Todas las muertes, particularmente las violentas, producen un gran impacto social y emocional en las familias de las víctimas. Cuando se trata de feminicidios, este efecto es aún mayor, sobre todo para las hijas e hijos de las víctimas, quienes tienen que enfrentarse a la pérdida de la madre y, en la mayoría de los casos, al hecho de que sea una figura paternal quien le haya quitado la vida. Muchos de esos menores sobrevivientes de feminicidios quedan bajo la custodia de algún familiar, en la mayor parte de las ocasiones de sus abuelas y abuelos, quienes se enfrentan al reto de volver a criar, lidiando con el trauma de sus nietos, además de su propia pérdida, con muy poco apoyo del Gobierno. De esta manera, el núcleo familiar de las víctimas de feminicidio, en especial las hijas e hijos, se convierten en víctimas colaterales.
PUBLICIDAD
Según datos recopilados por las organizaciones no gubernamentales Kilómetro 0, Proyecto Matria y el Observatorio de Equidad de Género, desde que el huracán María azotó a la isla hasta datos recopilados al 2021, 71 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas. Como consecuencia, en ese mismo periodo, al menos 55 menores quedaron huérfanos de madre de acuerdo con cálculos del Centro de Periodismo Investigativo y el medio digital Todas.
Como parte de las medidas de reparación que le debemos a las víctimas de feminicidio, proponemos crear la “Ley de Protección y Reparación en favor de las Hijas e Hijos de las Víctimas de Feminicidio”, mediante el Proyecto de la Cámara 1877, de la autoría del representante Denis Márquez. Este proyecto propone establecer un Fondo Especial de Becas para las hijas e hijos de las víctimas de feminicidio y enmendar la “Ley de Compensación y Servicios a las Víctimas y Testigos de Delito”, con el fin de ofrecer una pensión mensual en beneficio de las hijas e hijos de las víctimas de feminicidio.
Es hora de que el Gobierno deje a un lado el enfoque punitivo en la atención de la emergencia por violencia de género y atienda otros aspectos de este tipo de violencia y las repercusiones que tiene sobre las víctimas colaterales, particularmente las hijas e hijos de las víctimas de feminicidio y sus cuidadoras.