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Remueven contaminante en la Barriada Esperanza e investigan su impacto en la Bahía de Guánica

Décadas después de que sustancias químicas tóxicas fueran encontradas en la Barriada Esperanza, la EPA anunció que la contaminación ya no representa un peligro en tierra e inició una investigación sobre su alcance en el agua. En medio de la descontaminación de la zona y su reconstrucción, los guaniqueños se organizan.

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Colectivo El Colectivo de Residentes de Guánica realizó visitas de orientación casa por casa en la Barriada Esperanza en abril. Foto suministrada

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Del CPI.

“Los norteamericanos entraron a Puerto Rico por esta bahía de la costa sur. Guánica era entonces apenas un poblado, barrio lentamente construido en torno al puerto. [...] Como todos los años que hemos cruzado la bahía de Guánica, lo más difícil es la espera bajo el sol, ese lento pasar de las horas en esta confusión de fiestas patronales”. Esto pasaba cada 25 de julio. Así lo narra el escritor Edgardo Rodríguez Juliá en su crónica El cruce de la Bahía de Guánica, y describe que cada año, ese litoral se abarrotaba de gente, de kioscos con frituras y familias buscando la sombra al borde del agua. Esto fue así, al menos hasta los años ochenta.

En el litoral de la Bahía de Guánica se establecieron un puñado de fábricas durante el siglo pasado que, tras décadas de operar cuando no existían regulaciones ambientales, dejaron tras de sí un complejo escenario de contaminación ambiental que, más de medio siglo después, apenas se comienza a esclarecer.

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La Agencia de Protección Ambiental (EPA en inglés) inició este año una investigación en la zona este de la bahía, donde hay una gran concentración de bifenilos policlorados (PCBs), que es un potencial carcinógeno, con el propósito de prevenir el riesgo de exposición al contaminante. Para febrero de este año ya se habían removido cerca de 8,600 toneladas de tierra contaminada del área residencial de la Barriada Esperanza.

Aunque aún se desconoce la concentración de estas sustancias químicas tóxicas en la bahía, el Municipio de Guánica propone la reconstrucción del malecón que bordea la bahía; y la Autoridad de Puertos, que es una de las agencias potencialmente responsables de esta contaminación, analiza la reapertura de su muelle para uso comercial en esta zona industrial abandonada. La Cámara de Representantes también evalúa, mediante la R. de la C. 261, las posibilidades de desarrollo del área.


Rampa pescador
Rampa pescador Un pescador tira su lancha para salir a pescar en la madrugada. La rampa que utiliza queda al lado del antiguo muelle, históricamente utilizado por la Ochoa Fertilizer para recibir la materia prima para la fabricación de fertilizantes. Foto por José Miguel Morales | Centro de Periodismo Investigativo (Jose Miguel Morales)

Por ahora, la reconstrucción del malecón está en pausa porque los diseños que ha propuesto el Municipio no han conseguido la aprobación de la EPA, lo que preocupa al alcalde Ismael Rodríguez Ramos porque los fondos federales aprobados para esa obra vencen en 2027. La Cámara de Representantes condujo una vista ocular a finales de agosto como parte del interés de la legisladora del distrito, Omayra Martínez Vázquez, de desarrollar comercialmente el área, y Puertos ha dicho que tiene $5.8 millones disponibles para invertir en su rehabilitación.

Con la remoción de terreno contaminado, de las primeras medidas de protección a la salud pública que se han tomado, se eliminaron los riesgos a la salud dentro de la Barriada Esperanza, asegura la EPA. Además, la instalación de advertencias de pesca por parte del personal del Bosque Estatal de Guánica ha causado que menos pescadores de orilla visiten el lugar, según datos documentados por biólogos desde el 2020, lo que reduciría la exposición a los tóxicos por medio de la cadena alimentaria.

Para proteger la salud pública, la EPA aún espera por una evaluación que gestiona la Agencia de Sustancias Tóxicas y Registro de Enfermedades (ATSDR) desde hace dos años para conocer cómo las personas se exponen a este contaminante y cómo protegerlas. La ATSDR dijo al CPI que, al momento, no todas las vías de exposición han sido investigadas.

