El Proyecto de la Cámara 420, aprobado por la Legislatura y enviado a La Fortaleza, congela el impuesto al inventario hasta 2028, buscando su eventual eliminación. Esta medida responde a la batalla que grupos de comerciantes han levantado contra este tributo, especialmente luego del huracán María. La aprobación de esta medida, si bien alivia a los comerciantes, pone en riesgo el 45 % de los recaudos municipales, de los cuales más de 300 millones provienen del inventario.
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Este proyecto reaviva uno de los debates que ha marcado la política puertorriqueña desde la llegada de la Junta de Supervisión Fiscal en 2016: el rol de los municipios. Los 78 ayuntamientos enfrentan críticas por supuestas ineficiencias y duplicidad de funciones, con algunos abogando por su consolidación o eliminación para “racionalizar” el gobierno. Argumentan que Puerto Rico, con solo tres millones de habitantes, no puede sostener tantas alcaldías. Sin embargo, esta visión ignora la función vital de los municipios: proveer servicios cercanos como recogido de basura, mantenimiento de vías y programas comunitarios, que un gobierno centralizado difícilmente igualaría en rapidez y conexión con la gente.
Estamos en una encrucijada sobre el futuro municipal. ¿Los fortalecemos para que operen cerca de las comunidades, respondiendo ágilmente a sus necesidades? ¿O los extinguimos, centralizando servicios en un gobierno estatal que ya sufre de burocracia y lentitud? Eliminar municipios podría ahorrar costos a corto plazo, pero arriesga alejar a las comunidades de las decisiones que las impactan, profundizando la desconexión y la ineficiencia.
Yo abogo por fortalecerlos. Es hora de zanjar esta discusión identificando recursos alternativos, transferencias estatales equitativas, incentivos por eficiencia, alianzas público-privadas, junto a un gobierno estatal más pequeño, enfocado en fiscalizar, no en microgestionar.
Cuidado con que, al empujar la eliminación del impuesto, no asfixien a los municipios y liquiden la poca calidad de vida de los ciudadanos y la efectividad de los servicios esenciales. Esa sería otra razón para que miles decidan emigrar, con las consecuencias que eso conlleva para el país. Puerto Rico necesita ayuntamientos empoderados que sirvan de puente entre la gente y los servicios, no entidades debilitadas o fantasmas administrativos. Fortalecer nuestros servicios esenciales es clave para un Puerto Rico resiliente y efectivo.