Opinión

La globalización de la empatía: una agenda urgente

Columna por Sarah González López: Pastoral de Mujeres y Justicia de Género, Consejo Latinoamericano de Iglesias

La foto muestra a una columnista de opinión en el periódico Metro Puerto Rico
Sarah González López Columna de opinión en Metro Puerto Rico. (Metro)

PUBLICIDAD

Vivimos tiempos convulsos de incertidumbre y desasosiego tanto nivel local como global. El 8 de marzo conmemorábamos el Día internacional de la mujer trabajadora reivindicando una vez más, nuestro derecho a la equidad como un derecho humano.

Hoy a cincuenta años después, aunque hemos avanzado en igualdad y derechos, el termómetro donde mejor se manifiesta la desigualdad que es la violencia contra la mujer en sus diversas categorías, escala cotas preocupantes. Según el Foro Social Mundial, las feministas y sus aliados, estamos a 123 años de alcanzar nuestro objetivo.

PUBLICIDAD

El cambio de administración gubernamental tanto aquí como en Estados Unidos, con gobiernos proclives a políticas neoliberales, representa un gran desafío. En todos los niveles del sistema educativo, permea una atmósfera inquisitorial fascista: libros proscritos y cortes de fondos a universidades, acallan espíritus inquisitivos colocando trabas al progreso del conocimiento humano. La guerra arancelaria anuncia un alza inflacionaria que afecta negativamente a los sectores más vulnerables. Los asuntos ambientales proponen un negacionismo anticientífico ante los escándalos ecológicos provocados por el calentamiento global. En materia de justicia social la inmigración es un tema harto vergonzoso.

Conocidas son las políticas maquiavélicas del presidente Donald Trump con la consecuente desestabilización social provocada aquí y allá. Nuestros inmigrantes, independientemente de su condición civil o jurídica, viven bajo la constante amenaza de ser deportados separando familias a las que se les niega la posibilidad de vivir vidas plenas. La sombra de la tecnología mal empleada hoy les persigue. Con el aval de una gobernadora arrodillada ante el Imperio, esta tecnología mal extrapolada, está al servicio de la denuncia. El miedo es la orden del día. Ni lejanamente está en la agenda gubernamental acoger y cuidar al extranjero, emulando al buen samaritano frente al judío abandonado y herido.

Cuando quienes valoramos la vida, miramos el dolor ajeno tal y como lo hizo Susan Sontag en su reflexión fotográfica, Regarding the Pain of Others, nos percatamos que hay una carencia absoluta de amor, virtud que según bel hooks (Todo sobre el amor) supera toda categoría y es solo posible mediante el ejercicio de la empatía. La filósofa y feminista Edith Stein, víctima de las deportaciones nazistas, abordó este tema en su tesis doctoral. La empatía concluyó, se caracteriza por un “esfuerzo intencional por la comprensión del otro y la otra, fuera de cualquier entrenamiento afectivo personal o de juicio moral” en absoluta “reciprocidad y simetría” en las relaciones. Creo que este sentimiento es hoy más urgente que nunca a nivel local y global, tanto para las agendas feministas como en el tema de la inmigración. Es necesario sacudirse del individualismo y saltar los muros mentales y físicos, para salvaguardar vidas del sufrimiento vil e inhumano tanto de la inequidad de género como de la deportación. Clama también la defensa de los Derechos Humanos. Solo así lograremos romper las barreras que separan un ser humano de otro, garantizando una sociedad libre de miedo y henchida de solidaridad.

PUBLICIDAD

Tags

Lo Último