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Mientras todo esto pasa, residentes del casco urbano y de esta barriada gestionan un comité que integre a todos los sectores involucrados en la descontaminación, frente a los más de 25 años que podría tomar la limpieza de su comunidad, que es el tiempo promedio que le ha tomado a la EPA completar cada fase de limpieza en lugares Superfondo activos en Puerto Rico, según analizó el CPI.

La documentación histórica del sitio dice que posiblemente se trata de un depósito de contenedores (drones) de los cuales se dispuso ilegalmente en el lugar. Aunque los drones ya no están, al día de hoy se desconoce quién fue el responsable. Esto ocurrió durante las investigaciones de la Junta de Calidad Ambiental que comenzaron a principios de la década de los 90.

La EPA supo sobre esta contaminación en Guánica por primera vez en 1994, pero comenzó a investigarla oficialmente en 2018, luego de que la contaminación fuera identificada entre el 2009 y el 2014 por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) y la Universidad de Miami en la bahía.

Remueven miles de toneladas de tierra contaminada

A inicios de este año, la multinacional estadounidense dedicada históricamente a la venta de fertilizantes WR Grace completó una remoción de emergencia de unas 8,598 toneladas de tierra contaminada con PCBs en los patios de 20 residencias y negocios de Guánica, y en la carretera 333 de la Barriada Esperanza. La remoción de los PCBs comenzó en mayo de 2024 y concluyó en febrero de 2025. Esta compañía opera mediante Guánica-Caribe Land Development Corporation, otra empresa que incorporó en los años 90 tras desmantelar las facilidades en el terreno contaminado.

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Carretera 333 La carretera 333, conocida como la Ochoa en Guánica, también fue descontaminada. Foto por Norenid Feliciano | Centro de Periodismo Investigativo

Según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, los PCBs son potenciales carcinógenos cuya exposición a largo plazo en el ambiente se ha asociado con el desarrollo de condiciones crónicas como desórdenes en el hígado, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, efectos en el sistema inmune y reproductivo.

La sustancia química se desplazó mediante escorrentías hasta la Barriada Esperanza y la bahía, proveniente desde los terrenos de la empresa donde históricamente operó la fábrica de fertilizantes Ochoa Fertilizer, además conocida como la Caribbean Nitrogen, y antes de eso, González Chemical. Cuando la fábrica operaba, WR Grace era la dueña, según la EPA.

Por las altas concentraciones que la EPA encontró en la comunidad, sumado a otros estudios científicos que también identificaron PCBs en la Bahía de Guánica, se incluyeron los lotes contaminados en la Lista de Prioridades Nacionales del programa Superfondo. Este programa limpia los lugares más contaminados por sustancias tóxicas en Estados Unidos y sus territorios.

Los vecinos, algunos de los cuales han vivido toda su vida en la Barriada Esperanza, contaron al Centro de Periodismo Investigativo (CPI) que el proceso de remoción ha sido uno difícil por el limitado acceso a información durante los trabajos, y lo consideran tardío por las seis décadas que pasaron y que, estiman, estuvieron expuestos a múltiples fuentes de contaminación ambiental.

“Cuando nosotros nos enteramos de esta situación, fue bien alarmante porque nadie nunca nos dijo, y entonces ya toda nuestra vida había pasado ahí”, dijo Benjamín Toro de 72 años quien se crió en la barriada. “Te estoy hablando de cinco o seis familias de esta calle, hasta llegar a donde empieza la barriada, que todas han tenido problemas de cáncer de garganta, del estómago, y algunos como yo, de cáncer de piel”, dijo.

Toro contó que los representantes de la compañía WR Grace en Puerto Rico fueron a su casa en 2024 luego de que su familia insistiera en que muestrearan su terreno. Sin embargo, cuando por fin llegaron a hacer el trabajo, solo tomaron muestras a cuatro pulgadas desde la verja de su casa hacia el exterior. “Nunca entraron al patio de mi casa”, narró el residente que al día de hoy todavía espera los resultados sobre las muestras que tomaron de su residencia el año pasado.

