Con el inicio de un nuevo año escolar, madres, padres y cuidadores se preparan con entusiasmo: libros, uniformes, zapatos escolares y otros artículos esenciales ocupan la lista de prioridades. Sin embargo, hay aspectos igual de importantes que a menudo pasan desapercibidos, como las habilidades motoras finas necesarias para el aprendizaje, especialmente el agarre del lápiz.
“Las destrezas motoras finas, como, por ejemplo, abotonarse, amarrarse los zapatos, pasar páginas o manipular pequeños objetos, son fundamentales para su desempeño en la escuela. En particular, el uso adecuado del lápiz, crayones, tijeras y pinceles se relaciona directamente con su desarrollo y autonomía en el entorno educativo", explicó Anette Quiñones, terapeuta ocupacional y presidenta del Colegio de Profesionales de Terapia Ocupacional de Puerto Rico.
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“Durante la etapa preescolar se espera que los niños comiencen a dominar estas herramientas. No obstante, en algunos casos, observamos un agarre del lápiz inmaduro, lo que puede dificultar la escritura y provocar frustración tanto en el menor como en su entorno”, añadió.
Actividades para fortalecer las manos, según Annette Quiñones:
- Comer con utensilios apropiados
- Pintar con crayones gruesos (preferiblemente triangulares)
- Modelar con plastilina
- Recortar, rasgar, enlazar
- Dibujar y colorear sobre superficies verticales como pizarras o papel en la pared
- Usar pinzas, esponjas o juegos de ensartar
Además, explica que la postura al escribir es esencial: el niño debe estar bien apoyado, con pies tocando el suelo, rodillas y caderas en ángulo recto, y el escritorio a la altura del codo. El papel debe colocarse inclinado en dirección de la mano dominante y sujetado con la otra mano.
También, existen accesorios como los “pencil grips” (gomas adaptadas al lápiz) que ayudan a guiar los dedos hacia una posición funcional y cómoda.
“Si el niño presenta dificultad sostenida con la escritura, se recomienda una evaluación por parte de un profesional en terapia ocupacional. Esta evaluación permite identificar limitaciones en las áreas de motricidad fina, gruesa, coordinación visual-motora, estabilidad del tronco y más", explicó Quiñones.
“Un agarre adecuado del lápiz es mucho más que una cuestión de estética en la escritura; es un indicador de desarrollo neuromotor y una herramienta fundamental para el aprendizaje y la autoestima del niño o niña”, concluyó.