y los reemplacen con sustancias más duras.

Este proceso, conocido como "permineralización", es lo que suele crear un fósil completamente desarrollado.

Puede tardar millones de años.

Prescinde del ataúd, ya que los huesos se permineralizan más rápidamente cuando agua rica en minerales fluye a través de ellos, impregnándolos de hierro y calcio.

Un ataúd mantiene el esqueleto bien armado, pero interfiere con este proceso.

Si eres muy tradicional y no quieres renunciar a un féretro, puede seguir las instrucciones de Mike Archer, un paleontólogo de la Universidad de Nueva Gales del Sur.

Él sugiere que se use un ataúd de concreto lleno de arena y con cientos de agujeros de cinco milímetros perforados en los laterales.

Ha de enterrarse a una profundidad en la que el agua subterránea se pueda filtrar.

"Si quieres ser un fósil huesudo clásico, como los que hay en el Parque Provincial de los Dinosaurios, en Canadá, entonces convendría un sitio con arena de río [gruesa]", dice Syme.

"Todos los tejidos blandos serían destruidos y te quedarías con el esqueleto bellamente articulado".

En cuanto a los minerales, los iones de calcio, que pueden transformarse en calcita, una forma de carbonato de calcio, son especialmente buenos.

"Estos pueden comenzar a cubrir el cuerpo, algo que a largo plazo lo protegerá porque, con el tiempo, lo más probable es que acabe enterrado a una mayor profundidad", explica Syme.

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Sembrar de manera deliberada tu cadáver con los minerales adecuados, como calcita o yeso, podría ser una forma de acelerar el proceso.

Los silicatos, que proceden de la arena, también son un mineral resistente que puedes incorporar.

Archer incluso sugiere ser enterrado con tiras de cobre y gránulos de níquel, si no te disgustan los huesos y dientes fosilizados de color azul verdoso.

4. Evita los bordes de las placas tectónicas

Si sobreviviste a los primeros centenares de miles de años y los minerales comienzan a reemplazar tus huesos, ¡felicidades! Te has convertido con éxito en un fósil.

A medida que los sedimentos se acumulan en la parte superior y te empujan más hacia la corteza terrestre, el calor y la presión contribuirán aún más al proceso.

Pero aún no has acabado.

Tus fósiles todavía corren el riesgo de alcanzar una profundidad en la que el calor y la presión de la Tierra los derrita.

¿No quieres que eso suceda? Mantente alejado de los bordes de las placas tectónicas, donde la corteza finalmente será succionada hasta debajo de la superficie.

Una de esas zonas de subducción es Irán, donde la placa de Eurasia se eleva sobre la placa iraní.

5. Que te descubran

Ahora, debes pensar en las probabilidades que tengas de ser redescubierto.

Si deseas que algún día alguien dé con tu fósil cuidadosamente preservado, has de planear su entierro en un lugar que actualmente sea lo suficientemente profundo para acumular los sedimentos necesarios, pero que con el tiempo acabe levantando hasta la superficie tus restos nuevamente.

En otras palabras, necesitas un sitio donde el clima y la erosión levanten con el tiempo las capas superficiales para exponerte.

El Mediterráneo podría ser una buena zona, según Syme: cada vez se vuelve más superficial, ya que África está siendo empujada hacia Europa.

Otros pequeños mares interiores que en el futuro se llenarán de sedimentos también pueden ser buenas apuestas.

"Quizás el Mar Muerto", comenta. "Su alta salinidad te preservaría como a un encurtido".

6. O ponte pícaro

Ya hemos mencionado el método estándar para conseguir fósiles duros y duraderos, que consiste en que la roca reemplace al hueso.

Pero también existen formas más excéntricas de conseguirlo.

En el primer lugar de la lista se encuentra el ámbar.

Hay fósiles impresionantes preservados a la perfección dentro de estas gemas hechas con resina de árbol.

Por ejemplo, los recientes descubrimientos de pájaros, lagartijas e incluso de una cola de dinosaurio con plumas en Myanmar.

"Si puedes encontrar suficiente savia de árbol para cubrirte entero en ámbar, esta sería la mejor manera de conservar tus tejidos blandos y tus huesos", afirma Syme.

"Pero obviamente es muy difícil hacerlo con un animal grande".

¿No encuentras tanto ámbar? La siguiente alternativa son las canteras de alquitrán como aquellas que han ayudado a preservar los restos de dientes de sable y mamuts en La Brea, en Los Ángeles.

Aunque lo más probable es que acabes despedazado y que tus huesos se mezclen con los de otros animales.

También está la opción de congelarse en lo alto de una montaña o de un glaciar, como le sucedió a Ötzi, el hombre de hielo, encontrado en los Alpes en 1991.

Otro procedimiento podría ser la momificación que se consigue al dejar que tu cuerpo se seque en un sistema de cuevas.

"Existen muchos restos en sistemas de cuevas que acaban cubiertos por el calcio del agua subterránea, que también forma estalactitas y estalagmitas", afirma Syme.

"A la gente le gusta explorar cuevas así que si los sistemas de cuevas persisten en el futuro, puede que alguien dé con tus huesos".

Otro método para preservar tu cadáver de manera casi indefinida, aunque no en la forma de un fósil, consiste en lanzarlo al espacio o dejarlo en la superficie de un cuerpo celestial geológicamente inerte que carezca de atmósfera, como la Luna.

"El vacío del espacio te vendrá bien si quieres que tu cuerpo no se descomponga nunca", dice Syme, que aconseja amarrarse un radiofaro para ser localizado en un futuro distante.

7. Déjate algo extra

Pongamos que te hallan dentro de millones de años, ¿qué encontrarían a tu lado?

El plástico y otros productos derivados del petróleo no se biodegradan y los metales inertes como las aleaciones, el oro y los metales raros como los que componen los celulares también podrían durar todo ese tiempo.

El vidrio también se conserva bien y aguanta temperaturas y presiones altas.

"Para estar 10% seguros, yo utilizaría diamantes", dice Syme, ya que son muy estables.

Si optas por construir tu propio contexto arqueológico, Syme aconseja las carreteras asfaltadas y los cimientos de rascacielos.

"Hay que excavar mucho para construirlos. Aún se puede ver cómo estaban dispuestas las ciudades antiguas bajo ellos".

Recuerda que las palabras se las lleva el viento y tus hazañas pueden ser olvidadas. Pero, ¿un fósil? Eso podría durar una eternidad.

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