A partir de noviembre, la Marina de Guerra de Estados Unidos empezará a realizar análisis al azar para detectar esteroides y otras drogas de ayuda al rendimiento, una medida a la que los jefes militares se han resistido.
El jefe del Comando Naval de Guerra Especial, Keith Davids, anunció hoy el nuevo plan, señalando que era necesario para proteger la salud y la prestancia militar. Los análisis al azar comenzarán en la Marina, pero el Comando de Operaciones Especiales del Ejército informó que seguirá el ejemplo, aunque no ha fijado una fecha.
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El ejército y la armada tienen las fuerzas de operaciones especiales más grandes y conocidas, como el comando SEAL y la Fuerza Delta, los Boinas Verdes y el Regimiento Ranger del ejército. Con frecuencia, se les asigna las misiones más delicadas y peligrosas. Dados los retos físicos y mentales de la selección y el entrenamiento, así como las presiones de las misiones arriesgadas, algunos consumen drogas que aumentan el rendimiento, aunque las autoridades afirman que son pocos.
El consumo de estas drogas ha sido un problema algo limitado, pero persistente en las fuerzas armadas, aunque los jefes se han negado a aceptar los análisis porque son altamente especializados, costosos y requieren contratos con los pocos laboratorios que los hacen. Las fuerzas armadas han ordenado pruebas ocasionales cuando perciben un problema en uno de sus integrantes, pero deben obtener permiso especial del alto mando para realizar análisis de manera rutinaria y al azar.
Los comandos de fuerzas especiales de la Fuerza Aérea y los Marines dicen que no han pedido un cambio similar.
Según el comunicado de la armada, cada mes seleccionarán cuatro unidades al azar y el 15 por ciento de cada una será analizado, lo que equivale a unos 200 marinos por mes, y los que den positivo enfrentarán sanciones disciplinarias, la separación de la unidad especial o la baja.
Un factor que impulsó el anuncio, elaborado durante meses, fue la muerte de un aspirante a SEAL el año pasado.
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Kyle Mullen, de 24 años, se desmayó y murió de neumonía aguda horas después de finalizar el riguroso examen conocido como Semana Infernal. Un informe concluyó que murió “en cumplimiento del deber, no por mala conducta”. Aunque no se encontraron rastros de drogas ergogénicas en su organismo, un informe del Comando de Educación y Entrenamiento Naval subrayó que no le hicieron análisis de detección de esteroides por falta de muestras de sangre u orina, pero que posteriormente se hallaron frascos de drogas y jeringas en su auto.
La investigación del entrenamiento de los SEAL sostuvo que el consumo de drogas ergogénicas es un problema significativo entre los que buscan ingresar a comandos de elite, y recomendó análisis más rigurosos.