Como casi todas las obras de Salvador Dalí, estos dos lienzos están cargados de dramatismo. Pero a diferencia de la mayoría de sus pinturas, muy pocas personas los han visto.
Son dos obras maestras del artista surrealista español con una "procedencia ilustre": han estado en la misma familia argentina desde que fueron adquiridos directamente del pintor.
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Y ahora serán subastados por primera vez.
Se trata de Gradiva (1931) y Maison pour Érotomane (Casa para Erotómano) (circa 1932).
Ambas obras fueron pintadas y compradas por la argentina María de las Mercedes Adela Atucha y Llavallol, quien por matrimonio se convirtió en la condesa de Cuevas de Vera, conocida por su apodo, Tota.
Avant-garde y modernismo
Tota Cuevas de Vera, que nació en Buenos Aires en 1887, pertenecía a una familia de clase alta y además de su conexión con la nobleza y su dinero, tenía un gran interés por la cultura y las artes que la llevó al coleccionismo y mecenazgo.
Según la Casa de Subastas Sotheby’s de Londres, que pondrá en el mercado ambas pinturas durante su venta especial de Surrealismo a fines de febrero, la condesa dividía su tiempo entre Argentina y Europa, particularmente Francia, y "se movía en los círculos del avant-garde y modernismo de Argentina".
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"Fue por medio de una amiga de la familia, la heredera chilena Eugenia Errázuriz, que la condesa conoció a varios artistas importantes que se convertirían en sus amigos", dice Sotheby’s.
Entre éstos estaban Dalí, Picasso, Cocteau, Giacometti, Max Ernst, Luis Buñuel y muchos otros personajes de la vida artística de París en los 1920 y 1930.
"Tota era una imán para Dalí", le dijo al diario The Guardian el jefe de arte impresionista y modernista de Sotheby’s, Thomas Bompard.
Dalí, dice Bombard, "adoraba a las mujeres fuertes y fácilmente se vio atraído a la condesa, que además de rica y extravagante era una feminista y estaba políticamente comprometida".
Así fue como Tota comisionó y adquirió las dos obras que ahora serán subastadas.
La primera, "Gradiva", muestra una figura mitológica y personaje de una novela de Wilhem Jensen de 1903, en la que un joven arqueólogo se ve obsesionado por una figura femenina representada en un bajorrelieve romano. La obsesión llega a tal punto que el arqueólogo se enamora de la figura y la imagina como real.
Esta historia también fue utilizada por Sigmund Freud para su estudio de la idealización de la belleza y las nociones del amor proyectado y el amor real.
El nombre de Gradiva se convirtió en el apodo que Dalí le puso a su mujer, Gala, a quien había conocido en 1929 y utilizó como modelo en varias de sus pinturas.
La segunda obra, titulada Maison pour Érotomane (Casa para Erotómano) data del apogeo del período surrealista de Dalí y muestra un panorama extraño y alucinatorio en el cual unas rocas están sufriendo una metamorfosis y convirtiéndose en un caballo, un cello y un coche.
En el primer plano aparecen dos figuras, un hombre y una mujer, que representan al pintor y su esposa.
Tal como señala Sotheby’s, "son composiciones alucinatorias, que ofrecen una representación visual del reino del subconsciente, y que impresionaron mucho a Sigmund Freud, que conoció al artista en 1939".
Ambos lienzos fueron adquiridos por la condesa y mantenidos en su familia.
Gradiva estuvo sólo una vez en préstamo para una exposición en Lausana, Suiza, en los 1980. Y Maison pour Érotomane no ha sido presentada públicamente desde los 1930, cuando fue creada.
"(Las obras) son un redescubrimiento. Su calidad es de ’A sobresaliente’", afirma Thomas Bompard.
"Cuando las ves por primera vez y tienes que ponerles un precio te sientes absolutamente privilegiado de ser el que está llevando estas joyas al mercado por primera vez", agrega.
Las pinturas serán subastadas en Londres a fines de febrero y se espera que alcancen un precio de entre US$1,6 y US$2,6 millones cada una.
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