La larga y en ocasiones quijotesca relación entre Donald Trump y Lindsey Graham ha vuelto a tornarse negativa después de que el senador de Carolina del Sur criticara al expresidente por negarse a apoyar una prohibición federal del aborto.
Trump menospreció repetidamente a Graham en la red social de su propiedad, y dijo que se arrepentía de haber apoyado al senador durante su última campaña por la reelección. Graham, un firme opositor al aborto que ha impulsado su prohibición a nivel nacional, no se retractó de sus críticas y dijo que la opinión de Trump era un “error”.
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Pero algunos observadores de la dinámica Trump-Graham creen que ambos republicanos se benefician de su enfrentamiento público.
Para Trump, dicen, distanciarse públicamente de los antiabortistas podría ayudarle a mitigar los ataques del presidente Joe Biden en un tema al que desde hace tiempo los demócratas consideran les ha dado victorias electorales desde que la Corte Suprema de Estados Unidos, con tres jueces nominados por Trump, anuló el fallo del caso Roe vs. Wade. Graham, por su parte, consigue sacar a relucir sus características conservadoras frente a años de críticas en su estado natal de que es demasiado liberal.
El representante estatal John McCravy, un republicano que patrocinó la nueva ley de Carolina del Sur que prohíbe la mayoría de los abortos a las seis semanas de gestación, dijo que no podía percibir cómo el estira y afloja realmente perjudicaba a Trump o a Graham con los votantes.
Trump “quiere ser elegido, y creo que el parecer moderado le ayuda a ser elegido”, dijo McCravy. “Independientemente de lo que digan, creo que él está tomando el lado práctico de esto. Está señalando algo que es cierto y usándolo para demostrar que no es un extremista”.
Los portavoces de la campaña de Trump y de la oficina de Graham en el Senado no se pronunciaron de momento cuando se les preguntó el viernes sobre el desacuerdo.
Desde hace más de una década, Graham ha sido criticado por los conservadores de Carolina del Sur, que le han acusado de doblegarse ante los demócratas en cuestiones que van desde la inmigración y los rescates bancarios hasta las restricciones a las armas y el cambio climático. Pero también se adhiere a las prioridades republicanas en materia de seguridad nacional y una firme defensa de los aliados frente a Rusia y China, defendiendo a Trump cuando se le critica por insinuar que animaría a Moscú a atacar a los aliados de la OTAN a los que considera morosos.
