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Pesquera sobre el futuro del Súperacueducto: “La verdadera preocupación es tener agua disponible”

El coordinador especial para la estabilidad del agua potable advierte que las fuentes del sistema se deterioran y urge medir con precisión el caudal que llega al área metropolitana.

Fuentes de agua
Lagos (AAA)

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El ingeniero Carlos Pesquera advirtió que Puerto Rico debe comenzar a planificar con urgencia la disponibilidad futura del recurso de agua para sostener el sistema del Súperacueducto, infraestructura que abastece gran parte de la zona metropolitana.

El asesor designado por la gobernadora Jenniffer González Colón tras la crisis de julio enfatizó que el país enfrenta una emergencia operativa hoy, pero una amenaza estructural a largo plazo si no se aseguran las fuentes que nutren al sistema.

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“La verdadera preocupación mirando hacia 30 o 40 años es si tendremos agua disponible. Las fuentes que alimentan al Súperacueducto se están deteriorando, los túneles y canales construidos hace décadas han perdido capacidad y ya no retienen igual”, sostuvo Pesquera en entrevista radial (En Caliente con la Jovet, NotiUno 630).

El ingeniero explicó que el sistema se nutre de varios cuerpos de agua interconectados, entre ellos el Río Grande de Arecibo y los lagos Dos Bocas y Caonillas, que a su vez se comunican mediante canales construidos en los años 30 y 40. Sin embargo, tras eventos como el huracán María, esas conexiones comenzaron a taparse, reduciendo la capacidad de almacenamiento y afectando la confiabilidad del abasto.


“Hoy dependemos casi exclusivamente del lago Dos Bocas”, explicó.

Según el Plan de Estabilización y Resiliencia para el Suministro de Agua Potable, publicado por La Fortaleza, la pérdida de conectividad entre los embalses “limita la resiliencia ante sequías prolongadas” y deja al sistema expuesto a depender de una sola fuente principal. Además, advierte que la sedimentación y el deterioro de túneles reducen la capacidad efectiva del sistema de abasto del norte, lo que podría afectar su confiabilidad en escenarios de aumento de demanda o sequías.

“Estamos perdiendo la capacidad de agua retenida para cuando la demanda del Súperacueducto sea mayor. Hay que mirar más allá de lo que paga FEMA ahora y planificar para un crecimiento poblacional y económico que va a requerir un suministro seguro”, subrayó.

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Un sistema sin medición exacta del caudal

Pesquera reveló además que el país no cuenta con información precisa sobre la cantidad de agua que se transporta y se pierde desde la planta de Arecibo hasta Bayamón, donde se distribuye a la zona metropolitana.

“Hoy no sabemos literalmente cuánta agua deja el sistema en el camino y cuánta llega finalmente a Bayamón. Esa información es crucial”, señaló. “En el informe recomendamos instalar medidores de flujo a lo largo de la red para poder conocer el impacto real de las operaciones”.

Según detalló, el sistema cuenta con múltiples interconexiones en municipios como Barceloneta, Manatí, Dorado y Toa Baja, que van tomando parte del caudal original. Municipios como Dorado, dijo, presentan altos niveles de consumo, lo que reduce el volumen disponible para San Juan.

Superacueducto
Interacciones (Del informe especial a La Fortaleza)

“Hay que ser celosos con el uso de ese recurso. Todos los municipios pueden usar agua, pero debe autorizarse con control y medición. Si no se vigila, San Juan terminará con menos abasto”, advirtió.

El ingeniero destacó como un avance el proyecto financiado por FEMA para aumentar la capacidad del Súperacueducto de 100 a 125 millones de galones diarios, aunque insistió en que el país debe velar por la seguridad de las fuentes y no solo por la infraestructura física.

Además, recordó que en el pasado existían pozos en la zona de Dorado y Vega Alta que podrían reconsiderarse como fuentes complementarias en escenarios de escasez o emergencia. “En algún momento puede ser necesario volver a experimentar con el uso de esos pozos para complementar el sistema”, indicó.

Pesquera también respaldó la implementación de tecnología avanzada y modelos hidráulicos predictivos que permitan anticipar fallas y optimizar el uso del recurso. Según reveló, realizó pruebas con datos operacionales de julio y demostró que “la autoridad puede usar herramientas emergentes para administrar mejor el sistema”.

Planificación a largo plazo

El Plan de Estabilización y Resiliencia para el Suministro de Agua Potable —publicado por La Fortaleza esta semana— coincide con sus expresiones y señala que el sistema de la Región Metro opera bajo una “estabilidad frágil”.Entre los retos identificados:

  • Dependencia de fuentes limitadas y envejecidas,
  • Ausencia de monitoreo en tiempo real del caudal,
  • Pérdida de capacidad en túneles y canales, y
  • Creciente demanda poblacional en municipios del norte y el área metropolitana.

El documento recomienda desarrollar una estrategia de gestión integrada del recurso hídrico que combine rehabilitación de infraestructura, uso responsable y tecnología de control, como condición indispensable para garantizar agua potable a largo plazo.

En paralelo, la AAA adelantó esta semana la subasta para la rehabilitación integral de la Planta de Filtración Sergio Cuevas, con una inversión estimada en $150 millones, proyecto clave para reforzar la red del área metropolitana. El plan contempla modernización de procesos, reemplazo de bombas y restauración estructural, con miras a culminar en 2030.

Pesquera concluyó que el reto no es solo mantener el servicio en el presente, sino asegurar la resiliencia futura del recurso. “El Súperacueducto es una columna vertebral para la zona metro. Tenemos que garantizar no solo la infraestructura, sino el agua misma que la alimenta”, puntualizó.

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