Moldavia celebró el domingo elecciones locales en todo el país mientras las autoridades dicen que Rusia ha estado llevando a cabo “una guerra híbrida” para socavar el proceso en un país candidato a ingresar a la Unión Europea.
Aunque por lo general las elecciones locales en Moldavia —una nación de unos 2,5 millones de habitantes ubicada entre Rumania y Ucrania— no atraerían mucha atención internacional, las acusaciones de injerencia rusa le añaden una dimensión geopolítica a la votación.
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El domingo se elegiría a casi 900 alcaldes y 11.000 concejales locales para un periodo de cuatro años, incluidos puestos clave como la alcaldía de la capital Chisináu. El proceso fue monitoreado por unos 1.500 observadores nacionales e internacionales. Tras el cierre de casillas a las 9 de la noche (1900 GMT), la participación era de un 41%, según la Comisión Electoral Central. La cifra es prácticamente idéntica a la de las últimas elecciones locales de 2019.
Dos días antes de los comicios, el primer ministro moldavo Dorin Recean anunció que se prohibió la participación de los candidatos del partido prorruso Oportunidad, Deberes, Realización. La agencia nacional de inteligencia de Moldavia publicó el viernes un informe en el que acusaba que Moscú intentaba “influir en el proceso electoral” a través del partido. Unos 600 candidatos resultaron afectados.
“Estamos protegiendo a la República de Moldavia de una red bien organizada de criminales. Se retiró de las elecciones a un grupo criminal organizado, no a un partido político”, dijo Recean durante una conferencia de prensa.