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Esto es lo que hay que saber sobre la ilusión de trabajar desde casa

Durante la pandemia del COVID-19, varios estudios afirmaron que el teletrabajo aumentaba la productividad de los empleados. Sin embargo, nuevas investigaciones desmienten este mito al ver cómo los trabajadores vuelven al entorno de oficina convencional. Metro investiga la situación.

Una imágen que representa teletrabajo
Teletrabajo Las limitaciones tecnológicas, las distracciones en casa y los distintos niveles de apoyo de los empresarios a la hora de crear una oficina en casa son algunos de los factores que han contribuido a reducir el rendimiento de algunos teletrabajadores. (Freepik)

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A medida que la era Zoom va cediendo terreno a las interacciones en persona, asistimos ahora a una migración inversa de los empleados de las oficinas en casa a las salas de conferencias físicas. Si bien las empresas de Wall Street fueron las primeras en instar a sus empleados a volver a sus oficinas tras la emergencia sanitaria mundial, ahora incluso los gigantes tecnológicos exigen un mínimo de tres días de oficina a la semana. Pero, ¿por qué ocurre esto?

Numerosos estudios realizados durante la pandemia de COVID-19 confirmaron que el trabajo a distancia a menudo superaba en productividad a las estructuras de oficina tradicionales. Sin embargo, investigaciones recientes están dando un golpe de realidad. Por ejemplo, un trabajo realizado en 2020 por los entonces estudiantes de doctorado de la Universidad de Harvard destacaba un aumento del 8 por ciento en la gestión de llamadas por hora para los empleados de un minorista en línea que realizó la transición al trabajo remoto. Pero una versión revisada del estudio realizada este año por el Banco de la Reserva Federal de Nueva York confirmó un descenso del 4 por ciento en la eficiencia, ya que los empleados remotos no sólo atendían menos llamadas, sino que también mostraban un descenso en la calidad de las interacciones.

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Esta revisión coincide con otros estudios que llegan a conclusiones similares.

“El reciente regreso a la oficina tiene su origen en la necesidad inherente al ser humano de interacción social y en la creatividad que despiertan los encuentros fortuitos en pasillos y dispensadores de agua. El ámbito digital, por extenso que sea, no siempre puede replicar la riqueza de las colaboraciones en persona, que polinizan ideas en un espacio de trabajo diverso”, explica a Metro Miriam Groom, terapeuta industrial y organizativa y estratega de RRHH residente en Canadá que dirige la empresa de selección de personal Groom & Associates. “Además, las organizaciones reconocen el valor tangible de una cultura corporativa cohesionada, que se alimenta mejor en un entorno compartido”.

El experto cree que el impulso inicial de la productividad durante la pandemia fue en gran medida consecuencia del factor novedad y del excesivo foco que se produjo en la gestión de la crisis. Con el paso del tiempo, la erosión de los límites entre trabajo y vida privada y el agotamiento por la constante interacción digital empezaron a pasar factura.

“El espacio de trabajo digital carece de las demarcaciones espaciales que ayudan a nuestros cerebros a diferenciar entre el ‘modo trabajo’ y el ‘modo hogar’, lo que puede provocar agotamiento, algo que recientes investigaciones están empezando a descubrir”, añadió.

Según Danilo Godoy, fundador de Wahojobs, una plataforma especializada en oportunidades de trabajo desde casa, la disminución del rendimiento de quienes trabajan desde casa es multifacética y varía entre individuos y equipos.

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“Un factor importante es la pérdida de un entorno de trabajo estructurado, que a menudo proporciona un marco para el trabajo enfocado y productivo. Trabajar desde casa puede llevar a veces a aislarse de los compañeros, lo que se traduce en una menor colaboración, lagunas en la comunicación y falta de cohesión del equipo. Muchos han tenido dificultades para establecer y mantener un equilibrio saludable entre la vida laboral y personal mientras trabajaban a distancia, lo que ha provocado agotamiento y disminución de la productividad”, afirma.

