Antes de que comenzara una ópera-ballet cuyo trasfondo es un conflicto, el bailarín principal de La Scala, Roberto Bolle, el gerente general Dominique Meyer y otros miembros de la compañía de danza, la orquesta y el equipo del escenario aparecieron frente al público al levantarse el telón. Encima de ellos había un letrero con la frase: “Alto el fuego”.
El sentimiento referente a la guerra en Gaza recibió una ovación de pie que duró al menos dos minutos el sábado por la noche antes de la última presentación de “Madina”, una producción original del afamado teatro. Cuenta la historia de una mujer chechena que es manipulada para convertirse en atacante suicida tras quedar huérfana y ser violada por soldados rusos.
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En un papel principal interpretado por la bailarina de La Scala Antonella Albano, Madina se arrepiente en el último momento y arroja su chaleco con bombas dentro de un concurrido café de Moscú.
Albano, el compositor de “Madina”, Fabio Vacchi, y el director musical Michele Gamba también estuvieron entre las docenas de artistas y personal de La Scala que se colocaron debajo de la pancarta.
Fue el primer comentario emitido por las autoridades del teatro de Milán sobre la guerra en Gaza, pero no la primera vez que se adentra en cuestiones políticas por guerras.
El director musical de La Scala, Riccardo Chailly, organizó en abril de 2022 un concierto por la paz en Ucrania, cuyas ganancias se destinaron a ayudar a la población afectada por la guerra. El teatro se unió a otros para retirar al director ruso Valery Gergiev de su programa debido a que no expresó su rechazo a la invasión. Posteriormente, los ucranianos protestaron por la puesta en escena en La Scala de la ópera rusa “Boris Godunov” para la inauguración de su temporada 2022-23.