Opinión

De códigos, el orden y un fin público

Lea la columna del periodista Rafael Lenín López

Metro Puerto Rico
Rafael Lenín López Metro Puerto Rico

Ya es ley en la ciudad de San Juan el nuevo Código de Orden Público. Fue aprobado el viernes por la Legislatura Municipal y ayer fue firmado por el alcalde Miguel Romero. La nueva ordenanza municipal entrará en vigor poco antes del feriado del Día de Acción de Gracias que en Puerto Rico marca el inicio de la temporada navideña y por ende las fiestas. Es decir que, estas Navidades en San Juan serán distintas pues habrá que apagar las fiestas donde se vendan bebidas alcohólicas una o dos horas después de la medianoche.

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Esto de los códigos de orden publico no son nuevos en Puerto Rico. En el caso de San Juan, fue la alcaldesa Sila Calderón en el 1997 quien estableció el primero para darle paz a residentes que no podrían bregar con los fiestones cerca de sus casas, particularmente en el Viejo San Juan. Luego, se establecieron códigos en distintas zonas de la capital y otros municipios imitaron la acción, incluyendo todos los que colindan con San Juan. La novedad de este Código aprobado ayer es que, aparte de las nuevas disposiciones, unifica las reglas en un solo documento para toda la ciudad y no solo para unos sectores.

¿Se ha logrado más paz desde entonces? Los residentes son los llamados a contestar eso. La percepción pudiera ser que no, pero la realidad es que no sabemos como hubiese degenerado el alegado descontrol de aquella época.

Lo difícil para cualquier gobernante, como lo es un alcalde en su municipio, es conciliar los diversos intereses que hay en la sociedad para que el fin público sea el mejor y prevalezca lo que más beneficie a la comunidad. En ese ejercicio siempre habrá descontentos y se ganarán enemigos, pero de eso se trata el difícil arte de gobernar desde su génesis en los tiempos griegos. ¿Cuál es el fin publico en este tema? Es el mejor balance entre los intereses económicos de los comerciantes, el deseo de un sector de divertirse sin límites de horarios en los negocios y la necesidad de que los residentes vivan en ambientes de relativa tranquilidad.

En este tema, el alcalde Miguel Romero y el brazo legislativo del municipio concluyeron que el fin publico se lograba con la medida que ayer convirtieron en ley.

Opino que la medida aprobada atiende unas inquietudes reales y logra conciliar el choque de intereses en este tema. Sin embargo, mi opinión es sostenida con la mera percepción que tengo y no con datos presentados al momento de presentarse el Código. Y por ello, la nueva ley municipal carece de cierta fortaleza y aun genera dudas sobre su eventual efectividad.

Por ejemplo, ¿Hay estadísticas policiales sobre los incidentes y delitos en San Juan atribuidos específicamente a la venta de bebidas alcohólicas en negocios abiertos después de la 1:00am o 2:00am? ¿La cantidad de delitos que hay registrados por la venta de bebidas después de la 1:00am o 2:00am son lo suficiente como para restringirle sus actividades a una población mayor? ¿Es este un problema de toda la capital o de ciertas zonas particulares? Y la pregunta mas importante, ¿tendrá el Municipio de San Juan la fuerza policiaca necesaria para ejecutar las disposiciones de la nueva ley local o se convertirá como en tantas otras leyes que terminan siendo letra muerta?

Todas esas preguntas seguirán pendientes de contestaciones para cuando el nuevo Código de Orden Publico de San Juan entre en vigor en noviembre. Lo bueno es que el alcalde Romero ha dicho que el mismo estará en constante revisión y eso es saludable para los procesos de establecer políticas públicas.

Lo cierto es que las Navidades, para muchos serán distintas, en San Juan. Ojalá se atienda de verdad el fin publico deseado.

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