Benjamin Toro
Benjamín Toro El residente Benjamín Toro, en el centro, durante la reunión para la presentación de hallazgos del investigador Naresh Kumar, de la Universidad de Miami, el año pasado. Foto por José Miguel Morales | Centro de Periodismo Investigativo (Jose Miguel Morales)

“¿Cómo yo sé que los terrenos quedaron limpios? La bola está en la cancha de ellos. ¿Cómo yo sé que lo que hicieron en mi casa fue efectivo? ¿Cómo yo sé por qué no limpiaron el resto?”, cuestionó Toro, quien es líder de una iglesia y organización comunitaria en la barriada que también ha servido de punto de encuentro para sobrevivientes de cáncer. Al momento, dijo, la comunidad no tiene ninguna evidencia de que sus terrenos estén limpios de PCBs, no saben cuáles son todas las residencias impactadas y con qué profundidad fueron descontaminadas por la compañía WR Grace.

El CPI indagó sobre los reclamos de Toro con la EPA y WR Grace, pero ninguna quiso comentar.

Tras concluir esta remoción de emergencia de los terrenos, la EPA asegura que, hasta el momento, no se conoce ningún riesgo a la salud humana en la Barriada Esperanza. En febrero inició la fase de investigación remedial para identificar hasta dónde se extiende la contaminación por PCBs en otras áreas cercanas y en la bahía de Guánica.

En el proceso remedial, “pudieran darse otras acciones de remoción, dependiendo de que se encuentre una contaminación que represente un peligro inminente”, dijo al CPI Guillermo Hernández, coordinador de este predio del Superfondo en Guánica.

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Colectivo Las visitas de orientación por parte del Colectivo de Residentes de Guánica continuaron en mayo, izquierda. Mientras que profesores y estudiantes de la Escuela Graduada de Salud Pública apoyaron en junio a la organización para estudiar la prevalencia de enfermedades crónicas en la Barriada Esperanza, posiblemente relacionadas a la exposición ambiental a PCBs. Fotos suministradas

El 89.7% del material removido de la comunidad Esperanza en Guánica por la compañía WR Grace fue desechado en Peñuelas Valley Landfield, vertedero que Adalberto Bosque, supervisor del programa Superfondo, dijo al CPI fue preparado específicamente para disponer de ese material. El restante 10.3% se desechó en el vertedero de West Management Lake Charles en Luisiana, Estados Unidos, por tener una concentración de PCBs sobre 50 partes por millón. La EPA dijo al CPI que en Puerto Rico no hay vertederos con capacidad para desechar esos niveles de contaminación.

Tras la limpieza, la legislatura municipal de Peñuelas prohibió, mediante una ordenanza aprobada en octubre de 2024, el desecho de más PCBs en los vertederos de su pueblo. A su vez estableció penalidades para aquellos que incumplan con la medida. La EPA asegura que el desecho de tierra contaminada con PCBs en Peñuelas culminó antes de que la medida fuera aprobada por el alcalde.

Los PCBs fueron utilizados históricamente como lubricantes en transformadores eléctricos y otros equipos industriales hasta que la EPA prohibió su manufactura en 1979 en Estados Unidos.

En 2015, un equipo de científicos de la Universidad de Miami encontró en la Bahía de Guánica la segunda concentración más alta de PCBs en el mundo, y la empresa WR Grace es una de las tres partes potencialmente responsables de esta contaminación. Las otras partes identificadas como responsables fueron la Autoridad de Energía Eléctrica, dueña de cerca de una cuerda de terreno donde aún opera una subestación eléctrica; y la Autoridad de Puertos, que es dueña de otro de los terrenos donde operó la misma línea de producción de fertilizantes.

Tras no lograr un acuerdo con ninguna de las partes para costear la investigación remedial, la EPA la asumió en febrero de este año en colaboración con el Cuerpo de Ingenieros de los Estados Unidos. En agosto, contrató a una empresa con la que coordina el inicio de los trabajos de esta fase en la que podrían identificarse otros responsables.

“Si la agencia hace el trabajo, pues la agencia también tiene la autoridad de ir contra las partes responsables para la recuperación del dinero” eventualmente, aclaró Bosque.

A la EPA le tomó un promedio de ocho años completar este tipo de investigación remedial en los otros 19 predios de Superfondo activos en Puerto Rico.

