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Los salvadoreños eligen presidente con la esperanza de que no vuelvan las pandillas

El presidente actual, Nayib Bukele, se presentó a una reelección, aunque es inconstitucional renovar mandato

El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, que aspira a la reelección, saluda a sus seguidores tras votar en las elecciones generales, en San Salvador, El Salvador, el domingo 4 de febrero de 2024. (AP Foto/Salvador Meléndez) AP (Salvador Melendez/AP)

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Las elecciones en El Salvador se desarrollan, por primera vez en su historia, en el marco de un estado de excepción y con un ambiente triunfalista entre los seguidores del principal candidato, el presidente Nayib Bukele, que se presenta a la reelección con amplio apoyo popular pese a la prohibición constitucional para renovar mandato.

Tras votar acompañado de su esposa pasadas las tres de la tarde, el mandatario ofreció declaraciones en las que defendió su política de mano dura contra la delincuencia y las pandillas. Animó a sus votantes a respaldar su proyecto para no perder ni un diputado en la Asamblea y así mantener “la herramienta que nos ha funcionado”, en referencia al régimen de excepción en el que permanece el país desde hace casi dos años.

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La popularidad de Bukele está apuntalada en el cambio en el ambiente de seguridad que, según encuestas de opinión ciudadana, se vive el país centroamericano. En el pasado, El Salvador fue señalado como uno de los más violentos del mundo.

En respuesta a preguntas de periodistas, rechazó las críticas externas a su modelo de seguridad y defendió que El Salvador dejó de ser la capital de los asesinatos del mundo y “no lo hemos logrado con una receta extranjera, sino con el régimen de excepción”.

Apuntó que estas elecciones van a ser una suerte de referéndum, “va a ser el resultado el que va a decir lo que los salvadoreños quieren” y “si la votación masiva demuestra que vivimos en un país democrático libre”, planteó Bukele.

Según encuestas nacionales, más del 80% de la población cree que la situación de seguridad en El Salvador ha mejorado y, tal como cuentan algunos votantes, nadie quiere que las pandillas vuelva a recuperar espacios.

“Necesitamos seguir cambiando, transformando. Hemos vivido etapas de la vida muy duras la verdad. Yo como ciudadano he vivido etapas de la guerra, y con esta situación que vivimos con las pandillas... Ahora tenemos una oportunidad grande para nuestro país. Quiero que las generaciones que vienen, vivan en un mundo mejor”, decía José Dionisio Serrano, de 60 años, orgulloso de ser el primero de la fila, en una escuela convertida en centro de votación, en una zona antes controlada por pandillas.

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Serrano, entrenador de fútbol, dijo que votará por Bukele y su partido Nuevas Ideas. Ha vivido en el área de Mejicanos la mayor parte de su vida, pero tuvo que huir hace unos años cuando miembros de la pandilla Barrio 18 lo amenazaron y le dispararon en el pie. Todavía tiene miedo de llamarla por su nombre; esa pandilla es “la de los números” para él.

Sobre las críticas a Bukele acerca de la reelección prohibida por la Constitución, respondió: “Son leyes pétreas, son leyes que ha hecho el mismo hombre. Pero realmente lo que quiere el pueblo es otra cosa”.

El inicio de la votación estaba previsto para las 7:00 de la mañana (1300 GMT), pero en muchos lugares se atrasó hasta más de una hora, mientras cientos de personas exigían la apertura de los centros de votación para ejercer el sufragio en las elecciones presidenciales y legislativas.

Al inicio de la votación, candidatos de los partidos opositores denunciaron anomalías en la integración algunas de las Juntas Receptoras de Votos en los 1,595 centros de votación.

“Denunciamos que en algunos centros de votación a nivel nacional, Nuevas Ideas, en complicidad con los organismos del Tribunal Supremo Electoral y Fiscalía, impusieron gente que no estaba acreditada, sustituyendo a quienes tenían credenciales o estaban asignadas”, manifestó la diputada Anabel Belloso, del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).

Al trascender las denuncias, la presidenta del tribunal electoral, Dora Esmeralda Martínez, ordenó a las autoridades electorales locales que permitieran el ingreso y el desarrollo de las funciones que le compete a los ciudadanos que fueron seleccionados para integrar las juntas de votación.

La delegación de observadores de la Organización de Estados Americanas (OEA), encabezada por la exvicepresidenta panameña Isabel de Saint Malo, dijo a los periodistas que las elecciones se desarrollaban con tranquilidad.

Sin embargo, se reportaron pequeños incidentes en diferentes puntos del país: un hombre fue expulsado de un centro de votación donde pretendía ejercer el sufragio en visible estado de ebriedad y una mujer fue detenida por las autoridades por destruir las papeletas de votación.

En uno de los centros de votación en la capital San Salvador, otro hombre fue escoltado fuera del lugar, luego que diera un discurso en contra de Bukele, señalando los artículos de la Constitución que prohíben la reelección inmediata.

Entre tanto, en Santa Tecla, Manuel Santillana, de 62 años, observaba junto a su esposa los preparativos para apertura las votaciones en el Centro Escolar Marcelino García Flamenco. “Estamos listos para votar, es un deber que tenemos con nuestro país”, dijo Santillana. “Hay que decir la verdad, todo está tranquilo, sin problemas, digan la verdad”, agregó.

Etelvina Salmerón dijo que estaba lista para cumplir su deber. “Estoy aquí desde las seis de la mañana, espero que abran a la hora indicada, siempre hay problemas, pero yo no me voy hasta que me permitan votar”, dijo Salmerón, que llegó acompañada de su esposa y dos de sus hijos.

Desde hace casi dos años, el país vive bajo un régimen de excepción que se renueva mes a mes por petición de Bukele en el Congreso y que supone la suspensión de derechos ciudadanos fundamentales como el de tener derecho a un abogado o el de ser informado de los motivos de la detención.

Bajo ese contexto, más de 76,000 personas han sido encarceladas —el 90% está sin sentencia judicial— y aunque esa estrategia ha sido ampliamente cuestionada por organizaciones de derechos humanos, constituye los cimientos de la política de mano dura que Bukele planteó para luchar contra la delincuencia y las pandillas en sus últimos años de mandato.

En frente, Bukele tiene como rivales a Manuel “El Chino” Flores, que aparece con el 4.2%; Joel Sánchez, de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena), con 3.4%; Luis Parada, de Nuestro Tiempo, con 2,5%; Javier Renderos, de Fuerza Solidara con 1.1% y Marina Murillo de la Fraternidad Patriótica Salvadoreña con un 1%.

“Yo creo que a estas alturas esto ya está definido. Es bien difícil que alguien le pueda hacer competencia”, manifestó el politólogo Álvaro Artiga, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), dirigida por jesuitas.

Artiga afirma que “hay una especie de culto al gobernante por todos lados” y un ejemplo son las ventas de artesanías y mercadotecnia, donde predominan las representaciones con el rostro de Bukele.

El investigador Joao Picardo, de la Universidad Francisco Gavidia (UFG), destaca también el peso político que tiene el mandatario y afirma que “hay una descomunión entre la gente y los partidos políticos como estructura política”. Dice que los salvadoreños se han “vinculado más con la figura del presidente”.

Otro votante, José Salvador Torres, afirmó estar satisfecho con la situación del país. “Ya voté, para cumplir, me voy tranquilo a esperar los resultados, aunque todos sabemos quién va a ganar”, dijo Torres, de 45 años, un obrero de la construcción que antes de ejercer el sufragio dijo: “Vengo a votar por mi presi”.

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