Nada en la carrera del mejor jugador de baloncesto latinoamericano de la historia ha sido producto del azar.
De hecho, nadie hubiera tenido la oportunidad de admirarlo de no haber sido por la obstinación del argentino Emanuel "Manu" Ginóbili de triunfar en del deporte de los gigantes.
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Talento tuvo, pero fue su capacidad para contrarrestar las obstáculos que se le iban presentando en su camino lo que ha marcado la diferencia entre lo que podría haber sido y lo que es, toda una leyenda en la mejor liga de baloncesto del mundo, la NBA.
En un artículo publicado en el periódico argentino La Nación, el periodista Diego Morini recuerda como Ginpbili siempre tuvo que luchar contra la fragilidad de su cuerpo.
"Había una puerta con una arcada y él, el más chico de la dinastía Ginóbili, en cuanto tenía una oportunidad intentaba alcanzarla con un salto, pero no pretendía tocarlo con las manos, sino con la cabeza", contó.
"Una, dos, cien, mil veces. No tenía límites. Nunca los tuvo".
Morini también hace referencia al batido de hígado, huevo y banana que tomaba para fortalecer su musculación y recoge una cita del hermano de Ginóbili, Leandro, del libro Manu El Héroe.
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"Un espanto era eso que tomaba ese pibe. Yo creo que por este tipo de locuras es que mi hermano pasó el 1,90 metro cuando ninguno de nosotros lo pudo superar (…) Era tan cabeza dura que le ganó hasta la naturaleza", resalta.
Tal vez sea por eso que el jugador argentino ha desafiado los límites de longevidad en una liga tan exigente como la de la NBA, en la que ha triunfado desde que debutó con los San Antonio Spurs en 2002 y con los que sigue acaparando elogios ahora a los 40 años de edad.
Cadenas musculares
La vigencia de Ginóbili tuvo especial repercusión la semana pasada.
No sólo fue protagonista de una jugada que dio la vuelta al mundo al encestar un extraño triple que ni siquiera pudieron ver los árbitros sobre el tabloncillo.
El jugador argentino reclamó y tras ver las imágenes de repetición confirmaron como el intento de pase había terminado dentro del aro.
También contribuyó con 21 puntos a la victoria de San Antonio sobre Phoenix y el domingo igualó una marca de dos de las leyendas más grandes de la NBA.
Con sus 26 puntos frente a Portland, el jugador argentino se convirtió en el tercer basquetbolista de 40 años o más en alcanzar esa cifra en la historia de la liga estadounidense.
Los otros habían sido Michael Jordan y Kareem Abdul-Jabbar.
Antes había logrado en diciembre las canastas ganadoras contra Boston y Dallas, nada mal para quien es el segundo jugador de más edad en estar activo en la NBA, sólo superado por por Vince Carter de los Sacramento Kings.
¿Su secreto? El cuidado al que somete a su cuerpo desde hace ocho años con un método que se basa en la relación entre el estado visceral del cuerpo con el músculo esquelético a través de cadenas fisiológicas.
Ginóbili encontró en el método desarrollado por el kinesiólogo francés Leopold Busquets una terapia que le permitió llegar a la causa de los diversos problemas físicos que comenzaron a aparecer en su cuerpo tras cumplir los 30 años de edad.
"Intentamos mejorar la estática cotidiana y a nivel deportivo eso es fundamental porque de eso depende la eficacia del deportista", le explicó a BBC Mundo Gabriela Naranjo, licenciada en kinesiología y fisiotría y profesora titular del Método Busquets.
Naranjo fue la persona que introdujo al método a Paulo Maccari, quien a su vez es quien se lo presentó y desde entonces trata a su primo: Manu Ginóbili.
Liberar tensiones
El fin del método es "quitar un máximo de tensiones estructurales parásitas que son a la base de las disfunciones, deformaciones y dolores".
"Lo que tratamos de hacer es saber qué pasa a nivel de las cavidades y conocer la disfunción, la alteración del funcionamiento de algo que pudo haber sido por una mala alimentación, o un tema emocional, o una patología o una cirugía que haya dejado un punto de tensión", comentó Naranjo.
"Entonces trabajamos sobre la causa para que luego el músculo esquelético, lo muscular y la movilidad articular se vayan recuperando", agregó.
El método hace una valoración estática con el paciente de pie, de frente, de perfil y de espalda, para después hacer una prueba de movilidad de las cadenas musculares, de flexión, de extensión, las de apertura y de cierre.
"Ahí valoramos otra cadena que es importante, que es la neurovascular", añadió la profesora del método Busquets.
"Luego en la camilla hacemos la palpación de las distintas cavidades, pero siempre hay que tener en cuenta que lo primero es la interrogación al paciente para saber el motivo de su consulta".
A nivel deportivo el método ayuda a mantener las cadenas musculares libres para permitir a las articulaciones tener su mayor amplitud, "mejorando el estado general del deportista y sus condiciones para actuar", beneficios que también son traspasables para cualquier persona con una disfunción en su cuerpo.
La kinesióloga Naranjo también destaca que el método Busquets no sólo se utiliza como tratamiento, sino también en prevención, así como en la "reprogramación muscular neuromuscular para un trabajo posterior al tratamientos".
"Para aquellas personas que quieran mantenerse flexibles", resaltó.
Una parte importante del tratamiento es la alimentación, que complementa los trabajos que se recomiendan "para la relajación muscular con determinadas posturas, estiramientos con el balón suizo y la recuperación de la movilidad de los músculos profundos del raquis".
Todo un conjunto de elementos que han contribuido para que Ginóbili siga vigente y admirado como una leyenda del baloncesto y del deporte en general.