El caso de Guánica, a la EPA le tomó 28 años investigar y recomendarlo a la Lista de Prioridades Nacionales por considerar que en el 2000, a nivel de la región de Nueva York, (a la que está adscrita Puerto Rico), el caso era de “baja prioridad”, encontró el CPI en 2023.

Disminuyen las visitas de pescadores de orilla en la bahía

Los PCBs son un grupo de sustancias químicas consideradas por la comunidad científica como contaminantes orgánicos persistentes porque difícilmente se degradan, además de que se acumulan en el ambiente.

Según la EPA, “los tipos de PCB que tienden a bioacumularse en peces y otros animales y a adherirse a los sedimentos, resultan ser los componentes más carcinogénicos de las mezclas de PCB. Como resultado, las personas que ingieren peces u otros productos animales contaminados con PCB, o que tienen contacto con sedimentos contaminados con PCB, pueden estar expuestas a mezclas de PCB que son incluso más tóxicas que las mezclas a las que estuvieron expuestos los trabajadores o que fueron liberadas inicialmente al ambiente”.

En 2013 se encontraron tres tipos diferentes de esta sustancia en la bahía de Guánica. En una pequeña muestra de pescados se encontró una concentración de 3.77 partes por millón (ppm). El límite seguro en pescados es de 2 ppm, según la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA en inglés).

Darien López Ocasio, directora del Bosque Estatal de Guánica, reserva natural que administra el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales y que colinda con la bahía, contó que su equipo tomó la iniciativa de instalar dos letreros que recomiendan solo la captura y liberación de pescados en la Bahía de Guánica. Esta medida busca prevenir que las personas consuman organismos potencialmente contaminados.

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Rótulo Uno de los letreros instalados a orillas de la Bahía de Guánica por biólogos del Bosque Estatal de Guánica, conocido popularmente como el Bosque Seco de Guánica. Foto por José Miguel Morales | Centro de Periodismo Investigativo (Jose Miguel Morales)

“Sale de las mismas reuniones que hemos tenido interagencialmente, con la comunidad y donde se identificó la necesidad de poner algún tipo de aviso. Así que consultamos el lenguaje y se decidió preparar esos dos rótulos donde específicamente lo que les advierte a las personas es que solo se recomienda la pesca de captura y liberación”, dijo López Ocasio al CPI.

Datos de una encuesta hecha por personal del Bosque Estatal de Guánica a pescadores en la bahía desde el 2020 al presente muestran que, tras la instalación de estos letreros a mediados del 2024, las visitas y pesca en la bahía han disminuido.

“Parece que la información se ha ido propagando y hay personas que han decidido pescar en otros sitios. Todavía los encuestamos, pero comparado con otros años pues son menos”, dijo la directora del bosque.

A pesar de las observaciones de los biólogos que han visitado el área, la perspectiva de al menos dos pescadores de la zona es distinta. “Yo no he visto un cambio de ninguna manera: la gente siempre está por ahí, la gente está pescando por la orilla, se paran a beber (licor), a pescar”, comentó el administrador de la única pescadería que queda en esa zona. Así también le comentaron al CPI otros visitantes y residentes del lugar.

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Pescador orilla Un pescador de orilla practica la pesca recreativa en la Bahía de Guánica. Al fondo, parte de las estructuras del muelle que administra la Autoridad de Puertos. Foto por José Miguel Morales | Centro de Periodismo Investigativo (Jose Miguel Morales)

Aún se desconocen las vías de exposición al contaminante

La EPA espera por la evidencia que necesita para tomar otras medidas que protejan la salud de la gente que usa la bahía. La ATSDR inició su investigación en marzo de 2023 y dijo al CPI que espera concluirla a principios del 2026 y publicarla en su sitio web. Habrá 30 días a partir de la publicación para recibir comentarios públicos.

Para evaluar los lugares Superfondo, la ATSDR utiliza los datos que produce la EPA para identificar las vías de exposición a la salud. En gran medida depende del progreso de la investigación remedial de EPA para continuar evaluando los riesgos a la salud.

Residentes consultados por el CPI, el alcalde de Guánica y otras organizaciones confirmaron que desconocen sobre el progreso de los trabajos de ATSDR. A pesar de negarse a una entrevista con este medio sobre la investigación, esta agencia que es parte del Departamento de Vivienda federal aseguró por escrito que los trabajos están por culminar.

