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Por qué China quiere dejar de ser el basurero del mundo y cómo eso afecta al resto de los países

Debido a su enorme demanda para la producción de productos plásticos y de cartón, China es el mayor importador global de basura para reciclado. Pero a partir de marzo prohibirá la entrada de algunos de estos materiales, lo que ha causado pánico en muchos países, que se preguntan qué harán ahora con sus desechos.

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¿Alguna vez has pensado qué ocurre con la basura que desechamos? ¿Dónde terminan todos los productos de plástico y cartón que se envían a las plantas de reciclaje?

Lo más probable es que esa basura termine en China, el principal importador global de muchos tipos de materiales de reciclado, incluidos plástico, papel y metales.

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Debido a su cada vez mayor demanda para la producción de productos plásticos y de cartón, China necesita material secundario asequible que se abastece tanto del mercado internacional de productos para reciclado como del reciclaje nacional.

Según datos de Naciones Unidas, el año pasado los fabricantes chinos y de Hong Kong importaron 7,3 millones de toneladas métricas de desechos plásticos de países desarrollados, incluidos la Unión Europea, Estados Unidos y Japón.

Esto es el equivalente al 70% de todo el plástico que se desechó en el mundo en 2016.

Todo esto, sin embargo, podría cambiar este año.

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Prohibición y pánico

El gobierno chino anunció en julio pasado que a partir de este año impondría una prohibición a las importaciones de ciertos tipos de materiales de reciclado, lo cual está causando una especie de pánico en muchos países del mundo.

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Pekín anunció que a partir del 1 de enero cambiaría las regulaciones del control de calidad de estos materiales y notificó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que prohibiría las importaciones de 24 categorías de material reciclable y desechos sólidos.

El gobierno afirma que necesita proteger su medio ambiente de "la basura sucia o incluso peligrosa"que llega a ese país en ocasiones.

Asimismo las autoridades afirman que producción nacional de basura para reciclar es suficiente para cubrir sus necesidades de manufactura.

Esta campaña contra la yang laji o "basura extranjera" se aplica a plásticos para reciclado, desechos textiles y cierto tipo de papel.

Asimismo indicó que el cartón para reciclado que se importe debe ser "mucho más limpio" y libre de grava, polvo y piedra.

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Ante el pánico global que generó el anuncio, la OMC y los países exportadores apelaron a China para que postergara la prohibición y acordara un período de transición de cinco años.

Como informa el sitio web de medio ambiente Chinadialogue.com, las negociaciones continúan y, hasta ahora, Pekín ha acordado una postergación de la prohibición hasta el 1 de marzo de 2018.

"La industria no estaba preparada para el súbito anuncio del gobierno chino en julio para una prohibición total en las importaciones de papel mezclado, y una restricción en el peso máximo de desechos contaminados de 0,3% del contenido total del envío", afirma Chinadialogue.com.

El sitio web asegura que China indicó que adoptaría las regulaciones el 31 de diciembre de 2017 y que las medidas entrarán en vigor el 1 de marzo de 2018.

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Dependencia

Los temores que ha generado el anuncio de Pekín reflejan cómo el mundo se ha vuelto enormemente dependiente del gigante asiático para el manejo de basura.

Según los datos de la ONU el comercio de estos productos con China el año pasado alcanzó US$17.000 millones y con Hong Kong US$4.600 millones.

Los principales exportadores son los países europeos y Estados Unidos.

Este último exportó a China el año pasado 13,2 millones de toneladas de desechos de papel y 1,42 millones de toneladas de desechos plásticos.

Gran parte del papel y cartón que China importa se utiliza para convertirlo en cajas de cartón para empaque de los productos hechos en China que compran los consumidores tanto nacionales como extranjeros.

Las empresas en los países exportadores, como era de esperarse, enfrentan el enorme desafío de qué hacer con sus desechos una vez que se ponga en vigor la prohibición.

Y tanto las industrias de reciclaje como los gobiernos locales estarán bajo una enorme presión porque la recolección de este tipo de basura podría dejar de ser económicamente viable.

En diciembre el ministro de Medio Ambiente británico, Michael Gove, admitió en una sesión parlamentaria que no sabía qué impacto tendrán las restricciones chinas en las empresas de Reino Unido, que en 2016 exportó 400.000 toneladas de desechos plásticos a China.

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Alternativas

¿Qué ocurrirá entonces con la montaña de basura de reciclado que China ya no recibirá?

El Buró Internacional de Reciclaje (BIR), con sede en Bruselas, que representa a la industria global de reciclado, afirma que ya se están buscando nuevos mercados potenciales para estos materiales, que podrían incluir a Tailandia, Vietnam, Camboya, Malasia, India y Pakistán.

"Estos países ya están posicionados en el mercado pero ciertamente no tienen la misma capacidad que China", le dijo Arnaud Brunet, director general del organismo, a la revista Recycling International.

Y agregó que las regulaciones y los sistemas legales en estos países no están tan desarrollados como los de China.

Brunet cree que 2018 será un "momento decisivo" para la industria de reciclaje.

"Lo que siento es que no habrá marcha atrás, que nuestra industria tiene que cumplir, adaptarse y encontrar opciones alternativas para el largo plazo".

Estas alternativas podrían incluir la incineración de materiales de reciclado para generación de energía, o podrían ser colocados en vertederos, algo que no es ideal debido a los incendios que estos materiales pueden generar.

Los ambientalistas aseguran que las medidas de Pekín podrían ser "un punto de inflexión" en nuestra relación con estos materiales y la forma como los utilizamos.

Los desafíos que enfrentan muchos países que han dependido de China para resolver sus problemas de basura y reciclado ahora ofrecen una oportunidad para pensar en nuevos programas para reciclaje y nuevas formas de utilizar las toneladas de productos plásticos y de papel que actualmente desechamos.

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