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Edadismo en Puerto Rico: una discriminación tan común que pasa desapercibida

Expertos urgen un cambio cultural y estructural para garantizar la dignidad, participación y autonomía de las personas mayores.

Adultos Mayores
Edadismo (Unaihuiziphotography/Getty Images)

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La vejez no es una enfermedad ni sinónimo de incapacidad. Sin embargo, en Puerto Rico persisten los estigmas, prejuicios y prácticas discriminatorias hacia las personas mayores, un fenómeno conocido como edadismo.

Así lo destacaron expertos invitados al podcast Con Los Editores, entre ellos José Acarón, director estatal de AARP en Puerto Rico; el doctor Carlos Colón Ortiz, psicólogo clínico; y la doctora Minerva Gómez, gerontóloga y presidenta de la Asociación de Dueños de Centros de Cuidado de Larga Duración.

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Aquí puedes ver el podcast:

“El edadismo es cómo pensamos, sentimos y actuamos según la edad. Y es el más normalizado de todos los discrímenes sociales”, explicó Acarón, quien alertó que negar el derecho a decidir es una forma de maltrato que atenta contra la dignidad y deteriora la salud física y mental de las personas.

Desde la psicología, el doctor Colón puntualizó que “el edadismo es una creencia falsa, sin sustento científico, que interiorizamos desde jóvenes y que puede limitar profundamente el bienestar emocional y la autoestima en la adultez mayor”. Añadió que se manifiesta incluso desde el lenguaje infantilizante como “manito” o “abuelito”, lo que puede convertirse en microagresiones que invisibilizan a la persona.

Por su parte, la doctora Gómez denunció que el edadismo también se refleja en decisiones impuestas por familiares o en ingresos forzosos a centros de cuidado. “Muchos adultos llegan a los hogares engañados o sin haber sido consultados. La participación en esas decisiones es esencial, incluso si hay algún deterioro cognitivo”, enfatizó. Sin embargo, la doctora también reconoció un cambio en el perfil de las personas que ingresan a los hogares de cuidado prolongado, y que en ocasiones es una decisión propia para tener asistencia y socialización. De hecho, destacó que los hogares no son centros de reclusión y que las personas tienen derecho a entrar y salir, según lo determinen.

Los tres coincidieron en que el Estado ha fallado en darle continuidad a los planes sobre envejecimiento, y que aún se legisla y gobierna desde una visión paternalista que excluye a la población mayor. “En Puerto Rico el 31% de la población tiene más de 60 años, pero solo el 5% de las organizaciones sin fines de lucro atienden directamente a esta población”, denunció Acarón.

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El pódcast también abordó el impacto económico de esta forma de discriminación, la necesidad de adaptar los servicios públicos al envejecimiento poblacional, y la urgencia de fomentar el contacto intergeneracional desde la niñez para prevenir el edadismo interiorizado.

Para los expertos, el cambio requiere voluntad política, educación desde etapas tempranas y campañas de concienciación masiva. Como expresó la doctora Gómez, “la adultez mayor está aquí. Somos parte de esta sociedad y no vamos a desaparecer para que otro ocupe nuestro espacio”.

Te recomendamos estas notas que se trabajaron gracias a una beca de periodismo de la Sociedad Gerontológica de América, la Red de Periodistas sobre Generaciones y la Fundación John A. Hartford:

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