No todo son impuestos en la controvertida ley de reforma fiscal impulsada por Donald Trump que terminará de ser aprobada este miércoles en Estados Unidos.
La denominada Ley de Empleos y Recorte de Impuestos (Tax Cuts and Jobs Act) es mejor conocida porque reducirá significativamente la carga fiscal de corporaciones e individuos.
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Pero entre sus disposiciones también destaca una que, a priori, no tiene nada que ver con el tema: la apertura de parte de Refugio Nacional de Vida Silvestre del Ártico, en Alaska, a la actividad petrolera.
La medida fue incluida en las llamadas "disposiciones misceláneas": agregados al texto original que los legisladores estadounidenses acostumbran imponer como condición para un voto positivo.
Específicamente, autoriza la búsqueda y extracción de petróleo y gas en un área más de 600.000 hectáreas de la reserva de 79.318 kilómetros cuadrados de extensión, creada en 1980.
"Batalla multigeneracional"
National Geographic ha descrito la batalla por la explotación petrolera de la reserva como "una de las controversias ambientales de más larga duración en la historia reciente de EE.UU.".
Y la senadora republicana por Alaska Lisa Murkowski -la gran impulsora de su apertura- celebró la decisión como una victoria en una "batalla multigeneracional" y "el paso más importante" hacia la independencia energética y creación de riqueza en EE.UU.
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"Vamos a recaudar… más de mil millones de dólares durante los próximos 10 años. Y una vez que empiece la producción muy probablemente va a generar más de US$100.000 millones para el tesoro federal", le dijo Murkowski al congreso la semana pasada.
"Nada de eso va a ser a expensas del medio ambiente", prometió la senadora.
Pero no todos comparten el optimismo de la congresista, representante de un Estado que depende muchísimo de la actividad petrolera.
Según Jamie Williams, presidente de The Wildernss Society, las cuentas de Murkowski "no cuadran", por lo que cualquier sugerencia de que la apertura de la reserva ayudará a cerrar el déficit agrandado por la reforma fiscal no es más que "una cínica estrategia política".
"Eso fue un truco hecho en la oscuridad de la noche para conseguir un objetivo político", le dijo Williams a National Geographic.
Y la publicación también considera que la cifra de US$100.000 millones, barajada por la senadora, se basa en un par de supuestos extremadamente optimistas: que el precio del barril de petróleo subirá y se mantendrá en al menos US$78 y que el área esconde cuando menos 7.000 millones de barriles.
Según las estimaciones del Servicio Geológico de EE.UU., en el área puede haber entre 4.300 millones y 11.800 millones de barriles.
Esta última proyección, sin embargo tiene una probabilidad de nada más 5%. Y, hasta el momento, la mayoría de los pozos perforados cerca de la reserva han arrojado resultados decepcionantes, en el mejor de los casos.
Eso significa que, por el momento, lo único seguro es que la zona es visitada anualmente por unos 200.000 caribúes y millones de aves migratorias, además de servir de madriguera a docenas de osos polares.
Y, para muchos, los costos ambientales de permitir actividad petrolera en uno de los pocos rincones vírgenes de EE.UU. son simplemente demasiado grandes.
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