A preguntas del CPI, el oficial de comunicaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC en inglés), Gabriel Alvarado, dijo que no se investigó la exposición a PCBs por aire, esto a pesar de que un equipo de científicos de la Universidad de Miami encontró, entre el 2013 y el 2019, que el contaminante también se transporta por este medio en la zona del malecón. Este equipo científico también encontró evidencia de que el contaminante se acumula en peces. El CPI preguntó si ATSDR investigó esta vía de exposición, pero la agencia no respondió y se limitó a decir que divulgarán la información con la publicación del informe.

En declaraciones escritas, la EPA dijo que ambas agencias seguirán colaborando durante la investigación remedial para la evaluación de riesgos según la EPA vaya recopilando las muestras que faltan. Aunque puede hacerlo, la ATSDR no está obligada a tomar muestras para investigar todas las vías de exposición según la Ley de Respuesta, Compensación y Responsabilidad Ambiental Integral (CERCLA) que crea el programa Superfondo.

En pausa la reconstrucción del malecón por la contaminación

Mientras terminan las investigaciones de la EPA, el municipio de Guánica tiene una asignación de $4.5 millones del Programa de Revitalización de la Ciudad del Departamento de la Vivienda para reconstruir el malecón. La estructura, que fue afectada significativamente tras los terremotos del 2020, se ubica exactamente en la zona donde hasta el momento se encontró la concentración más alta de PCBs en la bahía (129.3 miligramos por cada kilo de sedimento).

Tras completar el 60% del diseño y en medio de la gestión de los permisos, que inició en 2021, múltiples agencias fueron consultadas por el Departamento de la Vivienda de Puerto Rico. La EPA fue la única que estuvo en contra del proyecto tal cual lo propuso el Municipio porque impactaría los contaminantes que están en el sedimento de la bahía.

Pescadores
Pescadores Los pescadores se preparan al amanecer para salir de la bahía para pescar. Diariamente viajan cerca de tres millas, lejos de la zona contaminada. Foto por José Miguel Morales | Centro de Periodismo Investigativo (Jose Miguel Morales)

“Sometimos comentarios de las preocupaciones que teníamos sobre el diseño y cómo y cuándo se iba a llevar a cabo debido a que esto es en el área adyacente de lo que es el lugar superfondo, que ahora empieza este proceso de investigación remediativa y la investigación remediativa es para tratar de identificar la magnitud y la extensión” de los PCBs en el lugar, dijo Carmen Guerrero Pérez, directora de la EPA en Puerto Rico.

En medio de las negociaciones entre el municipio y la EPA para ajustar el diseño a uno que no intervenga con la investigación de la agencia, el alcalde de Guánica considera que está en una posición difícil.

“Levantan la preocupación sobre que no se remueva el mar o que no se haga ningún tipo de movimiento, pero allí todos los días los pescadores salen de esa rampa y hacen movimientos en el mar, hacen movimientos en esa arena o esa tierra. Las embarcaciones salen todos los días de esa área más cercana donde les preocupa a ellos, entonces, ¿cuándo lo van a atender? ¿Cuándo serán estos estudios?”, cuestionó Rodríguez Ramos en entrevista con el CPI.

Ismael Titi Rodriguez
Ismael "Titi" Rodríguez Al alcalde de Guánica, Ismael Rodríguez Ramos, le preocupa que venza el término para el uso de los fondos para la reconstrucción del malecón. Foto por Norenid Feliciano | Centro de Periodismo Investigativo

El pasado 15 de agosto la EPA rechazó la cuarta revisión del diseño tras “notar que la propuesta también incluye la construcción de estructuras en la tierra”, lee la carta que escribió la agencia al municipio. “Nosotros sabemos la importancia de este proyecto y no estamos aquí para bloquear el proyecto. Yo creo que es una cuestión de tiempo: cuándo es el momento en que debe llevarse a cabo tomando las consideraciones de todas estas investigaciones”, concluyó Guerrero Pérez.