Así pues, el futuro del trabajo parece dirigirse hacia un equilibrio moldeado por las experiencias y lecciones aprendidas durante el cambio mundial sin precedentes hacia el trabajo a distancia.

“Es probable que los modelos híbridos que combinan lo mejor del trabajo a distancia y del trabajo de oficina se conviertan en la norma, adaptándose a los distintos sectores y perfiles de los empleados. Estos nuevos paradigmas se apoyarán en tecnologías emergentes y filosofías organizativas que busquen un equilibrio entre flexibilidad y estructura”, concluyó Godoy.

Metro habló con Miriam Groom para saber más.

La clave está en crear un entorno que aproveche los puntos fuertes del trabajo a distancia y en la oficina y mitigue los inconvenientes. Adaptar el enfoque a las necesidades únicas de la organización y sus empleados permite crear un espacio de trabajo atractivo y productivo

—  Danilo Godoy, fundador de Wahojobs

ENTREVISTA

Miriam Groom, terapeuta industrial y organizativa y estratega de RRHH residente en Canadá y fundadora de Mindful Career

P: Háblenos de los pros y los contras de trabajar en la oficina.

- La oficina es una incubadora de creatividad espontánea, fomenta las colaboraciones cara a cara y construye una cultura corporativa tangible. El entorno estructurado suele aportar claridad de objetivos y delimitación entre la vida profesional y la personal. Sin embargo, también implica desplazamientos diarios, el potencial de la política de oficina y, a veces, una falta de flexibilidad que puede no satisfacer las necesidades o situaciones personales de cada uno.

P: ¿Y el trabajo a distancia?

- El trabajo a distancia ofrece flexibilidad a los empleados, lo que a menudo mejora el equilibrio entre la vida laboral y personal y elimina el estrés de los desplazamientos diarios. Es inclusivo, ya que ofrece oportunidades a quienes pueden estar geográficamente alejados. Por otro lado, puede provocar sentimientos de aislamiento, difuminar los límites entre la vida laboral y personal y, a veces, crear problemas de sincronización o cohesión del equipo.

P: ¿Cómo pueden las organizaciones encontrar un equilibrio entre el trabajo a distancia y en la oficina para maximizar tanto la productividad como la satisfacción de los empleados?

- Un modelo híbrido, en el que los empleados puedan elegir su espacio de trabajo en función de la naturaleza de sus tareas, podría ser el término medio. Por ejemplo, el brainstorming y las reuniones de equipo podrían tener lugar en la oficina, mientras que las tareas individuales en profundidad podrían realizarse a distancia. Las organizaciones tienen que fomentar una cultura de confianza, centrada en los resultados más que en las horas, y dotar a sus empleados de las herramientas adecuadas para una integración perfecta con independencia de dónde trabajen.

P: ¿Qué podemos esperar del futuro?

- El futuro es fluido. Las oficinas podrían convertirse en centros de colaboración más que en espacios de trabajo diario. El trabajo a distancia no desaparecerá, sino que se optimizará para subsanar sus deficiencias. La clave estará en la adaptabilidad, donde el foco pasará de “dónde trabajamos” a “cómo producimos los mejores resultados”, garantizando un entorno de trabajo dinámico, global e integrador.

Teletrabajo frente a trabajo en una oficina: estudios recientes

-Los investigadores David Atkin y Antoinette Schoar, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, y Sumit Shinde, de la Universidad de California en Los Ángeles, asignaron aleatoriamente a trabajadores de entrada de datos en la India a trabajo remoto o en oficina. Los trabajadores a distancia resultaron ser un 18% menos productivos.

-Michael Gibbs, de la Universidad de Chicago, y Friederike Mengel y Christoph Siemroth, de la Universidad de Essex, descubrieron diferencias de productividad de hasta el 19% entre los trabajadores remotos de una gran empresa asiática de TI.

-Un trabajo del año pasado reveló que los ajedrecistas profesionales rinden más en partidas cara a cara que en partidas en línea.

-Un experimento de 2022 demostró que las videoconferencias dificultan el pensamiento creativo.

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