Como de costumbre, nos cogen durmiendo, nos pasan tres pepas por el medio del plato, quedándonos con el bate al hombro. Cuando venimos a darnos cuenta estamos caminando para el dugout y no sabemos ni qué pasó. Todo por no actuar a tiempo.
En el juego de la deuda, la Junta y los bonistas nos tiraron la primera recta por el medio del plato con COFINA. Esa ni la vimos. Nos tiraron la segunda recta con el acuerdo de los bonos generales. Esa venía con movimiento y aunque se hizo un amague, nos quedamos con el bate al hombro. En esta, nos cogieron limpiándonos los zapatos y mirando para las gradas. Viene la tercera recta con el acuerdo de reestructuración de la deuda de la AEE. Esta vez hay que tirarle a la Bola.
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Hace tres años, la Junta de Supervisión Fiscal se vio obligada a engavetar el acuerdo de reestructuración de la deuda de la AEE, acordado con la Junta, el Gobierno de Wanda Vázquez Garced y los bonistas, por causa de: (1) el estudio publicado el 30 de agosto de 2019 por el economista Ramón Cao, sobre el impacto destructor de dicho acuerdo tendría sobre la familia y la economía en Puerto Rico, comisionado por el representante del interés público en la AEE, ingeniero Tomás Torres Placa; (2) los terremotos acaecidos durante los primeros meses del 2020 y su impacto en la economía de Puerto Rico; y (3) el COVID-19.
El engavetamiento se acabó. Tan reciente como esta semana los bonistas, con la anuencia de la Junta de Supervisión Fiscal, quien se supone que vele por el interés del pueblo de Puerto Rico en dicha negociación, presentaron ante el tribunal PROMESA una solicitud para que se atienda el plan de reestructuración de la deuda de la AEE.
Entiendan, no es comenzar a negociar hoy bajo la nueva realidad que es Puerto Rico. No, es retomar el acuerdo que en el 2019 era devastador para Puerto Rico y someterlo a un proceso de mediación. A su vez, una de las aseguradoras de bonos ya le ha presentado al tribunal PROMESA una solicitud para que se establezca un mecanismo alterno a la asamblea legislativa, para que se apruebe cualquier acuerdo alcanzado en dicha mediación sin su intervención. Esto es, excluir al pueblo de Puerto Rico de tener algo que decir al respecto de los términos y condiciones de dicho acuerdo. Exactamente lo que nos hicieron con COFINA y con los bonos generales.
Es tiempo de que el acuerdo de reestructuración de la deuda se retire, y se trabaje seriamente un nuevo acuerdo bajo el Puerto Rico de hoy, post terremotos, post COVID-19, post LUMA y el impacto del alza del costo de combustible fósil en la generación de energía en Puerto Rico. Ese acuerdo tiene que mirar de frente la deuda total de la AEE que ronda los $18 billones de dólares.
Por consiguiente, para que la AEE sea viable, necesitamos reducir su deuda en un 70-80%, exceptuando su deuda de retiro que suma cuatro (4) billones de dólares. Esto dejaría a la AEE con una deuda negociada de alrededor de 3 billones de dólares, haciéndola viable mirando al futuro. Esta vez hay que tirarle a la bola.
