El pacto entre Tatito Hernández y Edwin Mundo me recuerda la fábula de la rana y el escorpión (traducido al puertorriqueño como el sapo y el alacrán). El escorpión le pide a la rana que lo ayude a cruzar el río, a lo cual la rana objeta pues el escorpión podría matarla con una punzada venenosa. El escorpión argumenta que como necesita de la rana para cruzar no sería lógico ni prudente hacerlo pues ambos se hundirían. La rana accede y en medio del río siente la punzada del escorpión. Mientras ambos se hunden, la rana pregunta por qué lo hizo a lo que el escorpión responde, “perdón, es mi naturaleza”.
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No le quepa duda, el proyecto de la Cámara de Representantes 1822, aprobado por los votos coaligados del PNPPD (Partido Nuevo Progresista / Partido Popular Democrático), es producto de una alianza entre un sapo y un alacrán que intentan manipular los resultados electorales de 2024. El proyecto que enmienda el código electoral liberaliza el voto adelantado, pone trabas a la elección de legisladoras/es por acumulación y asegura el control de la Comisión Estatal de Elecciones por la alianza PNPPD. Es un hecho corroborable estadísticamente, por ejemplo, que la alcaldía de San Juan fue ganada por el PNP por los resultados de las “unidades especiales”, que agrupan el voto adelantado y el voto ausente. Con estas maniobras el bipartidismo trata de excluir a los partidos minoritarios del proceso para repartirse votos, puestos y presupuestos.
Pero además del gran proyecto para mantenerse en el poder y repartirse puestos y presupuestos, la medida es un intento de golpe de estado al nuevo presidente del PPD, Jesús Manuel Ortiz. El PPD pasa por una profunda crisis que le ha costado grandes pérdidas de sus constituyentes tradicionales. Desde las pasadas elecciones el PPD dio un giro conservador que ha marginado a las mujeres, renunciando al rol de liderazgo que ha caracterizado a ese partido en asuntos de la mujer. También ha marginado al sector soberanista, a la comunidad LGBTT+ y a la juventud—que se alineó detrás de la figura de Alexandra Lúgaro en 2016 y 2020. El vacío creado por el giro a la derecha del PPD lo han llenado el Movimiento Victoria Ciudadana y el Partido Independentista Puertorriqueño. Por ello la posible alianza entre estos dos partidos es una amenaza formidable.
El liderato del PPD, centrado en candidaturas y luchas de poder, no encuentra el Azimut. No hay consenso sobre temas y asuntos como el estatus, los derechos de las mujeres y las minorías sexuales, el desarrollo económico, la salud y la educación. El quehacer del partido está inmerso en candidaturas, puestos y presupuestos. De ahí los problemas en alcaldías importantes como Mayagüez, Ponce y Trujillo Alto.
La alianza entre el sapo y el alacrán parece ser un triunfo a corto plazo para el alacrán. El PNP logró aliarse con el más débil de sus opositores, el PPD (el MVC y el PIP crecen a expensas del PPD). La gran pregunta es si el sapo podrá llegar a la próxima orilla o si la picada del alacrán los hunde a ambos. El tiempo dirá.