Opinión

Cómo lidiar con los efectos de la dermatitis atópica

Lee aquí la columna del doctor, especialista en medicina primaria y estética.

Columnista
Guillermo Colón Colón

Convivir con los efectos de la dermatitis atópica, representa una batalla diaria para los pacientes diagnosticados con esta condición que afecta su calidad de vida en distintos aspectos, incluyendo la salud mental.

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Se trata de una enfermedad inflamatoria crónica dermatológica de origen multifactorial que consiste en erupciones pruriginosas y descamativas, además de inflamación en la piel y comezón intensa.

Incluso, el paciente puede presentar otras reacciones, tales como picazón, hinchazón y enrojecimiento continuos y es más propenso a sensibilidad debido a que su piel carece de las proteínas específicas que mantienen una barrera protectora contra el agua.

No solo eso, sino que esta enfermedad también tiene un impacto en el descanso, la concentración, autoestima y salud mental. Esto es ocasionado por la intensidad del picor que provoca serias dificultades para conciliar el sueño y despertares frecuentes, tanto en niños como en adolescentes.

De hecho, la falta de descanso puede ocasionar irritabilidad, fatiga diurna, problemas de concentración y afección negativa al estado de ánimo y calidad de vida.

Impacto en la salud mental

Por otro lado, más del 30% de las personas con dermatitis atópica han sido diagnosticadas con depresión o ansiedad.

Además, esta condición afecta la autoestima del paciente debido a los síntomas visibles que ocasiona, entre estos, lesiones, cicatrices, hinchazón, picazón constante, los cuales le provocan vergüenza y aislamiento social; resultando en una autoimagen

negativa.

Otros efectos en cuanto a la salud mental es que, cuando una persona pasa por una situación estresante, el cuerpo entra en un modo de lucha o ‘flight or flight’; aumentando las hormonas del estrés, como la adrenalina y el cortisol.

Cabe destacar que, si el cuerpo produce demasiado cortisol, suprime el sistema inmunológico y provoca una respuesta inflamatoria en la piel.

Sin embargo, esto no significa que, la dermatitis atópica se curará si la persona elimina el estrés, pero puede ayudarle a mejorar algunos de los síntomas.

Para contrarrestar estos efectos, resulta fundamental que la persona reciba un tratamiento médico integral que incluya la gestión de los factores desencadenantes, la búsqueda de apoyo psicológico y la práctica de técnicas para fortalecer la resiliencia y el amor propio.

De otra parte, el estigma en niños y jóvenes con dermatitis atópica genera un impacto psicosocial negativo de la enfermedad que, puede incluir baja autoestima, aislamiento social, ansiedad y depresión, debido a las lesiones visibles en la piel y al sufrimiento causado por el picor y la falta de sueño.

Esto puede afectar su rendimiento escolar y sus relaciones y, en la adolescencia, compromete la construcción de una autoimagen positiva.

Por eso, es importante que los padres de niños y adolescentes que no padecen dermatitis atópica enseñen a sus hijos a ser empáticos y reprendan cualquier conducta de bullying.

La ansiedad que puede tener un joven por la condición puede escalar a una depresión o incluso, en intentos de acabar con su vida. Lamentablemente, los niños y adolescentes con esta afección tienen un mayor riesgo de sufrir ansiedad, depresión y aislamiento social.

Prevención y manejo diario

Para lidiar con los efectos de la dermatitis atópica, es fundamental que el paciente mantenga su piel hidratada con humectantes, evite duchas largas con agua caliente y use ropa de algodón.

Igualmente, es imprescindible limitar su exposición a irritantes, entre estas, fragancias y alérgenos, tales como ácaros del polvo o pelo de mascotas. También debe evitar ciertos alimentos, cambios de temperatura, sudoración y estrés, que pueden empeorar la afección.

Es necesario que los padres aprendan a identificar las lesiones en sus hijos y a no minimizarlas, pero lo más importante es acudir a su médico primario para una evaluación. Cuando la dermatitis atópica se presenta de forma severa, persistente y no responde al tratamiento inicial, el médico primario puede referir al paciente a un dermatólogo para un tratamiento más especializado.

Finalmente, no todas las lesiones de piel pueden ser controladas por medicamentos ‘over the counter’. Un gran porcentaje de los casos necesita la evaluación de un profesional para llevar a cabo un manejo correcto de la enfermedad y minimizar la recurrencia de las lesiones.

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