Guggensito, un museo para brincar y rayar sus paredes

El GuggenSITO de México llega a las calles boricuas como una propuesta de arte urbano y libertad de expresión.

Pensar en un museo es pensar en un lugar frío y, para algunos, demasiado silencioso. Pero no para el GuggenSITO, un museo inflable diseñado por el artista y curador mexicano Eder Castillo, quien se encuentra en Puerto Rico llevando este proyecto a diferentes barrios de forma gratuita hasta julio de 2013.

La instalación es sencilla. Se compone de lona, hilo, un buen compresor de aire y muchas personas que quieren interacturar con esta obra de arte que el próximo 30 de mayo intervendrá la entrada del Museo de Arte de Puerto Rico en Santurce como parte de la actividad ArteJangueo.

Según cuenta el artista Eder Castillo, la idea surgió en 2007 en respuesta al proyecto fallido que impulsaba la fundación Guggenheim, que buscaba instalar una sucursal del Museo Guggenheim en México.

“El proyecto se canceló por múltiples razones”, recuerda. De ahí su mente se fue a volar con cuestionamientos como ¿por qué México no se merece tener un Guggenheim, sobre todo  cuando nuestro país tiene todo un problema de delincuencia y violencia, y la cultura de alguna forma es un vaso contenedor? y, en segundo lugar, ¿por qué no ponerlo en México, un país que tiene una gran riqueza cultural?

Fue así que nació el GuggenSITO como una proyección que simula la fachada de la estructura original del edificio diseñado por el arquitecto Frank O. Gehry y que está ubicado en Bilbao, España.

Arte como ruptura

La dinámica de GuggenSITO opera así: Castillo coloca el inflable en un espacio público en donde las personas puedan entrar a la estructura, brincar en ella y hasta escribirla.

“La parte interesante de esto es que deconstruye el aparato simbólico del museo. Es decir, cuando yo lo pongo a disposición de un barrio, la gente no lo ve de entrada como una obra de arte, lo ve como lo que es, un inflable. Pero después empieza a detectar que no es un inflable común, porque no hay restricciones de uso; es gratuito”, comenta Castillo, quien se describe como un artista autodidacta, pues nunca estuvo expuesto a una preparación académica en arte.

“Yo no estudié arte. Llevo 15 años como artista y 10 como curador, pero para mí la relación que llega a tener la obra como un prototipo arquitectónico es muy importante porque crea espacios momentáneamente. Pero es un espacio público efímero”, dice sobre su interpretación de la gestión cultural que hace.

Añade que su propuesta  es un arte más moldeable y no estático.

“Es móvil, incluso cuando se levanta y se infla nunca lo hace igual, porque obviamente entre más parches y más costuras pues va perdiendo fuerza y presión. La idea es que llegue un momento en que se destruya y ya no se pueda levantar. Y ahí empieza la interrogante de si hay que hacer un segundo GuggenSITO”, sostiene.

Aun así, Eder Castillo no cree que su obra pueda ser observada desde la perspectiva del performance.
“Hay una acción performática siempre que la pieza se instala en un sitio, pero no está predispuesta. Es decir, al ser un inflable, te invita a brincar. Sin embargo, la lógica no es solo brincar, sino que, al tener toda esta parte de poder dibujar y de crear situaciones alrededor, ahí es donde pudiese entenderse como una acción ‘performática’, pero no está pensado para que sea un escenario para el performance, aunque suceden acciones lúdicas adentro”.

La pieza llega a la Isla con el apoyo de Fondo Nacional para las Culturas y las Artes de México y el proyecto puertorriqueñoTrailer Park Poject.

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