“…Dejen de pasarse la bola y que fiscalicen”, dijo el primer mandatario Pedro Pierluisi Urrutia, ante el juego de las sillas musicales que han venido escenificando sus subalternos con relación a quien tiene la obligación de supervisar la ejecutoria de LUMA Energy bajo el contrato de privatización. Lo único es que en este juego parece que en vez de moverse en circulo alrededor de las sillas mientras toca la música, los jugadores van pasándose una bola, y quien tenga la misma cuando pare la música, pierde.
El contrato de privatización otorgado a LUMA Energy para la operación y administración del sistema de transmisión y distribución de la AEE es el contrato de Alianza Público Privada más importante que hasta el presente se ha implementado en Puerto Rico. Desde antes de su aprobación, Proyecto Dignidad levantó su voz, no en contra de la privatización, sino en contra de los términos y condiciones del contrato. No obstante, el mismo fue otorgado y como resultado se puso en manos de LUMA Energy un elemento fundamental para el crecimiento económico futuro de Puerto Rico.
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Hace unas semanas atrás se encontraba ante una comisión del senado el director ejecutivo de la Autoridad de Alianzas Público-Privadas (AAPP), Fermín Fontánez. Durante dichas vistas, al preguntársele sobre quién estaba a cargo de la supervisión del contrato de privatización, Fontánez daba pasos de cha entre el Negociado de Energía, AAFAF, AEE y la AAPP. En ese bailecito trataba de alejar de si la responsabilidad. El problema para Fontánez es que no tiene forma de zafarse tan fácilmente de tan gigantesca responsabilidad.
La ley que crea la AAPP en su Artículo 10(D) dispone:
(d) Supervisión del Contrato. — La Autoridad, con la asistencia de la Entidad Gubernamental Participante y la AAFAF, supervisará el desempeño y cumplimiento del Contratante bajo el Contrato de Alianza. A esos efectos, la Autoridad rendirá…un plan de trabajo para la supervisión del año subsiguiente…
Así de claro y contundente. Por otro lado, ya desde hace más de un año, el 14 de junio de 2021, este rotativo reseñaba que Fontánez reconocía en una vista cameral que “no existe un documento de evaluación sobre la ejecución de la empresa por parte de la AAPP.” No existía entonces, y no existe hoy, según declaraciones hechas por el propio Fontánez a la comisión cameral este pasado lunes. Más aún, no existe plan de trabajo alguno por parte de la AAPP que exprese la forma y manera en que esta agencia va a llevar a cabo dicha supervisión. La ley se lo exige, pero él no lo tiene. Sin embargo, Fontánez ha hecho expresiones contundentes públicamente diciendo que LUMA esta en cumplimiento con el contrato. ¿Cómo lo sabe? ¿Cómo llega a esa conclusión, sino tiene ni siquiera una hoja de ruta para hacer dicha evaluación?
Mientras todo esto sucedía por un año completo, el Gobernador de Puerto Rico ¿qué hacía? ¿Qué información tenía sobre el cumplimiento con el contrato? ¿le pidió el gobernador a Fontánez que le entregara el plan de trabajo para la supervisión del contrato de LUMA que le exige la ley de las APP? ¿qué documento le sometió Fontánez, si alguno al gobernador sobre su evaluación y supervisión del contrato? ¿Fontánez le pidió al gobernador que le asignara más presupuesto a su agencia para supervisar el mismo? Esas son preguntas que el gobernador tiene que contestar.
Ante lo anterior, la respuesta del gobernador a este pase misi es desconcertante, “dejen de pasarse la bola” dice Pierluisi. El problema es que Fontánez aparenta nunca haber querido coger la bola, y mientras la música se apaga, ni el gobernador, ni Fontánez, ni ningún otro jugador quiere agarrarla. Al final, ¿Quién se queda con la bola? Esa es la gran pregunta.