El torbellino que ha provocado la nominación de Ángel Toledo Lopez como secretario de Educación me hace preguntar una sola cosa, ¿quién se encarga de filtrar las designaciones en La Fortaleza para no hacer quedar mal al gobernador al momento de realizar una nominación tan importante como esta y con las circunstancias políticas que enfrenta en la Legislatura?
Toledo López llega a sustituir a Eliezer Ramos en la jefatura del Departamento de Educación. Desconociendo aún las razones por las cuales Ramos fue separado de su cargo de manera fulminante el pasado viernes, la realidad es que su liderato conciliador provocó un periodo de paz en la agencia y una sensación de que había alguien con una agenda definida. La designación de Toledo ha roto con todo eso en las primeras 24 horas de haber sido designado. Unos tuits insultantes escritos hace 10 años en contra del entonces gobernador Alejandro García Padilla, otros mensajes liberales que han estremecido a los conservadores y un caso por conducir en estado de embriaguez hace seis años del que aparentemente salió bien en la corte, son la embocadura de una nominación que no pinta bien.
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Cuando un gobernador quiere hacer una nominación o lo convencen de designar a alguien para un puesto, importante o no, ocurre un segundo paso en La Fortaleza: el filtro. De inmediato se activa un equipo de trabajo para realizar lo que se conoce en inglés, un background check. Ese proceso tiene el propósito de investigar su vida personal, sus acciones previas, todo su pasado, sus comentarios públicos en cualquier tipo de foro, las posiciones asumidas y cualquier otro evento en el que haya estado involucrado que pueda afectar la intención del Gobernador. De esa investigación, siempre surge algo. Ahí entra el análisis de si ese “algo” es razón para no continuar con la intención de la nominación o seguir hacia adelante. Y en ese análisis se toma en consideración el proceso legislativo al que tendrá que someterse el o la nominada, y su impacto en la figura del primer ejecutivo.
En este caso, tengo que asumir que el filtro no se hizo o fue mediocre. ¿Por qué? Porque después de un tiempo de paz sindical y general en el Departamento de Educación, a casi 500 días de las elecciones y con una Legislatura controlada por la oposición, es un acto político suicida innecesario tirar una nominación así con conocimiento de su bagaje.
Toledo pudiera tener un impresionante expediente académico, pero en un proceso político como este, se consideran otros tantos factores. Tampoco es que es reconocido en el país como un gran pedagogo o administrador, dos criterios importantes para dirigir una agencia compleja como el Departamento de Educación donde tiene que tomar decisiones sobre la enseñanza de nuestros niños y jóvenes, mientras comanda toda una estructura de escuelas y trabajadores compuestos en su mayoría por maestros unionados para lo cual tiene un presupuesto billonario, principalmente nutrido por fondos federales.
Si llega al proceso legislativo -como dijo anteayer Thomas Rivera Schatz- cuando se reanude la sesión en agosto, Toledo tendrá que defender su madurez, su temple, si es liberal o conservador sobre el tema de la enseñanza en perspectiva de genero y demostrar su capacidad para dirigir nuestro sistema publico de enseñanza.
Lo menos que necesita el gobernador es tener la principal agencia, con dos sindicatos muy activos, metida en un huracán con una potencial primaria a la vuelta de la esquina. Si Toledo López es la figura idónea que necesita el Departamento de Educación en este momento, ya lo sabremos. Si fue una metida de pata del gobernador y su equipo de trabajo, también lo sabremos pronto y ahí tendrán que cambiar los filtros en el Palacio de Santa Catalina.