Catalina Álvarez estaba en la fábrica de ropa de su padre, cuando de pronto vio una caja con retazos de tela brillante y colorida en la basura.
En ese momento se le ocurrió que con esos pedazos de género podía hacer un negocio.
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"Para mi fue como decir ’¡guau! encontré un tesoro’, porque sabía todo lo que podía hacer con esas pequeñas piezas de tela".
Entusiasmada con la idea, la estudiante de diseño en la ciudad de Medellín, llamó a su amiga Mariana Hinostroza para explicarle su idea.
En poco el tiempo las dos estaban sentadas en la máquina de coser de la abuela de Catalina, convirtiendo los pedazos de tela en bikinis.
Era el 2003 y las jóvenes tenían 22 años. Hoy, la empresa que fundaron, Agua Bendita, exporta los coloridos trajes de baño a 60 países, con ganancias anuales de US$7,5 millones.
El gran salto lo dieron en 2007 cuando uno de su diseños apareció en la edición de la revista Sports Illustrated dedicada a bañadores (un poco como ganarse el Oscar en el mundo de los trajes de baño).
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Actualmente venden más de 150.000 bikinis al año, además de otras 50.000 prendas de vestir diseñadas para la playa.
Un pasado violento
Alguien podría preguntarse cómo Agua Bendita funciona en la ciudad de Medellín, debido al estigma que alguna vez pesó sobre esta localidad colombiana por los altos niveles de inseguridad y violencia.
En las décadas de los 80 y 90 la ciudad era considerada como una de las más violentas del mundo debido a las bandas de narcotraficantes que operaban en la zona.
Sin embargo, desde que los carteles fueron erradicados y tras un trabajo de regeneración de la ciudad en las últimas dos décadas, la tasa de criminalidad ha bajado sustancialmente.
Medellín se transformó y ahora es una ciudad vibrante con una dinámica economía.
Aves y plantas tropicales
Agua Bendita ha trabajado duro para mantener su propio estilo en los bikinis, que llevan colores encendidos, aves y plantas tropicales.
La compañía cuenta con una fuerza de trabajo de 120 personas en su sede central de Medellín y, desde hace una década, la mayor parte de la producción ha sido externalizada hacia pequeños talleres que le dan vida a la industria textil local.
Para darles los toques finales a los bikinis, Agua Bendita envía sus productos a un grupo de costureras que trabaja desde casa en zonas rurales cercanas a Medellín.
La compañía dice que en total genera trabajo indirecto para unos 900 personas.
Producción local
A medida que Agua Bendita siguió expandiéndose, Catalina y Mariana decidieron incorporar a un presidente ejecutivo para encargarse del lado financiero del negocio, mientras ellas se centraban en el trabajo de diseño.
Alejandro Ceballos, quien ocupa actualmente ese cargo, reconoce que la compañía estudió la posibilidad de trasladar la producción al extranjero, hacia países como India, China o Bali, pero que finalmente desistió.
"No tenía sentido desde un punto de vista económico", dice.
"No hay una gran diferencia en el precio y además no queremos invertir en el desarrollo de proveedores en el exterior".
"Eso tomaría mucho tiempo y esfuerzo y no tendríamos la capacidad de controlar su producción de la misma manera que lo hacemos aquí en Colombia", agrega.
Para llegar a distintos tipos de clientes, Agua Bendita vende al por mayor, así como también a través de sus propias tiendas en Colombia, de franquicias en distintos países y de su sitio web.
Pese a que las ventas electrónicas solo representan el 6% de las ganancias, la compañía dice que están creciendo rápidamente.
Una identidad visual reconocible
Dado que existe una multimillonaria industria global de trajes de baño, Marguerite LeRolland, consultora de moda y ventas del comercio minorista del grupo de investigación de mercado Euromonitor, dice que Agua bendita ha sido inteligente al crear una "identidad visual reconocible".
"Es un mercado sin mucho orden. Para poder destacar, las marcas tienen que pensar cómo un diseño en particular las puede hacer reconocibles".
"Tener una identidad visual reconocible -como Agua Bendita- hace que la promoción de tu marca sea hecha por bloggers y por instagrammers".
Catalina dice que la empresa no se ha quedado dormida en los laureles. Por el contrario, está buscando expandir su gama de bañadores, que no se apegan al estilo de la firma.
"No podemos vender solamente pájaros y flores", dice. "Tenemos que tener una mezcla perfecta, entendiendo que hay muchas tendencias y a veces tienes que ser parte de ellas".
"No se trata solo de crear diseños inspirados en Colombia porque es un país exótico".
La empresa también planea expandirse más allá de los bikinis y la ropa de playa, vendiendo prendas que se puedan vestir mientras se hace ejercicio o simplemente como ropa casual.
Además planean ampliar la línea de productos al mercado de niños y hombres, para lo cual las ventas online son un objetivo clave.
"El comercio electrónico es muy importante para estas ideas porque no tiene barreras, no tiene límites".
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