“Tenemos un malecón expuesto donde sí tenemos la preocupación ambiental, pero también tenemos la preocupación de la seguridad de nuestra gente, porque mientras tanto, las varillas [del malecón] están expuestas, hay cemento que se puede caer allí encima de las personas. Tenemos parte de la losa en el piso que ha estado cediendo, que, aunque le colocamos valla para que las personas no entren, siempre hay personas que entran allí”, denunció el Alcalde.

Malecon Guanica
Malecón Guánica La EPA recomendó evaluar cómo y cuándo se realiza la reconstrucción del malecón, dado que está en el área adyacente al Superfondo. Foto por Norenid Feliciano | Centro de Periodismo Investigativo

Si la EPA no avala el diseño, el proyecto no continuará. La preocupación del líder municipal es que no se logre la extensión de la fecha límite para el uso de los fondos de Vivienda, que actualmente es el 2027.

Guaniqueños forman un Comité Asesor Comunitario

En medio de las negociaciones entre tantas agencias y sectores involucrados en la investigación y limpieza de este predio de Superfondo, los guaniqueños se organizan para facilitar la comunicación entre las partes e involucrarse de manera más activa en la limpieza, que va para largo.

“Hay tantos rumores y tantas agencias envueltas en esto que me tienen confundido, y nos gustaría verdaderamente saber quién es quién”. Así se presentó José Marcián Jusino, residente de 75 años de la Barriada Esperanza en la última reunión que convocó la EPA en la comunidad. Se trató de una orientación a los residentes afectados que mostraron interés en formar un Comité Asesor Comunitario reconocido por la EPA.

Residentes Guanica
Residentes Guánica Los residentes recibieron en julio una orientación de la Agencia de Protección Ambiental para formar el Comité Asesor Comunitario. Foto por Gabriela Carrasquillo Piñeiro | Centro de Periodismo Investigativo

El proceso de la agencia federal permite a las comunidades directamente afectadas por la contaminación participar y facilitar la comunicación entre todas las partes involucradas en la limpieza del área Superfondo.

Actualmente, este es el único comité de su tipo en Puerto Rico, y la gestión es una etapa más en el historial de la comunidad por hacer accesible la información sobre la contaminación en esta zona históricamente afectada por el sector industrial y, posteriormente, por los terremotos del 2020.

“Cuando la EPA hizo el Superfondo, ya nosotros estábamos trabajando”, recordó María de los Ángeles Ortiz Rodríguez, una de las coordinadoras comunitarias.

“Sabemos que tenemos un problema y creo que se pueden establecer las estrategias para que, a la vez que se está bregando con eso [la contaminación], se pueda trabajar un desarrollo económico, obviamente con los parámetros de la EPA y las agencias pertinentes”, mencionó Ortiz Rodríguez. “Nosotros tenemos una bahía hermosa, un malecón espectacular, pero tenemos muchos problemas allí”, dijo la educadora, quien lleva una década instruyendo sobre la contaminación desde que fue directora de la Escuela Superior Ocupacional Áurea E. Quiles Claudio, cuyo plantel quedó destruido tras los terremotos del 2020.

Desde el 2014, un equipo de la Universidad de Miami liderados por el científico Naresh Kumar colabora con maestras de esta escuela. El grupo académico alertó a la comunidad sobre la contaminación e investigó el impacto de los PCBs en la salud de los guaniqueños tras una contaminación ambiental que nunca fue atendida por el Departamento de Salud. A este esfuerzo se unió luego la Escuela Graduada de Salud Pública del Recinto de Ciencias Médicas, que el verano pasado condujo un estudio de prevalencia de enfermedades crónicas.

En un esfuerzo aparte del Superfondo, el CPI supo que la EPA colabora con el Servicio Federal de Pesca y Vida Silvestre, la NOAA y el Bosque Seco de Guánica en una Evaluación de Daños en Reservas Naturales. El proyecto, que aún está en una etapa de coordinación inicial, busca estudiar el impacto de la contaminación por PCBs en la biodiversidad del lugar, así como los efectos económicos en la comunidad, detalló María Elena García, coordinadora de participación comunitaria de la EPA.

Esta nota se publica en Metro.PR gracias a una alianza con el CPI. Puedes ver la historia original AQUÍ.

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