Luego del revés judicial a la demanda que busca legalizar nuevamente en Puerto Rico las candidaturas coaligadas en los procesos electorales, el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP) y el Movimiento Victoria Ciudadana (MVC) deben estar ya mirando otras opciones estratégicas para lograr “de facto” el objetivo político que persiguen.
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Si bien es cierto que el proceso judicial les da espacio a los demandantes para seguir apelando los fallos en su contra hasta llegar al Tribunal Supremo de Puerto Rico o quien sabe, hasta el Tribunal Supremo de los Estados Unidos, la realidad es que, para ambos partidos, the clock is ticking. Y es que el calendario electoral está ya definido para el ciclo electoral venidero. El 1ro de diciembre abre el proceso de radicación de candidaturas para las elecciones generales del 2024. Ese período es de solo un mes, es decir, al 31 de diciembre el proceso cierra y comienza el trámite de la Comisión Estatal de Elecciones (CEE) y los partidos para certificar aspirantes. En aquellas candidaturas para la cual aspire más de una persona que cumpla con los requisitos, habría primarias en el verano. Para las candidaturas en las que haya un solo candidato, estos van derecho a las Elecciones Generales de noviembre.
El PIP y el MVC saben que es improbable que los tribunales resuelvan este asunto de manera rápida. Sería el Tribunal Supremo el que tendría la palabra final, pero antes la demanda tendrá que dar vueltas por el foro apelativo. Y los partidos tienen que realizar sus procesos deliberativos y asambleas para configurar sus papeletas. Por ello, mientras los abogados del PIP y el MVC desarrollan sus estrategias legales, en los cuarteles generales de ambos partidos tienen que llevarse a cabo ya reuniones estratégicas de índole político electoral. Claro, estamos partiendo de la premisa de que ambos tienen un interés extraordinario en lograr ciertas alianzas estratégicas para las próximas elecciones. A veces no los veo, particularmente del lado del PIP, tan enérgicos como para que eso pase.
La movida electoral más obvia sería que el PIP y el MVC postulen candidatos a todos los puestos electivos, incluyendo en los que harían alianzas y luego, tras conocer finalmente una sentencia judicial, retirar a aquellos candidatos o candidatas de los puestos a los cuales invitarían al electorado respaldar en otra columna de la papeleta electoral.
Sin embargo, esta estrategia electoral de seguro enfrentará retos legales por parte del PNP y el PPD. De seguro impugnarían en los tribunales que el PIP y el MVC buscan lograr a la trágala lo que no lograron por la vía legal. Pero en algún momento los partidos de mayoría tendrán que escoger no lucir tan asustados ante los partidos de minoría o movimientos emergentes. Es obvio que al PNP y PPD les da miedo seguir viendo sus partidos reducirse -más en el caso del PPD- y observar un creciente respaldo a los candidatos que representan movimientos “frescos” aunque algunos escondan ideas retrógradas o vacías. Es el hastió a lo mismo.
El PPD y el PNP tienen que ir asimilando que, quizás no para este ciclo electoral, sino para el del 2028, uno de estos partidos emergentes, existente o que nazca luego, comenzará a ocupar espacios mayoritarios o influyentes en el gobierno, que dictaran política publica y con los cuales tendrán que sentarse a negociar asuntos trascendentales.
Ya veremos qué pasa en las próximas semanas o meses, pero la realidad es que los tribunales no son los mejores aliados el PIP y el MVC, y el PNP y el PPD tienen que dejar de andar corriendo asustados de quienes dicen no representan a nadie. ¿Qué usted cree?