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Por qué no puedo celebrar con alegría los cumpleaños de mis hijos

Durante años Hannah Freimanis sufrió ataques de ansiedad por los momentos de pánico que padeció durante los partos de sus hijos. Los médicos le ofrecían antidepresivos, pero no era depresión postparto lo que ella tenía. Cuatro años después recibió un sorprendente diagnóstico.

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Cada año, la misma fecha y los mismos sentimientos de ansiedad.

"Nunca puedo estar totalmente feliz y contenta, como debería. Al decirlo me siento un poco egoísta", admite.

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Pero eso es lo que experimenta Hannah Freimanis, madre de Marleigh, un niño de 4 años, y Sebastian, de 3.

Durante cuatro años ningún médico entendía muy bien por qué esta mujer galesa tenía tanta ansiedad y flashbacks recurrentes del momento en el que dio a luz. Pensaron que tenía depresión postparto y le ofrecían antidepresivos, pero ella no quería tomarlos porque sabía que su problema no era ese.

Hasta que por fin recibió un diagnóstico que lo aclaró todo, cuatro años después de haber dado a luz a su primer hijo: trastorno de estrés postraumático.

Se trata de un trastorno mental más asociado a los soldados que regresan de guerra que a las madres que acaban parir.

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Las mujeres que tienen un parto traumático son más propensas a desarrollar la afección. Sin embargo, muy pocas son diagnosticadas.

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La asociación británica Birth Trauma Association, que apoya a las madres con este problema, calcula que hasta un tercio de las mujeres que dan a luz experimentan algún tipo de respuesta traumática ante el parto.

Se trata de un trastorno mental que puede pasar inadvertido para las parteras, los médicos y otros trabajadores de la salud, y que a menudo se confunde con la depresión, pero cuyos síntomas y tratamiento son diferentes.

"Otra vez el mismo miedo"

"Los flashbacks son involuntarios. De repente estás ahí", describe Freimanis.

"No es que recuerdes una experiencia, no se trata de un recuerdo. Es que estás ahí, estás volviendo a vivir algo", le explica a la BBC.

"Vuelves a sentir las mismas emociones, el mismo miedo. Vuelves a estar allí, completamente. Yo tenía contracciones muy rápidas y violentas", recuerda sobre su primer parto, el que desencadenó el trauma.

"A mi alrededor había mucha gente en pánico. Me estaban preparando para hacerme una cesárea de emergencia pero para entonces la cabeza de Marleigh estaba lista para salir. Entonces decidieron que sería un nacimiento con fórceps.

"Me cortaron sin haberme dado un analgésico fuerte y eso fue horrible", dice Freimanis con un gran suspiro al recordarlo.

"Y entonces nació Marleigh. Pero para entonces se le había parado el corazón. Pasé de una sala bulliciosa y llena de gente a un silencio mortal. Yo preguntaba qué estaban haciendo y nadie me hablaba a mí, nadie me respondía", recuerda.

"Así que aumentó el pánico. Yo nunca lo vi, no me lo pusieron en brazos como yo me esperaba".

Finalmente Marleigh sobrevivió, pero la vida de Hannah se volvió muy difícil.

Cualquier desencadenante

"Cualquier cosa podía desatar la ansiedad, sobre todo los primeros días. Cualquier cosa que me hiciera sentir insegura podía desencadenarla. Por ejemplo la mera idea de conducir, al principio. También cuando la gente me preguntaba sobre el parto".

Los flashbacks de Freimanis empeoraron tres años después, con el nacimiento de su segundo hijo, que fue igual de traumático.

Trauma postparto también en los hombres

El trastorno de estrés postraumático puede ser experimentado por cualquier persona que sienta un miedo real por su propia muerte o por la muerte de un ser querido.

De hecho, este trastorno asociado al parto también puede afectar a la pareja de la mujer que da a luz.

Mark Williams, de Gales, Reino Unido, dice que todavía sufre síntomas de trauma 13 años después del nacimiento de su hijo Ethan, tras una cesárea de emergencia.

"Yo no estaba preparado en absoluto para el nacimiento. Sabía que mi esposa tenía muchísimo dolor solo con verla. Quería que el bebé saliera ya y me estaba poniendo cada vez más ansioso", recuerda.

"No me di cuenta hasta muchos años después de que las pesadillas y los sueños recurrentes y vívidos que tenía, en los que me levantaba pensando que mi esposa o mi hijo habían muerto, eran un síntoma de que años antes había sufrido un trauma".

Ahora está buscando ayuda para lidiar con el trastorno.

El diagnóstico, "una lotería"

"Algunos partos son experiencias muy traumáticas y han generado algunos de los casos de trastorno de estrés postraumático más graves que he visto", le comenta a la BBC Jonathan Bisson, quien lidera la unidad médica de respuesta ante esta afección en la ciudad de Cardiff.

"Los servicios primarios de salud están orientados a identificar la depresión postparto, así que no se hacen muchas preguntas sobre el nacimiento. Esto significa que el estado de trauma de la paciente se puede confundir con el de la depresión, cuando es otra cosa".

"El diagnóstico es una lotería", dice Bisson.

Hannah Freimanis es una de las 20.000 mujeres que -se estima- sufren del trastorno de estrés postraumático vinculado al parto cada año en Reino Unido.

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"Creo que el número de individuos que son derivados a nuestro servicio por esta afección es solo la punta del iceberg si se compara con el verdadero número de personas que lo deben sufrir", apunta Bisson.

Por su parte Sara Moseley, directora de la organización británica de apoyo a pacientes con enfermedades mentales Mind, cree que el nivel de formación de médicos de familia y matronas con respecto a la salud mental perinatal es muy desigual.

"Que te diagnostiquen depende en general de dos cosas: que coincidas con un trabajador de la salud que realmente entienda los problemas mentales y del grado de severidad de la condición que padezcas. Depende de si estás en plena crisis o de si convives con tu malestar".

"Una actitud despectiva"

Hannah Freimanis cree además que existe "una actitud despectiva" con respecto al trauma asociado al parto.

"La actitud es ’tuviste un bebé, ¿qué esperabas?’".

Finalmente, ella recibió un diagnóstico cuatro años después del nacimiento de su primer hijo y así se inició el tratamiento.

Ahora "sus cumpleaños nunca son fáciles, desafortunadamente. Para mí son un recuerdo de lo que tuve que pasar para poder traerlos hasta aquí. Me hacen regresar el momento de pánico cada año", lamenta.

"Siento que no fui la mejor madre que podía haber sido, creo que en eso sí me afectó. Y es duro mirar atrás y darte cuenta de eso y no sentirte culpable… pensar ’no se lo di todo’.

"Lo que pasa es que yo no tenía para darles. Ojalá pudiera haberlo hecho".

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